martes, 7 de mayo de 2019

UN SÍNDROME FATÍDICO Y AVASALLADOR

Mis queridos hermanos y amigos,

     Estoy seguro que en tu ambiente social o en el laborar, conoces o has conocido personas que se consideran únicos. Son el tipo de individuos que tienen ciertas atribuciones para con los demás, y en lugar de ser sinceros, sus acciones vociferan: “¡Quiero que te vaya bien, pero no mejor que a mí!”Quizás, inadvertida e inconscientemente un gran número de nosotros, nos comportamos de esa manera.

     Es un tipo de comportamiento donde: la envidia, la codicia, la egolatría, el excentricismo, la mediocridad y los celos, forman una amalgama de sentimientos, los cuales son proclives a crear un ambiente tóxico y dañino; especialmente en el campo laboral en donde podríamos vernos tentados por la competencia o la capacidad de otros colegas. Aunque también podemos notar este tipo de comportamiento en otras actividades sociales. A este tipo de conducta se le conoce en la psicología cómo: “Síndrome de Procusto” (Nombre que proviene de la mitología griega).

     Cuenta la mitología que, Procusto tenía su casa en las colinas, donde ofrecía posada al viajero solitario. Allí lo invitaba a tumbarse en una cama de hierro donde, mientras el viajero dormía, lo amordazaba y ataba a las cuatro esquinas del lecho. Si la víctima era alta y su cuerpo era más largo que la cama, procedía a aserrar las partes del cuerpo que sobresalían: los pies y las manos o la cabeza. Si, por el contrario, era de menor longitud que la cama, lo descoyuntaba a martillazos hasta estirarlo (de aquí viene su nombre). Según otras versiones, nadie coincidía jamás con el tamaño de la cama porque Procusto poseía dos, una exageradamente larga y otra exageradamente corta, o bien una de longitud ajustable.

     Procusto continuó con su reinado de terror hasta que se encontró con el héroe Teseo, quien invirtió el juego, retando a Procusto a comprobar si su propio cuerpo encajaba con el tamaño de la cama. Cuando el posadero se hubo tumbado, Teseo lo amordazó y ató a la cama y, allí, lo torturó para “ajustarlo” como él hacía a los viajeros, cortándole a hachazos los pies y, finalmente, la cabeza. Matar a Procusto fue la última aventura de Teseo en su viaje desde Trecén hasta Atenas.

      La conducta de Procusto se define cómo: La incapacidad inconsciente que tiene una persona para reconocer como válidas, las ideas de otros. O en forma consciente, el miedo a ser superado profesionalmente por un compañero de labor o un subordinado, o la envidia hacia ese subordinado. Más abajo algunas características conscientes de los que sufren de este síndrome:

  • ·             Tienen miedo de conocer a personas a las que les va bien, que tengan más conocimientos, capacidades o iniciativas que ellos. Si lo encuentran, les invade una sensación de desconfianza y malestar.


  • ·             Enfocan sus energías en limitar las capacidades, creatividad e iniciativa de otros para que no queden en evidencia sus propias carencias.


  • ·             Son capaces de modificar su posicionamiento inicial si, con ello, deslegitiman al otro.


  • ·             Suelen buscar la complicidad de otros para, entre todos, acabar con aquel que destaque más que ellos.

¿Conoces a alguien así en tu lugar de trabajo, en tu familia o en tu ambiente social?
    
Lastimosamente, la situación laboral se complica cuando la persona que ejerce alguna posición de relevancia, además de sufrir del “Síndrome de Procusto inconsciente o consciente”, también padece del “Efecto o Síndrome de Dunning-Kruger”, o fenómeno que se ha descrito como: la relación entre estupidez y vanidad; conducta que se caracteriza en que las personas con escaso nivel intelectual y cultural tienden, sistemáticamente, a pensar que saben más de lo que saben y a considerarse más inteligentes de lo que son

     El Efecto Dunning-Kruger es un sesgo cognitivo, según el cual los individuos con escasa habilidad o conocimientos sufren de un efecto de superioridad ilusorio, considerándose más inteligentes que otras personas más preparadas, midiendo incorrectamente su habilidad por encima de lo real.

Este sesgo es atribuido a una inhabilidad meta-cognitiva del sujeto de reconocer su propia ineptitud. Debido a que su habilidad real debilitaría su propia confianza, ya que los individuos competentes asumen, falsamente, que otros tienen una capacidad o conocimiento equivalente al suyo, y muchas veces consideran que no poseen la capacidad para ejercer un puesto o un liderazgo. Este es el famoso Síndrome del Impostor”.

     Reflexionemos sobre esto que dijo Martin Luther King: Nada en el mundo es más peligroso que la ignorancia sincera y la estupidez concienzuda, y ahí reside el problema de personas incompetentes y al mismo tiempo afectados por el Síndrome de Procusto…A continuación los atributos de un individuo afectado por el síndrome Dunning-Kruger:

1.         Los individuos incompetentes tienden a sobrestimar su propia habilidad.
2.         Los individuos incompetentes son incapaces de reconocer la habilidad de otros.
3.         Los individuos incompetentes son incapaces de reconocer su extrema insuficiencia.

     Las  Sagradas Escrituras no están al margen de las conductas humanas, en sus páginas encontramos muchas historias que ilustran la incompetencia de líderes narcisistas y los síndromes mencionados, no a través de fábula o personajes mitológicos, sino de vivencias de personajes históricos….

     Todas estas tendencias, comportamientos, trastornos o síndromes tienen un común denominador: "la imagen que adoptamos al obedecer al ángel caído"... Somos producto de la desobediencia y obedecemos a comportamientos donde existe la degradación y el caos, en lugar de la integración y el orden.

     Ejemplos puntuales de personajes que fueron víctimas del Síndrome de Procusto o lo ejercieron sobre otros:

a) José, quien era amado por su padre más que sus hermanos y quien tenía un don de interpretar sueños fue vendido por sus pares. Su túnica de colores resaltó más de la cuenta…, al menos eso pensaron los procustos que lo ultrajaron.

b) David, el humilde pastorcito de ovejas sufrió las malas acciones de un rey Saúl que padecía del síndrome de Procusto y quien, sin misericordia, quiso clavarlo en la pared en varias ocasiones. Al ver que no pudo lo persiguió por los cerros con cientos de soldados para matarlo. Pero, ¿Cuál fue el pecado de David? Mató a 10,000 y Saúl solo a 1,000.

c) Pablo, quien antes era un perseguidor de la iglesia ahora es un líder en ascenso. Pero ninguno de los apóstoles quiso reconocerlo, entrenarlo, patrocinarlo (lo aislaron). Solo Bernabé tenía la seguridad en sí mismo para ver en Saulo a un grande en crecimiento. Lo tomó y capacitó.


Pero, ¿acaso crees que las asambleas religiosas de hoy escapan de este tipo de comportamiento?... 

Definitivamente, ¡No!...

     Lastimosamente, también existen "pastores procustos" asociados con una oligarquía elitista, los cuales se comportan con pensamientos obtusos. Estos consideran que su capacidad cognitiva para dirigir la feligresía nunca debe ser cuestionada por considerarse elegidos. Más, contrario a este tipo de comportamiento, el apóstol Pablo nunca afirmó que era capaz de lograr todo lo que Dios lo llamó a hacer. Simplemente aprendió a mirar más allá de su propia incompetencia, a la competencia de Cristo. Si adoptamos la misma práctica del apóstol, podremos descubrir las bendiciones ocultas en nuestras experiencias y ser tolerantes a las ideas de los demás.

      Cuando nos damos cuenta de que una situación es más grande de lo que podemos manejar, debemos apresuramos a abrir la Biblia y orar en busca de orientación y poder. No que seamos competentes por nosotros mismos para pensar algo como de nosotros mismos, sino que nuestra competencia proviene de Dios.” (2 Corintios 3:5).

   
Todos como hermanos
 
En conclusión, tanto el “Síndrome de Procusto” como el
“Efecto Dunning-Kruger” son comportamientos de la conducta humana. Lo importante, desde su comprensión global, es tener la valentía de analizar si nosotros mismos estamos incursos en uno de estos padecimientos. También puede servirnos para analizar las conductas de los demás, cercanos o lejanos, para criticarlos constructivamente o corregirlos si son dañinos o, simplemente, para comprenderlos y tender un manto de “piedad” sobre ellos, porque como dijo el sabio: "El que carece de entendimiento menosprecia a su prójimo; más el hombre prudente calla." (Proverbios 11:12)

     Cada uno sabrá si es un Procusto, ya sea consciente o inconsciente, un Incompetente, un Impostor, o ninguna de estas condiciones mencionadas. Pero, si alguna de esas condiciones están presentes en nuestro carácter, lo importante es, emular el carácter de Cristo, reconocer las carencias propias que debemos solucionar y apostar por la formación continua para ser humildes y mejorar el conocimiento, porque, “existe un mal, la ignorancia; existe un bien, el conocimiento, pero sólo es útil el conocimiento que nos ayuda a ser mejores”. Sócrates.

¡Dios los bendiga y los guarde!


Frank Zorrilla

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