miércoles, 15 de septiembre de 2021

"CHANTAJE EMOCIONAL: La Violencia Silenciosa que Corroe la Hermandad y Doblega el Espíritu"


      “Doblegamiento del alma donde el corazón se inclina; sentimientos en balanza deshonesta, a merced de caprichos ajenos. 
Pericias burdas, donde el embeleco se oculta. 
La fragilidad, yesca que atiza la osadía; el desdén, agiliza la afrenta.

  Son tus artefactos: culpa, agobio y escasez; verborrea locuaz que desquicia el sentido infundiendo miedo, forjando un cuadro dramático que marchita la hermandad; pavoroso sentir del espíritu vicioso…

¡Pobres marionetas serviles, manejadas con hilos de seda al antojo del titiritero!”—

Frank Zorrilla

      
     Mis queridos amigos y hermanos,

     En la composición poética que acabas de leer, hago referencia a una forma de comunicación agresiva cuyo propósito es obtener beneficios de manera parasitaria mediante la manipulación. Hablo del Chantaje emocional.
 

     ¿Quién no se ha sentido alguna vez manipulado emocionalmente? 

     ¿Quién no ha sido víctima, o incluso victimario, de estrategias insidiosas para lograr un objetivo?

     El chantaje emocional es una técnica de persuasión  ampliamente utilizada en la convivencia social. Aunque puede parecer sutil, se trata de una forma de violencia psicológica que se vale de la debilidad de carácter, la incertidumbre o la culpa para obtener lo que se desea, sin considerar la voluntad ni los sentimientos del otro. 

     La psicóloga Susan Forward lo definió como:

     "Un arma poderosa en las manos de quienes temen perder poder, amor o control. El chantaje emocional es una trampa que explota nuestros miedos más profundos para manipularnos."

     Es común asociar el chantaje emocional con la manipulación psicológica, pues ambas buscan coartar la libertad a través de la obligación, el miedo o la culpa.  
    
     ¿Desde qué edad aprendemos a utilizar
 el chantaje emocional? 

     Los expertos señalan que el desarrollo de la personalidad en la adolescencia, junto con otros factores psicológicos, influye en este tipo de comportamiento. Así, aquellos que usan el chantaje emocional como patrón habitual tuvieron experiencias tempranas de manipulación. En ellas, se les incentivaba a cambiar su comportamiento a través de sentimientos de culpa, obligación y temor a las represalias

     Esa programación mental se va reforzando con los años y sirve de estímulo para resolver situaciones conflictivas u obtener beneficios mediante el control de quienes les rodean. Una vez  que el chantajista se da cuenta de que este tipo de comunicación provee los resultados que desea, la repite una y otra vez, convirtiéndola en  su modus operandi. De ese modo, arrastramos desde la infancia comportamientos nocivos y nos convertimos, quizás de manera inconsciente, en personas tóxicas. 

     ¿Son los padres inconscientemente responsables de que el futuro adulto se convierta en chantajista?

     , en muchos casos, los padres pueden ser responsables de manera indirecta e inconsciente. El chantaje emocional no nace de la nada; se aprende. El hogar es el primer entorno social donde un niño aprende a relacionarse, y si está expuesto a dinámicas manipulativas, las internaliza como normales. 

  • “Si me quisieras, harías esto por mí.”
  • “Me vas a enfermar de los nervios.” 
  • “Estás terminando con mi vida con tus andanzas.
  •  “Siempre me enfermo cuando no dejas de ver la TV y no haces tu tarea.”  

      El filósofo Arthur Schopenhauer advirtió:

     "El hombre puede hacer lo que quiere, pero no puede querer lo que quiere."

     Es decir, nuestras primeras experiencias moldean nuestra manera de querer, exigir y ceder.

     Al crecer, y como seres que aprenden por imitación, replicamos estas formas de querer, exigir y ceder, tanto dentro como fuera del entorno familiar. En ocasiones, incluso las intensificamos para moldear a los demás, ya sea infundiendo sentimientos de culpa, obligación o responsabilidad, o, lo que es peor, provocando temor a represalias. Así, terminamos convirtiéndonos en aquello que tanto rechazamos: titiriteros emocionales.
 

     Por lo tanto, la orientación de los padres o tutores es crucial para la formación mental de los niños y adolescentes, a fin de evitar que normalicen este tipo de conductas. Es necesario trabajar en los siguientes aspectos: 

  •  El aprendizaje inconsciente: impidiendo que adopten el chantaje emocional como un patrón de comportamiento habitual.
  • La complicidad pasiva: Es decir, no pasar por alto cuando un niño emplea la manipulación, y en su lugar, educarlo en valores como el respeto y la comunicación asertiva.   

     Como escribió Friedrich Nietzsche:

     "El que lucha con monstruos debe tener cuidado de no convertirse en uno de ellos."    

         El chantajista emocional suele tener un estilo de comunicación agresivo, carente de asertividad y empatía, pues no respeta el derecho de los demás.

  • “Si no me compras un perfume, ya no seré tu amigo." 
  •  “Voy contigo al médico, pero solo si me presta tu vehículo.”
  •  “Si fueras un buen hermano, me dejarías la habitación más grande.”
  •  “Si te vas, me quitaré la vida.”  

     El chantajista emocional, aunque parezca fuerte, en realidad suele esconder baja autoestima, traumas no resueltos, narcisismo, rebeldía, egolatría o sentimientos de poca aceptación derivada de carencias afectivas en la infancia. Se convierte en esclavo de su propia estrategia, repitiendo el ciclo de manipulación. 

     La víctima, por su parte, ve su libertad coartada, su voluntad anulada y su autoestima debilitada. El filósofo Arthur Schopenhauer lo expresó con crudeza:

     "El hombre es libre en sus pensamientos, pero prisionero en sus relaciones."
         
      El chantaje emocional suele apoyarse en tres mecanismos principales:

     1.  La culpa, para hacer sentir mal al receptor: “¿Cómo puedes abandonarme? ¿No ves que estoy enfermo?”

     2.  La amenaza  o agresión , para generar miedo: “Si no lo haces, te arrepentirás.”

     3.  Los soborno o recompensa condicionada, como medio de lograr el objetivo: “Si me acompañas al viaje, te daré lo que quieras.”

     Y se intensifica aún más cuando hay un vínculo afectivo, ya que el amor, la confianza y la cercanía se convierten en las armas favoritas del manipulador.

  • De padres a hijos:  para imponer obediencia.
  • De padres en divorcio: para que los hijos tomen partido.
  • Entre parejas: donde el amor se usa como moneda de cambio. 

     Toda manipulación psicológica es un acto nefasto, ya que juega con los sentimientos de los demás a expensas de beneficios propios. No obstante, cuando el chantaje emocional se combina con la extorsión (la presión ejercida mediante amenazas para obtener dinero o favores), el daño es aún mayor, pues se convierte en un acto criminal y ominoso. En estos casos, la dignidad e integridad de la víctima corren grave riesgo, y el propio chantajista, sin darse cuenta, también se convierte en víctima de su propia maquinación. 

     ¿Acaso crees que el chantaje emocional o incluso la extorsión son prácticas nuevas?…
   

      Lejos de ser un problema moderno, el chantaje y la manipulación — actividades sociales degradantes que atentan contra la estabilidad emocional y física— existen desde tiempos antiguos, ya que siempre han sido herramientas de dominación. Así lo demuestran relatos contundentes en la Biblia:

  • Jacob y Esaú: Jacob manipuló la necesidad de su hermano para quedarse con la progenitura. Un acto vil y despreciable que causó enemistad entre los hermanos, como también la ira de Dios hacia Jacob.
     “ Y Dijo a Jacob: Te ruego que me des a comer de esas lentejas que guisas, pues estoy muy cansado. Y Jacob respondió: Véndeme en cambio tu progenitura, y así te daré pan y lentejas para que sacies tu hambre.” 
(Génesis 25:30-31).    
    
  •      Judas Iscariote:  Traicionó al Maestro por treinta piezas de plata.

“ ¿Qué me queréis dar en monedas, y yo os lo entregaré?” 
(Mateo 26:14-15). 

  • La advertencia de Salomón: 
“Ciertamente, La extorsión entorpece al sabio, y el soborno corrompe el corazón” 
(Eclesiastés 7:7). 

     Estos episodios demuestran que el chantaje destruye relaciones, siembra enemistad y acarrea consecuencias devastadoras. 
    
     Nunca debemos permitir que la aprobación o desaprobación de los demás condicione nuestra vida. Si eres víctima de chantaje emocional, no caigas en la telaraña de la manipulación psicológica. Y, sobre todo, no te conviertas en victimario.

     En lugar de utilizar la coerción emocional para conseguir lo que queremos, debemos elevar nuestra conciencia y actuar con principios de hermandad, respeto y empatía, evitando las estratagemas que nos convierten en titiriteros emocionales.  

     El apóstol Pablo nos recuerda:

     "Para libertad fue que Cristo nos hizo libres; manteneos, pues, firmes y no os sometáis otra vez al yugo de esclavitud." (Gálatas 5:1)

      El chantaje emocional es una cadena invisible que somete al alma. Romperla implica valentía, amor propio y fe.

     No debemos caer en la telaraña de la manipulación ni convertirnos en titiriteros de otros. La verdadera fuerza está en vivir con hermandad, respeto y empatía, reconociendo que todo poder de dominación sobre el prójimo es efímero y destructivo. 

     "El amor no hace mal al prójimo; así que el cumplimiento de la ley es el amor." (Romanos 13:10)



¡Dios los bendiga y los guarde Siempre!

Frank Zorrilla