Mis queridos amigos y hermanos,
“La mente humana es perezosa y tiende a simplificar las decisiones a través de heurísticas.”
En psicología existe un término muy conocido por los especialistas de la mente humana que, define la forma cómo el ser humano percibe la realidad; se le denomina: “Sesgo Cognitivo.” En el argot popular podríamos llamarlo: “filtro para procesar lo que vemos y oímos desde nuestra perspectiva.” En términos prácticos, me estoy refiriendo a ese efecto psicológico que provoca una alteración del procesamiento de la información, lo que permite o genera en las personas, una distorsión o interpretación irracional de la percepción de la realidad; lo que invita a los expertos de la mente humana a pensar que esa interpretación de la realidad en las personas, no es más que, una predisposición psicológica para llegar a conclusiones rápidamente, a pesar de carecer de toda lógica. Entonces, podemos también denominarlo: “prejuicios cognitivos” o “Atajos mentales.”
Los seres humanos en la medida que crecemos, nos moldeamos a ver la realidad a través de filtros de vivencias y experiencias. En palabras simples, la gran mayoría de nosotros, no ve la realidad de manera objetiva, sino más bien, subjetiva. Añadimos ciertos parámetros, cambiamos el lente para ver las cosas, e introducimos ciertos valores prejuiciados para interpretar lo que nuestros sentidos nos permiten captar. En fin, interpretamos la realidad conforme a la crianza, conforme a cómo filtramos esa realidad en nuestro cerebro.
“El miedo a perder es más intenso que el placer de ganar, por lo que tomamos decisiones irracionales basadas en evitar riesgos.”
La génesis del término: “sesgo cognitivo” en psicología fue introducida por Daniel Kahneman en 1972, y surgió de su experiencia con la imposibilidad de las personas de razonar intuitivamente con órdenes de magnitudes a gran escala. En efecto, la etimología de la palabra: “Sesgo” se deriva del antiguo provenzal al francés antiguo, significando: “de lado, de reojo, algo visto rápidamente sin analizarlo.” Es así que cuando estamos frente a diversas informaciones, solemos dar mayor credibilidad a aquellas relacionadas con nuestras propias creencias, y tomamos, en base a ellas, decisiones que pueden estar “sesgadas” debido a la omisión del resto de la información. Es decir, llegamos a conclusiones rápidas y apresuradas sin existir una base analítica procesada a través del intelecto.
Un mensaje, una visión puede ser compartida a una multitud, y cada quien interpreta lo escuchado o visto de manera distinta. Pero, ¿por qué se produce esa dicotomía o interpretación de la realidad cuando todos escucharon o vieron el mismo mensaje?…
Según los expertos, los prejuicios cognitivos obedecen a determinados procesos donde, tanto influye: el procesamiento heurístico o atajos mentales, a las motivaciones de carácter emocional y moral, como también la influencia social. No obstante, y según las investigaciones hechas por la psicología cognitiva, existen numerosos sesgos, los cuales son estudiados para corregir el flagelo que estos producen en el entramado social. Aquí la lista de los sesgos más estudiados.
- Sesgo de correspondencia: Es la tendencia a atribuir en exceso el comportamiento de otros a características internas y estables de su personalidad, ignorando los factores situacionales o contextuales que pueden haber influido en dichos comportamientos.
- Sesgo retrospectivo: Mediante este sesgo, percibimos los eventos pasados como más predecibles de lo que fueron. Es una trampa cognitiva que distorsiona nuestra percepción del pasado. ¡Nuestra memoria es selectiva y reconstruye los recuerdos de forma distorsionada!
- Sesgo de confirmación: Somos proclives a encontrar o recordar información que refuerce nuestra postura y confirme nuestras percepciones o hipótesis previas. ¡Somos proclives a querer influenciar con nuestras creencias y descartar aquellas que las contradiga!
- Sesgo por interés personal: Tendemos a percibir nuestros fracasos como circunstanciales, pero consideramos que nuestros éxitos son debido a nuestro mérito. ¡La falta de control personal nos hace más propensos a tomar decisiones irracionales!
- Sesgo de favoritismo endogrupal: Es esa tendencia a valorar de forma positiva a los miembros de su propio grupo. Sin embargo, no tienen la misma valoración para otros grupos. Los demás están equivocados. La mentalidad de grupo nos lleva a tomar decisiones irracionales solo para estar de acuerdo con los demás.
- Efecto Halo: Si identificamos un rasgo positivo en una persona, tendemos a extrapolarlo a todas sus facetas. Lo mismo ocurre en lo que respecta a los rasgos negativos.
- Efecto del falso consenso: Este sesgo sucede cuando pensamos que existen más personas en acuerdo con nuestra opinión de la que realmente es. Son personas que consideran que su visión del mundo es compartida por muchos.
- Efecto Forer: A este sesgo también se le denomina: Falacia de validación personal. Esa tendencia a sentirnos identificados por descripciones de personalidades generales que puede identificar a cualquiera. Como por ejemplo en los signos zodiacales. ¡El cerebro humano es propenso a creer en supersticiones y patrones que en realidad no existen!
- Efecto Arrastre: Se denomina así a la tendencia a seguir o copiar modas o hacer algo que mucha gente hace sin hacer una reflexión sobre eso que queremos copiar. ¡La tendencia a seguir la norma social nos impide cuestionar las decisiones colectivas y buscar alternativas más racionales!
Sin duda, los sesgos cognitivos pueden ser de utilidad en algunos casos, pero también pueden llevarnos a cometer graves errores o equivocaciones. De ahí que debemos tener cuidado con los prejuicios cognitivos; ya sean estos positivos o negativos, porque esos prejuicios no son más que una distorsión de la realidad de acuerdo a nuestro criterio o procesamiento mental.
No obstante, ¿son los sesgos cognitivos, atajos mentales o prejuicios cognitivos una tendencia nueva en el comportamiento humano?… Desde luego que ¡No! Ya el sabio Salomón nos advertía sobre el error de emitir juicios o tomar ciertas acciones sin razonar conscientemente sobre la objetividad de la realidad que nos ocupa. “Hijo mío, sé prudente y no pierdas de vista la discreción, porque ellas te llenarán de vida y te adornarán como collar.” (Proverbios 3:21-22). La prudencia es una virtud que dispone la razón práctica para discernir en toda circunstancia, nuestro verdadero porvenir. La prudencia es sinónimo de cordura, de sensatez, de buen juicio. “No es bueno actuar sin pensar; la prisa es madre del error.” (Proverbios 19-2).
Los sesgos cognitivos, atajos mentales o prejuicios cognitivos deben ser cambiados por la “prudencia”, porque esta es una propiedad de Dios. Así lo podemos corroborar en la reflexión que hace Salomón cuando dice: “Yo, la sabiduría, habito con la prudencia, y hallo el conocimiento y la discreción.” (Proverbios 8:12). Ser prudente es tener o mostrar un juicio cuidadoso sin sesgos o atajos mentales, ni emocionales, ya que nuestras emociones juegan un papel fundamental en nuestras decisiones y a menudo nos llevan a cometer errores.
En resumen, los sesgos cognitivos o atajos mentales, son un ejemplo de hasta qué punto, nuestros pensamientos adoptan rutas insospechadas, muchas de las cuales, desafían la racionalidad, la prudencia y la cordura, llevándonos a tener una visión distorsionada de la realidad objetiva y haciendo que esa percepción de la realidad nos conduzca a cometer errores; tanto en la evaluación de personas y/o de circunstancias. Esto es así, porque al hacer un análisis a la ligera sin antes procesar lo que vemos y oímos desde una perspectiva razonable, y al tomar en cuenta variables subjetivas en lugar de objetivas, despreciamos la oportunidad de edificarnos en una nueva visión del mundo.
Recordemos que: “Nuestra mente es una fábrica de prejuicios y, a menudo, nuestras intuiciones están equivocadas.”
¡Dios los bendiga y los guarde!
Frank Zorrilla