Mis queridos amigos y hermanos,
Como
seguidores de Cristo, surge una pregunta fundamental:
¿Cuál debe ser nuestra participación
dentro de una sociedad organizada?
¿Acaso debemos mantenernos al margen de la vida política únicamente por seguir el evangelio?...
Muchos creyentes deciden apartarse de la política al iniciar su caminar en la fe. Entre las razones más frecuentes se encuentran:
1. El temor de no ser fieles al evangelio al involucrarse en asuntos de poder.
2. El riesgo de desviarse o sucumbir a la ambición y la corrupción. cristianos.
3. La percepción de que la política es un obstáculo para la santificación y el crecimiento espiritual debido a la falta de integridad.
4. La influencia de ciertas doctrinas eclesiales que desalientan la participación en asuntos políticos.
El filósofo Arthur Schopenhauer lo expresó con crudeza:
"La política es un juego de intereses donde la verdad rara vez tiene lugar."
Todas estas razones son comprensibles, pero la Biblia nos muestra ejemplos de hombres de Dios que sirvieron en cargos políticos sin comprometer su fidelidad al Señor:
- José en Egipto (Génesis 41:40).
- Daniel en Babilonia (Daniel 2:48).
- David en Israel (2Samuel
5:4).
- Salomón en Jerusalén (1Crónicas 29:23).
- José en Egipto (Génesis 41:40).
- Daniel en Babilonia (Daniel 2:48).
- David en Israel (2Samuel 5:4).
- Salomón en Jerusalén (1Crónicas 29:23).
La Palabra confirma:
"Cuando los justos gobiernan, el pueblo se alegra; mas cuando domina el impío, el pueblo gime." (Proverbios 29:2)
¿Debe un cristiano mantenerse al margen de la política?
Algunos creyentes sostienen que un verdadero cristiano debe ser "apolítico". Esta neutralidad política, que predica el no involucramiento de un hombre de fe en decisiones de carácter gubernamental, está basada, en gran medida, en una interpretación errónea de Mateo 22:21. Allí Jesús declaró:
“¡Dad al César lo que es
del César y a Dios lo que es de Dios!.” (Mateo 22:21)
Sin embargo, el contexto de estas palabras no es un llamado a la indiferencia política, sino a cumplir nuestras responsabilidades civiles sin descuidar nuestra lealtad a Dios. Jesús nos enseña a ser ciudadanos ejemplares, obedeciendo las leyes humanas mientras no contradigan las divinas.
El escritor George Orwell advirtió:
"La política es el arte de mentir con convicción."
Y sin embargo, la Biblia nos recuerda el camino opuesto:
"Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno; y qué pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, amar misericordia, y humillarte andando con tu Dios." (Miqueas 6:8)

El filósofo nihilista Emil Cioran lo expresó así:
"Las utopías políticas son cárceles para el espíritu, donde se sofoca lo humano en nombre de lo colectivo."
En contraste, Jesús afirmó:
"Vosotros sois la sal de la tierra... Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder." (Mateo 5:13-14)
El poder y la influencia política de estos grupos les ha permitido ejercer un control significativo sobre los sistemas legislativos a nivel global, promoviendo propuestas de ley liberales y reformistas que contradicen los preceptos bíblicos y erosionan los principios morales que en el pasado se defendían con firmeza. Estas leyes no solo les otorgan derechos, sino que les conceden mayor libertad para imponer sus agendas, ampliando su alcance e influencia sobre los diversos sectores que conforman la moderna y emancipada sociedad pluralista.
Todo esto ocurre bajo el amparo de marcos constitucionales establecidos, lo que refuerza aún más su capacidad de acción.
La inercia de estos grupos, ya ha tomado un impulso descomunal; por lo tanto, si no participamos activamente en las decisiones que se promueven en la sociedad a través de la vida política de un país, y si no somos participes de un movimiento que bloquee esos planes malévolos, nuestras futuras generaciones estarán sometidas al capricho de unos cuantos hijos de desobediencia.
Es el caso de los Estados Unidos de América es ilustrativo:
- Aunque su lema nacional es "En Dios confiamos", se ha intentado eliminar la fe del espacio público.
- Se ha legalizado el aborto y los matrimonios entre personas del mismo sexo en muchos estados.
- La adopción y la gestación subrogada se han desvinculado de los principios bíblicos sobre la familia.
- La legalización de drogas y el fácil acceso a armas muestran un alejamiento de los valores divinos.
- Aunque su lema nacional es "En Dios confiamos", se ha intentado eliminar la fe del espacio público.
- Se ha legalizado el aborto y los matrimonios entre personas del mismo sexo en muchos estados.
- La adopción y la gestación subrogada se han desvinculado de los principios bíblicos sobre la familia.
- La legalización de drogas y el fácil acceso a armas muestran un alejamiento de los valores divinos.
Como podemos apreciar en esa amalgama de leyes establecidas en la Unión Americana, existe un denominador común. Un plan siniestro para estropear y socavar la reivindicación del hombre ante Dios, incrementando el distanciamiento de éste y el Creador, y menospreciando el gran sacrificio de redención en la cruz del calvario.
¿Cree usted que el poder político de esos grupos se limita en las fronteras de USA?
Desafortunadamente, la influencia que ejerce esta potencia mundial se expande a través de tentáculos transculturales a nivel global, afectando la moral y los valores espirituales en muchas otras sociedades del mundo.
Frente a este panorama, la pregunta clave es inevitable:
¿Cómo podemos frenar el avance de ideologías contrarias a los principios cristianos en los organismos del poder? -
La respuesta es clara: con nuestra participación activa en la vida política y social de nuestras naciones. No podemos quedarnos de brazos cruzados, permitiendo que otros dicten el futuro de nuestras sociedades sin levantar la voz en defensa de nuestros valores.

- Si callamos, otorgamos.
- Si no participamos, otros impondrán sus agendas.
- Si no somos parte de la solución, nos convertimos en parte del problema.
Se necesita nuestra activa participación en los asuntos relacionados con la promulgación, toma de decisiones, aprobación, rechazo y puesta en ejecución de leyes que puedan soslayar o implicar imposiciones contrarias a los valores que he citado anteriormente.
El evangelista Billy Graham fue categórico:
"Cuando un hombre de Dios calla en asuntos de moral pública, ha fallado en ser la voz profética que el mundo necesita escuchar."

Helena G. de White expresó con profunda claridad:
“La mayor
necesidad del mundo es la de hombres que no se vendan ni se compren. Hombres
que sean honrados y sinceros en lo más íntimo de sus almas. Hombres que no
teman dar al pecado el nombre que les corresponde. Hombres cuya conciencia sea
tan leal al deber como la brújula al polo. Hombres que se mantengan de parte de
la justicia, aunque se desplomen los cielos."
Solo quienes temen a Dios poseen estas cualidades. Si personas con este carácter incursionaran en la política, nuestras naciones serían grandemente bendecidas.
¿Quieres ser tú la diferencia?
¡Qué la gracia y las bendición de Dios te alcancen y te guíen en cada decisión!
Frank Zorrilla