Mis queridos amigos y hermanos,
Entre las fascinantes revelaciones que nos ofrecen las Sagradas Escrituras sobre el origen del hombre sobre la Tierra, en el libro de Génesis: "Entonces el Señor Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz el aliento de vida; y fue el hombre un ser viviente". (Génesis 2:7), podemos contemplar un Ser con capacidad de crear; formó de lo inanimado o materia mineral amorfa, un ser animado con capacidad cognitiva.
Desde el punto de vista científico, la composición del hombre a nivel de partícula sub atómica y a nivel biológico corresponde con exactitud a los mismos bioelementos encontrados en el subsuelo que conforma la biosfera de nuestro planeta Tierra. Es decir, que literalmente, se utilizó polvo terrestre como fuente o materia prima para crear la parte material del primer hombre.
En cuanto a la parte inmaterial del hombre; aquella que corresponde a esa energía que dio vida a sus órganos y le dio capacidad cognitiva para crear y razonar, dándole el distintivo de mayordomía sobre lo creado, no existe otra explicación sino aquella que denota la semejanza que tomó el hombre de quien lo creó. "Y dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y ejerza dominio sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo, sobre los ganados, sobre toda la tierra; y sobre todo reptil que se arrastra sobre la tierra". (Génesis1:26).
Ahora bien, para aquellos con tendencias ideológicas feministas, los cuales pudieran argumentar, el por qué no fue la mujer la primera creación de Dios en lugar del hombre, la misma ciencia genética provee la respuesta. Los seres humanos tienen 23 pares de cromosomas, pero sólo el hombre posee los genes necesarios para diferenciar el sexo (cromosomas "X" y cromosomas "Y"). La mujer no puede producir un hombre, ya que no posee cromosoma "Y"(en lugar del cromosoma "Y" tiene dos cromosomas "X"). Por lo tanto, el hombre tuvo que ser creado primero.
¿Cómo explica la Biblia y la genética la creación de la primera mujer?
El libro de Génesis nos da respuesta a esa pregunta: "Entonces Jehová Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán y, mientras éste dormía, tomó una de sus costillas y cerró la carne en su lugar. Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer y la trajo al hombre". (Génesis 2:21-22)
Como podemos notar en el versículo anterior, Dios no fabricó otro muñeco de barro como hizo con el primer hombre, más tomó una parte del cuerpo, y la utilizó para su nueva creación. La creación de la "ayuda Idónea"...
"Y el Señor Dios dijo: No es bueno que el hombre esté solo; le haré una ayuda idónea." (Génesis 2:18). Es decir: Dios quizo crear a la pareja idónea existiendo entre ellos una interrelación biológica única. Literalmente, la primera mujer creada poseía los huesos y la carne del primer hombre creado por Dios.
Analizando lo expuesto en Génesis 2:21-22, podemos encontrar características funcionales de la medicina moderna y de ingeniería genética. En el argot científico, la Biblia está narrando un procedimiento quirúrgico donde:
- Primero, se durmió al paciente. Es decir, se aplicó una anestesia total para insensibilizar y proceder con la intervención quirúrgica.
- Segundo, y mientras el paciente estaba en estado inconsciente, se procedió a remover o extraer un hueso (una costilla).
- Tercero, se saturó la herida, cerrando el periosteum para dar por terminada la cirugía.
El proceso más trascendental de esta narración, es la creación de otro ser viviente usando un hueso como materia prima. Es decir, que Dios ejecutó la primera "clonación" (proceso mediante el cual, de manera no sexual, se obtienen dos células, moléculas u organismos no idénticos ya desarrollados).
Un dato muy importante es el hecho de que el número de huesos en un hombre adulto es de 206, pero Moisés (autor del libro de Génesis) especifica un hueso en particular, "una costilla".
¿Por qué Dios no eligió otro hueso del cuerpo, o quizás un órgano para crear a la mujer?... Al parecer, el cirujano que llevó a cabo dicho procedimiento, conocía muy bien el aspecto genético y biomolecular del hombre. En efecto, los conocimientos científicos a nivel de ingeniería genética y de tejidos que poseemos hoy nos indican que, "las costillas", son los únicos huesos que pueden regenerarse; además de contener "Médula Ósea" (Un tipo de tejido biológico flexible que se encuentra en el interior de los huesos largos como es el caso de: las vértebras, costillas, esternón, huesos del cráneo, cintura escapar y la pelvis).
¿Qué utilidad tiene la Médula Ósea roja; en particular la que se encuentra en el tejido esponjoso de los huesos planos, como el esternón, las vértebras, la pelvis y las costillas? Pues esta tiene la función hematopoyética. Es decir, de esta se extraen las "Células Madres" responsables de formar todas las células y derivados celulares que circulan por la sangre. Por lo que la medicina moderna, usan esas células para dar origen a diversas células del organismo e inclusive, la creación de órganos para fines de implante.
Es verdaderamente sorprendente cómo la Biblia, siendo un libro no científico, narra con detalles médicos, un proceso quirúrgico, y al mismo tiempo, habla sobre una clonación, miles de años por anticipado (según algunos teólogos @ de 3,600 años, cuando fue escrito el Pentateuco). En efecto, el hombre de ciencia descubre de una forma accidental en 1842 un fármaco para bloquear la sensibilidad táctil y dolorosa de un paciente sin comprometer la conciencia, dando paso a la anestesia. Y en cuanto a las "Células Madres", apenas se comenzaron a usar en el año 2002, pero aún en el año 2012 no existían estudios concluyentes en humanos, por lo que su uso ha sido vetado por algunos países debido al riesgo que existe incluyendo su uso en la clonación de células.
En conclusión, quedamos maravillados cuando la ciencia confirma eventos bíblicos tan significativos teniendo en consideración la carencia de tecnología y conocimiento de la civilización antigua. Esto significa que, los escritores de la Biblia solo servían como instrumento para plasmar verdades absolutas inspirados bajo la dirección de lo divino. Como dijera aquel físico, matemático, astrónomo, inventor, filósofo y alquimista inglés Sir Isaac Newton: "Hay más señales de autenticidad en la Biblia que en cualquier historia profana".
¡Dios los Bendiga y los guarde!
Frank Zorrilla