Mis queridos amigos y hermanos,
Nosotros los cristianos adoramos y reverenciamos a un Dios con múltiples características y diversas facetas. El Dios de la Biblia, es un Dios: “Eterno, celoso, condicional, de pactos, de promesas, sustentador , inspirador, guerrero, protector, de amor y de compasión”.
En las Sagradas Escrituras encontramos una inmensa cantidad de información, que narran las experiencias vividas por hombres de la antigüedad con ese Ser Omnisciente y Omnipotente. Cada uno de ellos, con una perspectiva y una visión única.
Si analizamos detenidamente el sentir de esos hombres, y la forma como ellos describen al Dios que adoraban, encontraremos un sin número de descripciones; algunas afines y congruentes, y otras completamente distintas. Pero ese mismo Dios, con tantas facetas, tenía un objetivo en común: ¡La redención de la humanidad a través de las diversas etapas de cambio o de transformación que sufre el hombre con el tiempo! Dios escogió a estos hombres con un propósito definido, los escogió porque conocía sus caracteres, sus flaquezas o puntos débiles y sus fortalezas o puntos fuertes.
Analicemos al Dios de algunos de estos personajes bíblicos...
¿Qué tiene en común el Dios que adoraban los hebreos?...¡Es un Dios ETERNO! “Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último. Que vivo por los siglos de los siglos y tengo las llaves de la muerte y del Hades.” (Apocalipsis 1:17-18). Ese Dios existe desde antes del principio de todas las cosas, porque él le dio origen a todo lo que es materia. Es el que tiene la autoridad y la potestad para decir: “Yo soy Jehová, y ninguno más hay; no hay Dios fuera de mi.” (Isaías 45:5).
¿Cómo era el Dios de Moisés?.-
Era un Dios CELOSO. “No tendrás dioses ajenos delante de mí. No te harás imágenes, ni te inclinarás a ellas para adorarlas, ni honrarlas; porque yo soy Jehová tu Dios fuerte, celoso que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos.” (Éxodo 20:3-6). Moisés fue testigo ocular de la creación de los grandes preceptos divinos y ante sus ojos se velaron las reglas a seguir para que el hombre pudiese vivir en paz y armonía con el Creador y con sus semejantes.
Era un Dios CELOSO. “No tendrás dioses ajenos delante de mí. No te harás imágenes, ni te inclinarás a ellas para adorarlas, ni honrarlas; porque yo soy Jehová tu Dios fuerte, celoso que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos.” (Éxodo 20:3-6). Moisés fue testigo ocular de la creación de los grandes preceptos divinos y ante sus ojos se velaron las reglas a seguir para que el hombre pudiese vivir en paz y armonía con el Creador y con sus semejantes.
¿Qué lección podemos aprender del Dios de Moisés?...¡Qué es un Dios de orden y de dirección! Un Dios que nos enseña el camino para una vida productiva, una vida de armonía y de normas necesarias para permanecer y vivir en comunión con nosotros mismos y con el universo.
¿Cómo era el Dios de Abraham?- Era un Dios de pactos, de promesas. “Sal de tu tierra, y de la casa de tu padre, a la tierra que yo te mostraré. De ti haré una nación grande y te bendeciré. Engrandeceré tu nombre y serás una bendición. Acrecentaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como las arenas de la playa.” (Génesis 12:1-3). Abraham confió plenamente en la promesa de Dios. Fue un hombre que esperó paciente y sumisamente hasta ver las bendiciones prometidas. Entonces, podemos decir, que Abraham, es un ejemplo de sumisión incondicional a la voluntad de Dios. Fue un hombre que no cuestionó los designios divinos. Simple y llanamente obedeció. Obedeció, con la certeza de que iba a recibir lo que Dios le había prometido y con la convicción de que sus cinco sentidos iban a atestiguar lo que parecía imposible.
Entonces, ¿Qué lección podemos aprender del Dios de Abraham? -¡Qué podemos confiar en su palabra, que es un Dios fiel y verdadero! Por tanto, si guardamos pacientemente en él, podremos ver su grandeza reflejada en las maravillas de sus obras en nosotros.
¿Cómo era el Dios de Elías?- Era un Dios SUSTENTADOR, que obraba y suplía en momentos de necesidad. “Apártate de aquí, y vuélvete al oriente, y escóndete en el arroyo de Querit, que está frente al Jordán. Beberás del arroyo; y yo he mandado a los cuervos que te den allí de comer. Y Elías fue conforme a la palabra de Jehová y los cuervos le traían pan y carne por la mañana, y pan y carne por la tarde; y bebía del arroyo.”(1Reyes 17:1-9). El Dios de Elías, era un Dios que conocía todos los recursos de la Tierra y esos recursos los ponía a su disposición para afrontar todo tipo de necesidades. Elías fue un hombre obediente, que forjó sus esperanzas en su Dios y se dejó guiar por sus instrucciones. ¿Qué podemos aprender del Dios de Elías? - ¡Qué es un Dios que está atento para suplir en momentos de necesidad, nos sustenta y nos socorre cuando le pedimos ayuda!
¿Cómo era el Dios de Josué?- Era un Dios INSPIRADOR. “Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas.” (Josué 1:9). El Dios de Josué, era un Dios que conocía la dinámica e interacción del hombre en sociedad y la diligencia del hombre para lograr sus objetivos y metas como ser pensante. Josué, tenía la responsabilidad de liderar o conducir al pueblo de Dios a la tierra prometida, por lo tanto, además de liderazgo, necesitaba asirse de coraje, disciplina y ánimo para enfrentar las situaciones difíciles que encontraría en su camino. ¿Qué podemos aprender del Dios de Josué?- ¡Qué es un Dios que nos anima a tener confianza en nosotros mismos, que nos recuerda que poseemos la fuerza para realizar proyectos encomiables y que estará a nuestro lado para que esos proyectos culminen con éxito!
¿Cómo era el Dios de David?
David gozó de la gracia de Dios al ser escogido para gobernar al pueblo escogido. El Dios de David, era un Dios GUERRERO y un Dios PROTECTOR. “Me rodearon ligaduras de muerte, y torrentes de perversidad me atemorizaron. Ligaduras del sepulcro me rodearon, me tendieron lazos de muerte. En mi angustia invoqué a Jehová, y clamé a mi Dios. El oyó mi voz desde su templo, y mi clamor llegó delante de él, a sus oídos. La tierra fue conmovida y tembló; se conmovieron los cimientos de los montes, y se estremecieron, porque se indignó él.” (Salmo 18:4-7). En muchos de sus Salmos, el rey David se ve en la necesidad de clamar y buscar ayuda desde lo alto como protección en contra de sus detractores o enemigos. No existía ninguna fuerza o ejercito en esta Tierra que pudiese más que el ejercito celestial. David no tenía temor alguno, porque su Dios lo protegía en todo tiempo. Él decía: “El que habita al abrigo del altísimo, morará bajo la sombra del Omnipotente. No temerás el terror nocturno, ni saeta que vuele de día, ni pestilencia que ande en oscuridad, ni mortandad que en medio del día destruya. Caerán a tu lado mil, y diez mil a tu diestra; más a ti no llegará.” (Salmo 91:1-5-6-7).
Entonces, ¿Qué aprendemos del Dios de David?- ¡Qué es un Dios que nos liberta de la opresión, un Dios que está dispuesto a pelear y a ganar grandes batallas a nuestro favor cuando lo invocamos, un Dios que nos asegura, que si él está a nuestro lado, nadie podrá hacernos daño!
¿Cómo el apóstol Juan revela a su Dios?
El Dios que nos revela el apóstol a través del sacrificio de Jesús, es un Dios de AMOR y COMPASIÓN para con la humanidad...
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su hijo unigénito, para que todo aquel que en él crea, no se pierda, más tenga vida eterna.” (Juan 3:16).
El Padre se revela a nosotros mediante su hijo y lo da como ofrenda para salvarnos de la muerte eterna. Es un Dios que permite la inmolación y sufrimiento de su hijo como paga por nuestras maldades y desobediencias...
¡Jehová es un Dios de Amor! Así lo reitera el apóstol Juan cuando dice: “Porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios, porque Dios es AMOR” (1Juan 4:7-8).
El Dios que nos revela el apóstol a través del sacrificio de Jesús, es un Dios de AMOR y COMPASIÓN para con la humanidad...
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su hijo unigénito, para que todo aquel que en él crea, no se pierda, más tenga vida eterna.” (Juan 3:16).
El Padre se revela a nosotros mediante su hijo y lo da como ofrenda para salvarnos de la muerte eterna. Es un Dios que permite la inmolación y sufrimiento de su hijo como paga por nuestras maldades y desobediencias...
¡Jehová es un Dios de Amor! Así lo reitera el apóstol Juan cuando dice: “Porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios, porque Dios es AMOR” (1Juan 4:7-8).
Y ahora te pregunto: ¿Según tu experiencia personal, cómo es el Dios a quien amas?...
¡La gracia y las bendiciones de Dios sean contigo!
Frank Zorrilla