Mis queridos hermanos y amigos,
Como dijese Pitágoras en una de sus citas: “Educad al niño y no será necesario
castigar al hombre.” Cuántos percances y situaciones embarazosas nos evitaríamos,
si nosotros como padres siguiéramos ese sabio consejo. Pero desafortunadamente,
dejamos la educación de nuestros vástagos a un moderno sistema social o
sociedad pluralista corrupta, plagada de ineptitudes e inmoralidades; dejamos
en manos de extraños, lo más preciado que posee un ser humano, la formación básica
del intelecto mientras se forma bajo las diversas etapas de su desarrollo psíquico
y su desarrollo físico.
Tengamos
presente que, el fundamento de los deberes que la moral impone está en el conocimiento
de las relaciones que ligan al hombre con la naturaleza en general o con
algunos de los aspectos particulares de la naturaleza. Y como la sociedad es un
aspecto particular de la naturaleza, el conocimiento de los deberes sociales se
funda en el conocimiento de las relaciones del individuo con: esa reunión espontánea
y natural de individuos, con el objeto de satisfacer todas las necesidades de
su vida física, moral e intelectual, a la que llamamos “sociedad organizada”.
Siendo
la familia la primera sociedad constituida por sus congéneres. Siendo ésta, la primera evolución
del individuo en el aspecto conductual y procesamiento ideológico hacia los fines de su vida, es necesario e imprescindible
que, la primera formación de valores morales y espirituales, ocurran en el seno
familiar formado por los padres y/o tutores a edad temprana, como bien señala el
sabio Salomón: “Instruye al niño en su
carrera y cuando sea grande no se apartará de ella” (Proverbios 22:6).
¿Es el castigo corporal necesario durante
la
formación del niño? En nuestra nueva sociedad pluralista, el castigo físico
o corporal para corregir la conducta inadecuada de un niño ha venido a ser un tópico
dicotómico que genera discusiones muy acaloradas entre los que defienden la
antigua norma de que, un correazo en las piernas o una nalgada
terapéutica en el momento adecuado servirá para guiarlos correctamente.
Otros argumentan que usar castigo físico o corporal dejará afectaciones psicológicas
a los niños al crecer convirtiéndolos en adultos violentos y abusadores
potenciales. La Biblia dice: “El que detiene el castigo, a su hijo aborrece; más el que lo ama, desde temprano lo corrige" (Proverbios 13:24). Recordemos que, la crianza en sí consiste en un proceso a través del cual el niño recibe información del ambiente que lo rodea y dependiendo de esa formación, establecerá una identidad funcional o disfuncional cuando sea adulto. En palabras simples: "Los padres son responsables de lanzar a la sociedad escorias o ciudadanos consciente de sus deberes para con su ambiente social; para con su nación; para con la humanidad". "A los niños hay que corregirlos. Unos buenos golpes no lo matarán, pero sí lo librarán de la muerte" (Proverbios 23:13-14).
Recordemos que Dios es el creador de la familia, y en las Sagradas
Escrituras encontraremos muchos consejos para la crianza de nuestros hijos. Él
nos aconseja a través del profeta Isaías: “Esto
es lo que ha dicho Jehová, tu Redentor, el Santo de Israel: <Yo soy el Señor
tu Dios, que te enseña lo que te conviene, que te guía por el camino en que
debes andar>”. (Isaías 48:17).
Guiémonos por el Experto Absoluto, por la guía infalible de las Sagradas
Escrituras, y educaremos hombres de bien, y ciudadanos del mundo.
¡Dios los bendiga rica y abundantemente!
Frank Zorrilla
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