Mis queridos amigos y hermanos,
“El hombre que miente a sí mismo y escucha su propia mentira llega a un punto en que no puede distinguir la verdad dentro de él, y por tanto, pierde todo respeto por sí mismo y por los demás." —Fiodor Dostoievski
La capacidad de mentir de manera intencional y conscientemente ha acompañado al ser humano desde que existe el raciocinio. La mentira no surge como un accidente, sino como un comportamiento aprendido y, en muchos casos, normalizado.
¿Desde qué edad empezamos el aprendizaje del engaño?
Las investigaciones del neuropsicólogo Kang Lee, de la Universidad de Toronto, sobre el fenómeno de la mentira en etapas tempranas, revelan que su emergencia forma parte del desarrollo cognitivo, lingüístico y social del niño. Dicha conducta, potencialmente impulsada por el miedo a las represalias, requiere de una intervención correctiva oportuna para evitar que se consolide como un rasgo de personalidad en la edad adulta, donde el individuo podría emplear el engaño como estrategia para manipular, encubrir o ganar algún beneficio. A continuación, los datos estadísticos derivados de dicho estudio.
⁃ A los 2 años, el 30% de los niños mienten y 70% dicen la verdad.
⁃ A los 3 años, el 50% mienten y 50% dicen la verdad.
⁃ A los 4 años, más del 80% mienten.
⁃ Después de 4 años, la mayoría de los niños mienten con una naturalidad tan impresionante, que aún los padres, tienen dificultad en diferenciar entre la verdad y la mentira.
¿Por qué mentimos? ¿Cuáles son las razones ocultas?
Las razones son múltiples:
- Para agradar o causar buena impresión.
- Para excusarse o evitar castigos.
- Para obtener beneficios o derechos.
- Para proteger la propia imagen.
- Para no herir los sentimientos de otros.
- Para ocultar inseguridades, baja autoestima o temores.
Como afirmó el escritor Mark Twain:
"Una mentira puede viajar por medio mundo mientras la verdad aún se está poniendo los zapatos."
ésta sigue ejerciendo dominio. La doble moral convierte la verdad en una rareza y la mentira en un recurso cotidiano.
Crecí en el seno de una familia donde estaba prohibido mentir, pero cuando comencé a observar detenidamente, me percaté de que todos lo hacían: amistades, parientes, profesores e incluso mis padres. La prohibición parecía aplicarse como de una forma arbitraria e hipócrita, por lo que la misma mímesis de la moral era en sí una mentira. Por supuesto, con todos esos buenos ejemplos a mi alrededor y como era un niño que siempre estaba metido en algunas travesuras, pronto encontré irresistible el fino arte de mentir intencional y conscientemente.
El profesor David Livingstone, de la Universidad de Nueva Inglaterra, sostiene que el ser humano miente "tan espontáneamente como respira o suda". La plasticidad del cerebro permite que el hábito de mentir se convierta en un mecanismo de adaptación social.
El profesor David Livingstone, de la Universidad de Nueva Inglaterra, sostiene que el ser humano miente "tan espontáneamente como respira o suda". La plasticidad del cerebro permite que el hábito de mentir se convierta en un mecanismo de adaptación social.
Algunos expertos llegan a considerar la mentira como "una habilidad esencial para la convivencia humana", aunque esta afirmación abra un inquietante debate ético.
Y ¿qué de las llamadas: "mentiras blancas" o piadosas?...¿Son realmente inofensivas o una sutil puerta hacia la falsedad?

El filósofo Friedrich Nietzsche lo expresó con crudeza:
"Lo que me preocupa no es que me hayas mentido, sino que de ahora en adelante ya no pueda creerte."
La Escritura es contundente respecto a la mentira. El octavo mandamiento lo declara sin rodeos: "NO MENTIRÁS". Desde el Génesis, la mentira fue la herramienta de Satanás para engañar a Eva:
“Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis del fruto, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal.” (Génesis 3:4-5)…
Este engaño no solo trajo la caída del hombre, sino que marcó a la humanidad con un comportamiento repetido hasta hoy. Jesús mismo advirtió sobre la raíz espiritual de la mentira:
Este engaño no solo trajo la caída del hombre, sino que marcó a la humanidad con un comportamiento repetido hasta hoy. Jesús mismo advirtió sobre la raíz espiritual de la mentira:
"Vosotros sois de vuestro padre el diablo... porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira." (Juan 8:44).
¿Cuáles son las consecuencias de mentir?
- Se pierde la credibilidad y el respeto.
- Deteriora las relaciones personales y sociales.
- Encierra al individuo en un mundo ficticio que no soporta la luz de la verdad.
La vida del mentiroso es una construcción sobre arena, destinada a derrumbarse.
Por eso Jesús afirmó:
Por eso Jesús afirmó:
"Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres." (Juan 8:32)
En las Sagradas Escrituras encontramos innumerables relatos y episodios donde la mentira es usada como artificio para diversos fines.
- Jacob, mintió miserablemente a su padre para obtener el beneficio de la progenitura.
- Pedro, negó reiteradamente ser discípulo de Jesús por miedo a ser azotado y/o crucificado.
- Ananías, por avaricia al dinero mintió a los apóstoles.

Desafortunadamente, la mentira seguirá siendo una tentación presente en la vida humana, pero no debe convertirse en un estilo de vida. La sociedad no puede subsistir sin confianza; la verdad es la base de toda convivencia y de toda paz duradera.
El apóstol Pedro nos deja una exhortación vigente:
"el que quiere amar la vida y ver días buenos, debe refrenar su lengua de hablar el mal, y sus labios de decir mentiras." (1Pedro 3:10).
Una prudente exhortación que deberíamos adoptar como código de conducta, porque la verdad no es solo un valor moral, es un principio divino que nos devuelve la paz interior y nos reconcilia con los demás.
¡Dios los bendiga y los guarde!
Frank Zorrilla