Mis queridos amigos y hermanos,
En este artículo analizaré cuatro descubrimientos o símbolos impactantes que muchas veces ignoramos:
- El supuesto peso del alma: 21 gramos
- La proteína laminina, con forma de cruz
- El código del nombre de Dios (YHWH) escrito en nuestras células
- El nombre de Dios plasmado en el ADN
Curiosamente, 21 es la suma de 3 veces 7, y en la simbología bíblica:
- 7 representa la perfección divina
- 3 representa la plenitud del Dios Trino: Padre, Hijo y Espíritu Santo.
De ser así, el alma, entonces, sería la plenitud de Dios en nosotros.
“Entonces el SEÑOR Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente.” (Génesis 2:7)
✓ Laminina: La cruz que mantiene unido el cuerpo
La laminina es una proteína de adhesión celular esencial en el cuerpo humano. Actúa como “pegamento estructural”, manteniendo unidas las células de los tejidos y permite que órganos funcionen correctamente.
Lo más importante es su estructura microscópica se asemeja notablemente a una cruz, claramente visible al microscopio electrónico. ¿Casualidad o diseño divino?
“Porque en Él fueron creadas todas las cosas… y todas las cosas en Él subsisten.” (Colosenses 1:16-17)
El investigador Gregg Braden, al igual que otros investigadores, han propuesto que el ADN humano contiene un patrón que puede coincidir con el nombre de Dios YHWH (Yod-He-Waw-He) cuando se traducen los elementos químicos del ADN (hidrógeno, nitrógeno, oxígeno, carbono) a través de la numerología hebrea (guematría).
- El ADN está formado por cuatro elementos principales: C (Carbono), H (Hidrógeno), O (Oxígeno) y N (Nitrógeno).
- En la numerología hebrea, los valores guematrícos para interpretar simbólicamente palabras: Yod = 10, He = 5, Waw = 6, He = 5
- Estos valores se alinean de forma simbólica con los números atómicos de los elementos en el ADN, lo que sugiere “la firma de Dios” en cada célula.
“Y dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza…” (Génesis 1:26)
“Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras; estoy maravillado, y mi alma lo sabe muy bien.” (Salmo 139:14)
Si el nombre de Dios está inscrito en nuestro ADN, no somos accidentes cósmicos, sino creaciones intencionales con identidad divina.
A través de ellos, exploramos un mensaje excepcional: que fuimos creados con intención divina, y que cada célula de nuestro ser refleja la imagen del Creador.
Tomando las letras hebreas o armadas correspondientes a estos elementos y sumando sus valores numéricos mediante la guematría, se llega al número simbólico 1563.
Según ciertas fuentes místicas en arameo, este número significa: “Dios eterno dentro del cuerpo.”
Como es de esperarse, algunos hombres de ciencia no aceptan esta interpretación, pero tiene un profundo valor espiritual: la idea de que fuimos diseñados con intención divina, y que cada célula de nuestro cuerpo lleva una firma sagrada.“Porque las cosas invisibles de él… se hacen claramente visibles desde la creación del mundo…” (Romanos 1:20)
Al observar juntos estos cuatro elementos tomando en cuenta la simbología, lo que representa en el ser humano y el significado espiritual: notamos, que parece haber un patrón, un lenguaje no escrito, una poesía escondida a nivel intracelular, como si cada fibra del cuerpo humano proclamara:
En conclusión, la ciencia no necesita probar la existencia de Dios para que los creyentes vean Su mano. Estos símbolos aunque no pretendan ser evidencia empírica ofrecen puentes entre lo natural y lo eterno, entre la biología y la fe.
Ya sea en los 21 gramos del alma, en el nombre de Dios en el ADN o en la cruz de la laminina, la invitación es clara: abrir los ojos y reconocer que lo divino no está lejos, sino impreso en lo más íntimo de nosotros mismos.
No busquemos a Dios en la alturas del cielo, sino en lo más profundo de nuestro ser y en la sabiduría silenciosa de la naturaleza que nos envuelve. Reflexionemos en el siguiente versículo:
“¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?.” (1 Corintios 3:16)
Frank Zorrilla