viernes, 17 de agosto de 2018

"DOS GRANDES ALIADAS PARA CONQUISTAR EL ÉXITO"

Mis queridos Amigos y Hermanos,


"Si el hombre fuera constante, sería perfecto". William Shakespeare

      Se considera que alguien es "perseverante" cuando insiste con decisión en el cumplimiento de unos objetivos, muchas veces impuestos por uno mismo. En efecto, la perseverancia, junto al valor, al esfuerzo y a la estrategia o plan que elegimos son las claves para conquistar el "éxito". 

     Perseverante es aquel, que aún cuando las circunstancias no son favorables, y la incertidumbre toma dominio, sigue enfocado en su meta. Más esto no significa ser exentos del desánimo y del miedo al fracaso; especialmente cuando a pesar de la constancia y trabajo arduo no vemos los resultados deseados. Es cuando en esas circunstancias, debemos armarnos de "valor" para seguir en la conquista de nuestros sueños y aspiraciones.
     
     Bien lo dijo Horacio: “Admiraré a quien no se avergüence de sus andrajos, a quien mude de fortuna sin inmutarse, a quien en la prosperidad lo mismo que en la adversidad, mantenga la actitud del varón fuerte”. 

     Es pues valiente, el que puede afrontar todas las alternativas que la vida le presenta sin que se altere su espíritu, sin que merme su fe, sin que decline la intensidad de su lucha y se imponga al miedo. Es valiente el que no vacila en rectificar una opinión equivocada, el que cuando se critica a una persona ausente es capaz de levantar su voz para defenderla. Por lo que podemos decir que el valiente es aquel, que tiene convicciones firmes, actúa inteligentemente, hace uso de la prudencia y vive con entusiasmo hasta en los momentos que se siente decaer. 

     Olvidemos la creencia generalizada que, ser "valiente" significa carecer de "miedo". Grandes hombres de la historia también tuvieron miedo, pero supieron superar ese miedo con valentía. 

Leonel Manzano mostrando la medalla de plata

   Decidí escribir este tema sobre la “Perseverancia y la Valentía” al leer sobre el ganador de la presea de plata en la prueba de 1,500 metros de los juegos Olímpicos de Londres 2012.

      El joven a quien me refiero, es el mexicano nacionalizado americano, Leonel Manzano, corredor de campo y pista con una estatura promedio de sólo 5´:3" (cinco pies, 3 pulgadas). Leonel logró alcanzar el segundo lugar con apenas 71 décimas de segundo detrás del argelino Taofik Makhloufi (ganador de la medalla de oro). Lo increíble de ésta hazaña, es que Leonel, se convirtió en el primer medallista estadounidense en conquistar ese galardón en los últimos 44 años. 

     “Quiero que otros jóvenes hispanos vean mi camino hasta llegar aquí, y cómo una persona pequeña como yo, pudo llegar a obtener este triunfo y se inspiren a luchar... Han sido muchas las barreras que he tenido que llorar y pasar para llegar a este momento.” enfatizó Leonel. 


     Este atleta demostró que a pesar de su desventaja como velocista de medio fondo (según los expertos en este tipo prueba, la relación de velocidad y resistencia ligado con parámetros antropométricos fundamentales ponen en desventaja a los atletas de baja estatura). Esto debido a que velocistas más altos, poseen los longitipos dinámicos que les permite desarrollar una mayor longitud del paso. Es decir, Leonel tuvo que empezar aceleradamente y mantener un ritmo de cadencia constante a un paso mucho más activo que sus contrapartes de mayor estatura por los primeros 1.3 Km de la carrera hasta arremeter con toda la adrenalina en los últimos 200 metros). 

Leonel Manzano llegando a la meta en 2ndo lugar
 Pero, ante todo este mecanismo antropométrico a la que los expertos en actividades deportivas hacen mención, existe otro factor que no se puede separar de las características estructurales; me refiero a la capacidad funcional desarrollada a través de la práctica constante, el valor para mantener la fe latiendo en su corazón a pesar de las desavenencias  y el poder enfocarse siguiendo un plan o estrategia. Leonel describió esos momentos de la siguiente manera: “Sentí como si estuviera en el puesto 10 u 11. Sabía que estaba en el penúltimo lugar. Sólo seguí orando e implorando, diciendo: ¡Padre Celestial, ayúdame. Empújame. Dame la fuerza para seguir!”

     ¿Qué lección podemos aprender de la hazaña de este atleta?... Aprendemos que, una vez tengamos claro nuestro objetivo y estamos conscientes de nuestras convicciones, debemos empezar la marcha valerosa hasta conquistar nuestras aspiraciones. Esto, sin lugar a dudas traerá consigo momentos de incertidumbre donde quizás, nuestros corazones tiemblen de miedo debido a la magnitud de los problemas que enfrentaremos o de la responsabilidad a nuestro cargo. Como seres humanos que somos, en ocasiones, mostraremos flaqueza dudando aún de nuestra propia capacidad ante lo que parece inexorable. Pero es hombre valienteel que a despecho del miedo, se fuerza a sí mismo a seguir adelante. 



escalando hasta la cima 
     Recordemos que, somos soldados bajo la dirección del Altísimo y él nos ordena, nos dicta a esforzarnos y a ser valientes. "Mira que te mando a que te esfuerces y seas valiente; no temas, ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas". (Josué 1:9). Por lo tanto, debemos seguir hacia delante sin timidez ni vacilaciones.

     Sabemos que vivimos en un mundo lleno de desigualdad e intolerancia. Un mundo que se rige bajo ciertas condiciones aceptables a ciertos grupos sociales. Un mundo competitivo donde las reglas del juego, no muchas veces van acorde con principios genuinos e íntegros. Por lo tanto, en muchas ocasiones nos consideraremos en desventaja con respecto a esos grupos o quizás, a nivel individual. Ya sea por nuestra estatura, nuestra etnia, nuestra pigmentación, nuestro estatus económico, nuestro acento al hablar, la escuela donde asistimos, hasta en la forma como lucimos. Es decir: condiciones pre-establecidas o pre-concebidas para rechazarnos o aceptarnos. 



     No obstante, esas condiciones que referí en el párrafo anterior, no deben preocuparnos en lo absoluto; porque si de algo estamos completamente seguros es que en efecto, en la vida no se trata de la estatura del que entra en la pelea, sino de la intensidad con que se es capaz de luchar. En otras palabras, ¡no podemos entregarnos a un ideal a medias y esperar que el éxito corone ese esfuerzo. Debemos darnos íntegramente; y Dios, que ve nuestro esfuerzo, compensará equitativamente con grandes bendiciones!

     La vida, como decía Braulio Pérez Marcio, “es una lucha, pero una lucha que debe ser noble y honrada en todo tiempo y en cualquier circunstancia”. Y como es natural, para esa lucha debemos prepararnos. 


     El actor no puede interpretar su parte sin prepararse debidamente para ello. Éste debe conocer las líneas de su libreto; debe penetrar el alcance de cada sentencia y pasarla a través de su propio corazón. Lo mismo podemos decir de un atleta, un cantautor o de un simple artesano. Ahora bien, si esto es verdad en lo que se refiere a una obra teatral, musical o un deporte, ¡con cuánta más razón debemos prepararnos para afrontar con éxito el papel que tenemos que desarrollar en el escenario de la vida!

     Nunca consideremos al menos o superficialmente nuestra capacidad. Pero tenemos que ser realistas, aunque gocemos de una mente ágil, despierta e inteligente no podremos crear obras duraderas y dignas de admirar, a menos que esa mente se haya nutrido de conocimientos sólidos y tengamos la debida preparación. Por lo tanto, no basta con sentirnos capaces y sentirnos seguros de nosotros mismos. Es menester y necesario, prepararnos con tesón y trabajar arduamente para conquistar el éxito. Y una vez nos sintamos listos, levantemos nuestros ojos al cielo y pidamos dirección al Altísimo para que conforte nuestra fe y marchemos adelante con valor y confianza. Marchando sin temor, sin miedo a errar, ni faltando jamás a nuestro deber. 


Ser valiente no significa carecer de miedo
     
     Ahora bien, ese valor, esa perseverancia, en conquistar lo deseado, no sólo debe aplicarse al plano material, también a nuestra espiritualidad. Pues, como bien dijo el divino Maestro: "¿Qué aprovecha al hombre, si gana todo el mundo, y se destruye o se pierde su alma?" (Mateo 16:26) Por tanto, más que cosechar los frutos del éxito en nuestras respectivas carreras, debemos mantener nuestras miradas en el Altísimo y así conquistar el gran galardón de la vida eterna.

      Nunca tomemos como excusa que el momento o el ambiente no es el propicio para actuar debidamente con decisión y entereza. Como verdaderos creyentes y seguidores del Evangelio de Cristo, ¡Qué nunca falte ambiente para obrar correctamente; levantándonos con decisión después de cada caída hasta obtener los resultados que deseamos! 


     Como dijera Raymond Fosdick“El valiente, no siente miedo de soñar sueños que no tienen sentido práctico”.

¡Dios los bendiga rica y abundantemente!

Frank Zorrilla

jueves, 16 de agosto de 2018

¿POR QUÉ A MÍ?.. ¿QUÉ HICE PARA SER SU VÍCTIMA?


Mis queridos amigos y hermanos,


¿Por qué a mí?, ¿qué hice para ser su víctima?- 

     Son interrogantes que repercutan en la mente de miles y miles de feligreses cristianos que fueron abusados/as sistemática e inclementemente por supuestos mensajeros de la fe cristiana durante su niñez. Sacerdotes cuyas sotanas servían de camuflaje para engañar a sus presas y cuya impunidad estaba asegurada por el poder representado en la alta jerarquía eclesiástica de la iglesia católica. Jerarquía que se empeñaba en encubrir los actos lascivos que se producían en su clero, como si fuesen secretos de confesión. Protegiéndolos contra la justicia, como si ellos hubieran sido las víctimas; aún teniendo conocimiento de causa.

      Estos altos jerarcas del prelado católico: obispos, arzobispos, cardenales, e inclusive el sumo pontífice, mantenían por décadas, un hermetismo desmesurado para no delatar a los depredadores sin rostros; y al hacer esto, se convertían lógicamente en cómplices de un delito. De hecho, en término técnico jurídico, este tipo de acción (encubrir un delito) es condenado por el código procesal penal de cualquier país del globo terráqueo.


     Las víctimas se preguntaban: ¿Hasta cuándo tanta indolencia de las entidades judiciales competentes para perseguir, enjuiciar y castigar a estos sátrapas delincuentes con aspecto de ángeles?, ¿hasta cuándo persistiría la impunidad?


     Sin lugar a dudas y sin tener que apegarme a ningún prejuicio; si este tipo de escándalo hubiese sucedido en las iglesias denominadas: “Protestantes”, la persecución y enjuiciamiento hubiese sido despiadado ¡Una casería de brujas peor que la misma inquisición! Aunque es oportuno aclarar, que esto no significa que algunos líderes de iglesias protestantes no hayan sido implicados en actos de la misma calaña. Pero en comparación con los escándalos suscitados en las arquidiócesis católicas, y por inferencia lógica, no existe igualdad de condiciones.


     Como sabemos, el poder político-económico que posee el Vaticano y la influencia que ejerce su máxima figura (el papa) sobre las naciones del mundo, son avasallantes y aterradoras. Es como si el sumo pontífice, desde su pequeño Estado en Roma, impusiese el control sobre los códigos éticos y morales que rigen a las naciones del mundo a través de las prósperas y abultadas arcas que posee el Banco del Vaticano. Acallando las voces de los sufridos y subsanando las heridas pagando cuantiosas sumas millonarias por los errores que cometen sus séquitos alrededor del mundo.

 *Según revelaciones hechas en un simposio organizado por el mismo Vaticano para afrontar los escándalos de clérigos pederastas en el 2015, los casos de abusos sexuales a menores han costado a la iglesia católica la suma de 4,000 millones de dólares sólo en USA.

      El 22 de Enero del 2013 fue depuesto de su función como cardenal  de la arquidiócesis de Los Ángeles, USA (La arquidiócesis más grande de USA debido a su gran número de fieles [5 millones en total] ),Roger Mahony, cardenal que en reiteradas ocasiones, negó cualquier vínculo o conocimiento de casos de sacerdotes pederastas, pero después de una exhaustiva investigación, la Corte Superior de Los Ángeles, lo inplicó en reportes concernientes a expedientes de 122 sacerdotes acusados de abuso sexual a menores. En estos reportes se identificó y se llegó a la conclusión, de que la actuación de Mahony estuvo marcada por décadas, en la protección de estos curas pederastas y por el hermetismo de la arquidiócesis para evitar que salieran a la luz pública acciones reprobables de sacerdotes. 

     Desafortunadamente, muchos de estos sacerdotes, en lugar de ser sancionados, sólo eran transferidos a otras parroquias en donde, según la fiscalía, continuaron con sus actos de abuso y acoso sexual a menores. Uno de estos fue el ex sacerdote Neil Doherty, quien fue sentenciado a 15 años de prisión por el delito de estupro a decenas de niños y actos lascivos vinculados a drogar y violar a un menor mientras ejercía el sacerdocio.

     La pregunta de lugar es: ¿Cuándo se abrirá un caso judicial por encubrimiento en contra del cardenal Mahony y de otros grandes incluyendo al mismo Benedicto XVI?...

     Toda la jerarquía católica tenía conocimiento de las aberraciones sexuales de muchos sacerdotes, pero prefirieron el silencio. Hicieron caso omiso de las víctimas; a pesar de las evidencias irrefutables que existían. Los representantes de Dios en la Tierra, optaron sin complacencia, padecer del “Síndrome del Avestruz” y olvidaron las palabras del hijo de Dios: “Porque nada hay oculto, que no haya de ser manifestado; ni escondido, que no haya de ser conocido, y de salir a la luz” (Lucas 8:17).

     Las profecías del gran Maestro de Galilea, se hicieron realidad, las víctimas de los pedófilos rompieron el silencio, y se hastió de soportar pacientemente el enjuiciamiento de aquellos criminales con sotanas que habían sido llamados a evangelizar y pregonar el evangelio de paz y de amor; pero por el contrario, decidieron cometer actos criminales contra los más indefensos

      Las voces de protesta se están dejando escuchar como si fuese el rugido de un león herido; y aunque con una justicia a medias por la gran influencia que todavía ejerce el Vaticano, se están iniciando procesos para encarcelar a estos depredadores sexuales que aún permanecen sin rostros. Y la pregunta permanece vigente: ¿Es acaso la imposición del celibato la causa probable de la degeneración sexual o trastorno sexual que corroe al clero católico?...

     Era de esperarse que ante la ola de descrédito que vivió la Iglesia católica, el prelado se vio en la necesidad URGENTE de buscar una cara nueva para afrontar los problemas que padece, por lo que algunos medios no tildaron de casualidad, la dimisión de Benedicto XVI como sumo pontífice de la iglesia católica; esto, debido a los bochornosos escándalos que han sacudido a la mayoría de las arquidiócesis católicas alrededor del mundo; y que lo ponen a él mismo, en escrutinio público por la cantidad de crímenes lascivos cometidos bajo su protección y amparo.
  

   Sólo lamento que el mismo cardenal Roger Mahony, quien en el pasado encubrió a estos sacerdotes pedófilos, participó en la elección del nuevo pontífice de Roma: ¡participación que considero bochornosa y cínica! 

     Dos nuevos escándalos salen a la luz: Los Legionarios de Cristo (congregación clerical católica en México) fundada por el Marcial Maciel donde se acusa a su fundador y a otros cléricos de abusar sexualmente a más de 170 niños y niñas, y el caso Próvolo en Argentina donde dos sacerdotes fueron condenados por abusar sexualmente a más de 25 niños y adolescentes en un internado para sordos.


      El apóstol Pablo dejó escrito: “Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas basadas en las tradiciones de los hombres, conforme a los elementos del mundo, y no según Cristo” (Colosenses 2:8).

     El mensaje para los que todavía confían en preceptos de hombres, es claro y contundente: ¡No podemos abandonar nuestros hijos y ponerlos en manos de personas por el sólo hecho de llamarse: “Mensajeros del evangelio”. No podemos depositar nuestra confianza en líderes espirituales, porque profesan el cristianismo. Como bien señala la psicóloga María Parsi: "La pedofilia es un doble homicidio. Impide al niño desarrollarse de manera armoniosa, sobre todo si el abusador es una autoridad tan importante como un sacerdote. Los menores en esta situación, se exponen a la muerte psíquica, tanto como física". 

     Tenemos la responsabilidad y la obligación moral de velar y proteger a nuestros vástagos. Debemos ser precavidos y estar alertas contra los depredadores que están dentro de los templos de adoración. Tenemos que proveer orientación a nuestros hijos/as para que ellos sepan actuar correctamente y mantener abiertos los canales de comunicación para denunciar cualquier atropello en contra de su integridad.

 ¡Dios los bendiga rica y abundantemente!

  Frank Zorrilla