viernes, 19 de junio de 2020

RACISMO, ENFERMEDAD MENTAL QUE ENVILECE AL SER HUMANO

Expresidente de Sudáfrica y premio Nobel de la Paz
Mis queridos amigos y hermanos,

“Nuestra verdadera nacionalidad es la humanidad.” Herbert George Wells

     ¡Cuán conciso fue el escritor Ingles para enmarcar bajo la misma categoría o jerarquía, a todas las personas que habitamos el planeta! Pero, ¡Qué penoso es el hecho de que en pleno siglo XXl, y a pesar de tener el conocimiento histórico de lo nefasto que es, no tener clara esa filosofía o ideal de semejanza, sigamos obstinadamente empecinados en temas cómo: el racismo y la xenofobia!
    

      El racismo, esa doctrina irracional que exalta la superioridad de una raza frente a otra basándose en caracteres biológicos, sigue emergiendo una y otra vez. Esto a pesar de grandes esfuerzos de activistas y legislaciones para evitar que ese sentimiento conviva dentro de las sociedades organizadas; especialmente en países históricamente pluriculturales, donde no solo es el aspecto biológico de las personas, lo que incentiva a la práctica de la exclusión; sino también el fenómeno social de la xenofobia. Estos dos sentimientos juntos (racismo + xenofobia), forman una ecuación macabra que socava los principios y cimientos de igualdad, de respeto y de armonía; los cuales son los fundamentos de cualquier sociedad progresista.
    

      Si partimos de que, para la casi mayoría absoluta de biólogos, no existen diversas razas humanas, y que todas las diferenciaciones (concentración de melanina, factores físicos, etc) son producto de intereses ideológicos, sociales y políticos creados erráticamente a través de los siglos, entenderemos de una vez y por todas, que todo radica en una programación mental que se ha mantenido latente como filosofía, de generación en generación. En palabras simples, ese sentimiento negativo del racismo que se deja sentir en el entramado social en forma de fractal energético, no es endémico de la raza humana, sino más bien, aprendido. Lastimosamente, la historia del ser humano, desde sus inicios, está plagada de desgracias; donde la avaricia, el deseo de dominio y conquista han generado guerras y odios entre pueblos, creando desigualdad y division.

     “El odio a las razas no forma parte de la naturaleza humana; más bien es el abandono de la naturaleza humana.” Orson Welles.
    
   
esclavitud de seres humanos
  Desafortunadamente, la esclavitud exacerbó ese
sentimiento ególatra de superioridad que ya existía en la mente de algunos psicópatas megalómanos europeos para aliviar, no sólo una necesidad patológica que residía en sus mentes enfermas, pero también para producir ganancias; es decir, que a nivel morfológico, la esclavitud estaba ligada tanto para satisfacer el ego como para hacerse rico a través de la explotación de otros seres humanos, considerados “inferiores” en cultura, aspecto físico o desarrollo. Aunque pudimos abolir la esclavitud física, todavía existen personas que no logran superar su megalomanía y se mantienen esclavas de esa enfermedad, pasándola de generación en generación. “Nuevas generaciones crecerán con el veneno que los adultos no tienen el valor de eliminar.” Marian W. Edelman

   “Lo que sabemos es una gota de agua; lo que ignoramos es el océano.” Isaac Newton.

     A nivel social, hemos estado hipnotizados por siglos, reciclando continuamente una ideología sociocultural aparentemente inofensiva, pero imbuyendo en forma subliminal, la superioridad de una raza en especifico. El culto a la imagen de los griegos transcendió en el imperio romano y se constituyó en la norma, la cual continúa latente hoy día en la conciencia de muchos gracias a las campañas psicológicas sofistas que se llevan a cabo; tanto a través de la religión, con un Jesucristo “caucásico”, término usado por el antropólogo alemán Johann Friedrich Blumenbach en el siglo XVlll para describir a personas con piel blanca, mejillas rosadas, pelo marrón o castaño, cabeza subglobular, cara ovalada, labios moderadamente abiertos, ojos azules; a través de anuncios publicitarios, con trasfondos racistas; como a través de inferencias subjetivas, donde lo “Blanco” es sinónimo de belleza, pureza, perfección e inteligencia, y lo "negro" es inferior e indeseable. 


preferencia metódica
  ¡Todo cuanto vemos con los ataques racistas y los movimientos xenófobos es sólo la punta del iceberg!...Porque, como bien dijo Nelson Mandela: “Nadie nace odiando a otra persona por el color de su piel, o su origen, o su religión.” 

     Es precisamente, en la formación del niño desde temprana edad; son las campañas viciadas y pensamientos subliminales donde la dualidad objetiva: Blanco-Negro, Luz-Oscuridad, Día-Noche, y sus interpretaciones sub-reales aplicadas a las razas; es el nivel de consciencia, no de tolerancia; lo que hará la diferencia para aceptarnos con nuestras diferencias biológicas.

     ¿Cuál es la posición de las Sagradas Escrituras con respecto a las razas?
   

  Según la Biblia, todos descendemos de los hijos de Noé (Génesis 9:18-19). El apóstol Pablo fue muy explícito al señalar: “De una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres para que habiten sobre toda la faz de la tierra;” (Hechos 17:26).  Y para que no exista distinción entre naciones, el apóstol Pedro opina sobre la ecuanimidad de Dios: “Entonces Pedro, abriendo la boca, dijo: En verdad comprendo que Dios no hace acepción de personas, sino que en toda nación se agrada del que le teme y hace justicia.” (Hechos 10:34-35). En definitiva y como bien dijo Jesús a sus discípulos: “Todos ustedes son hermanos.” (Mateo 23:8).
   
  La pregunta de lugar es: ¿Acabará algún día el racismo en el mundo?…

     “La guerra continuará existiendo mientras el color de la piel sea más importante que el de los ojos.” Bob Marley

     Al ver las graves tensiones raciales, mucha gente se pregunta si realmente habremos avanzado en la lucha contra el racismo, pero lastimosamente, y sin ser pesimista, hasta que no rompamos con esa programación mental impuesta por siglos sobre la superioridad de una raza; hasta que no cambiemos la palabra “tolerancia” por “aceptación conciencial”, y hasta que no dejemos de instruir a nuestros niños con antivalores morales y espirituales, no existirán cambios significativos que traigan hermandad e igualdad entre todos los seres humanos. Todo lo contrario, observaremos movimientos sociales y espasmódicas protestas que suscitarán en enfrentamientos y percances que dividirán profundamente a la raza humana en detrimento de la hermandad y del bienestar común. 



¡El Señor te arrope con su bendición!

Frank Zorrilla