Mis queridos amigos y hermanos,
¿Alguna vez te has preguntado: Por qué algunas personas adquieren ciertas cosas o avanzan en sus respectivas carreras profesionales, mientras otros, con capacidades similares, pasan desapercibidos?...¿Qué los hace tan especiales? Existe un refrán muy popular en el ambiente laboral que enuncia lo siguiente: “¡No es lo que tú sabes; sino más bien, a quién tú conoces!”, pero esto es sólo parte de la realidad. A decir verdad, la diferencia consiste o estriba en: ¡Cómo nos conectamos con esas personas que conocemos! Por lo tanto, el secreto radica en: “Nuestro estilo y nuestro comportamiento”.
¿Has notado alguna vez, ya sea en el ámbito social y/o laboral, donde interactuas con personas que inmediatamente te sientes a gusto; mientras que con otras, no tanto? -
No es difícil entender que ante este tipo de respuesta de aceptación o rechazo, existe sólo la casualidad. Esto nos conlleva a pensar que, en efecto, cada uno de nosotros aborda el mundo de una forma diferente; con un estilo de comportamiento diferente. Por lo tanto, el secreto radica precisamente, en el “estilo” que utilicemos para armonizar con los demás, es decir: ¡Los que logran comunicarse magistralmente adaptando su enfoque a las necesidades de las personas con las cuales socializan!
No es difícil entender que ante este tipo de respuesta de aceptación o rechazo, existe sólo la casualidad. Esto nos conlleva a pensar que, en efecto, cada uno de nosotros aborda el mundo de una forma diferente; con un estilo de comportamiento diferente. Por lo tanto, el secreto radica precisamente, en el “estilo” que utilicemos para armonizar con los demás, es decir: ¡Los que logran comunicarse magistralmente adaptando su enfoque a las necesidades de las personas con las cuales socializan!
Esta afirmación del párrafo anterior tiene validez en el aspecto de la comunicación-relación interpersonal con todas las personas que nos circundan, es decir: Una relación entre parejas, compañeros de trabajo, familia, etc... Para ser un poquito más descriptivo, puedo hacer mención de un ejemplo muy práctico: Supongamos que visitamos un país donde se habla un idioma diferente al nuestro. Estaríamos completamente desquiciados si pensáramos que ellos (los habitantes de ese país) tienen que aprender nuestro idioma, por la simple razón de que somos visitantes. ¿Verdad que es descabellado?- Esto escapa al sentido común. Pero si sabemos que vamos a visitar ese país, tomamos la iniciativa de aprender ese idioma, entonces podremos comunicarnos y ampliar nuestro radio de acción social. Esto no significa que olvidaremos nuestro idioma, más bien, sólo adaptamos nuestro enfoque a fin de participar más eficazmente con ellos.
Aunque no lo creas, nuestro estilo de comportamiento, también influye en nuestras actividades sociales. Es tanto así, que cuando existe en nosotros la disponibilidad de adaptarnos al estilo de las otras personas, mostramos un alto grado de respeto hacia ellas.
Pero, ¿es esa técnica que mencioné en el párrafo anterior un descubrimiento nuevo? ¡No! No es nuevo, la Biblia dice que tenemos que adaptarnos y amoldarnos con el fin de mantener la paz. Nosotros somos los que tenemos que estar dispuestos a cambiar.
En efecto, el apóstol Pablo, hablando a los moradores de Corinto (Antigua ciudad griega) adopta diferente actitud y estilo de comportamiento para lograr compenetrar en diversos medios sociales: “Por lo cual, siendo libre de todos, me he hecho siervo de todos para ganar a mayor número.” (1Corintios 9:19). Y continúa diciendo: “Me he hecho a los Judíos como Judío, para ganar a los Judíos, a los que están sin ley como si yo estuviera sin ley, para ganar a los que están sin ley. También se hizo débil para ganar a los débiles.” (1 Corintios 9:20-21). Como podemos apreciar, el Apóstol tuvo la sensatez, la inteligencia y la buena voluntad para adaptar su actitud con el fin de lograr pregonar y difundir el evangelio de Cristo.
El grave problema que existe en la relación de los seres humanos, es pensar que somos únicos, y lo que es bueno para mi, también lo es para otros. No obstante, y para agravar la situación, nuestro orgullo ve como flaqueza el ponernos en los zapatos de los demás; es decir, somos insensibles en adoptar otra postura que no sea la nuestra. Es como una expresión muy conocida en el ambiente americano: “My Way or the highway!”. Expresión que traducida al español sería: ¡Se hace a mi manera o coge tu camino! - Desde luego que este tipo de actitud, sólo conducirá a conflictos que generarán: resentimiento, discordia y enemistad.
Cuando podamos adaptarnos correctamente con las personas que interactuamos; cuando podamos ajustar nuestro estilo y comportamiento para evitar conflictos, lograremos edificar sólidas y eficientes relaciones con todo tipo de personas…Sí, tienes razón, ¡inclusive con nuestros jefes y personas difíciles de lidiar!
Debemos dejar la actitud, de que somos el centro del universo y enfocarnos en establecer campos de sinergía que favorezcan la conexión entre energías oscilantes. Esto es: dejar a un lado nuestro mundo microscópico donde sólo vive nuestro orgullo para dar lugar a un panorama donde el ángulo de acción sea más amplio. De esa forma, cambiamos la lupa para divisar un gran mundo macroscópico que incluye y da cabida al aporte que trae consigo la opinión de los demás. ¿Crees que es imposible?... Sólo has el intento de ser como el agua, que cambia su forma dependiendo del contenido, y verás los resultados.
“La conducta del sabio es como el agua: Carece de sabor, pero a todos complace; carece de color, pero es bella y cautivadora; carece de forma, pero se adapta con sencillez y orden a las más variadas figuras”. (Confucio).
“La conducta del sabio es como el agua: Carece de sabor, pero a todos complace; carece de color, pero es bella y cautivadora; carece de forma, pero se adapta con sencillez y orden a las más variadas figuras”. (Confucio).
¡La gracia y bendiciones de Dios sean contigo!
Frank Zorrilla