miércoles, 26 de noviembre de 2014

LA GRATITUD, EL ARTE DE VIVIR


Mis queridos amigos y hermanos,


      En palabras de Lao Tsé: “El agradecimiento es la memoria del corazón.” 


     Como seres sociables que interactuamos y vivimos en comunidad, tenemos la necesidad ética y moral de expresar o dar muestra de “gratitud” o "agradecimiento" por los beneficios o favores recibidos de nuestros semejantes. El propósito detrás de ese agradecimiento es por lo general, fomentar en otros seres homogéneos, el deseo de buena voluntad e incentivar una afabilidad entre las relaciones interpersonales, contribuyendo así al sostenimiento de hermandad entre los seres creados. Aunque claro está, no todos comparten este punto de vista, ya que según algunos, la acción de "gratitud", no es más que: "la acción egoísta o estrategia sutil utilizada por muchas personas con la sola finalidad de seguir recibiendo favores."

     En el contexto social, el agradecimiento, como otros ideales, permiten que la sociedad funcione; evitando de ese modo, un creciente malestar psicológico que puede resquebrajar a una sociedad de interacción donde existe el ego a nivel individual. Esto da lugar a que, los ideales en una sociedad, tienen un carácter de principio, de ley, de compromiso, de obligación y de deber, los cuales son valores absorbidos por cada uno de los egos a edad temprana. Viéndolo desde esta perspectiva, es posible que esta sea la razón por la que expresamos gratitud por los beneficios que recibimos de otras personas dentro de nuestra sociedad.

     Ahora bien, “la gratitud” no debe solo basarse a la interacción social, también existe el contexto existencial. Es decir: ¡Nuestro ser! Por lo que partiendo desde el marco teórico individualista, y viéndonos, como un ente que forma parte del universo, debemos sentir agradecimiento por todo lo que nuestro consciente finito permite percibir en nuestro hábitat. 

     Esto es así porque el universo reconoce a cada uno de nosotros como únicos e irreemplazables, porque somos copartícipes con él en la concreción. ¡Pertenecemos al mismo átomo que dio origen al universo! ...“Todos somos uno, una misma cosa, un mismo ser. Todos formamos parte de la energía universal que conforma el Todo; es allí de donde venimos, y es allí donde vamos a parar.” 

     Es penoso decir, que la agitada agenda de nuestra vida en sociedad nos mantiene en un sueño inconsciente de permanente ingratitud hacia nuestro prójimo, al igual que para el dador de la vida misma; cuando en realidad, y como bien señala Doménico Cieri Estrada: “Dar gracias a Dios por lo que se tiene, es cuando comienza el arte de vivir.”  

     En efecto, nuestro sentimiento de agradecimiento hacia los demás no debe estar sujeto a una fecha o a un evento especial. Estamos en deuda con aquellos que en el pasado sembraron, construyeron, descubrieron y dieron sus vidas para que disfrutemos una vida mejor. Como decía Publio Virgilio Marón: “Mientras el río corra, los montes hagan sombra y en el cielo hayan estrellas, debe durar la memoria del beneficio recibido en la mente del hombre agradecido.” 

     Y como enfatizó el apóstol Pablo, nuestro agradecimiento hacia el Creador debe ser en todo momento mientras tengamos aliento de vida. “Dando gracias siempre de todo al Dios y Padre en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.” (Efesios 5:20).

       ¿Por qué esperar hasta un día específico para mostrarle a Dios nuestra gratitud?... 

     Para el creyente que tiene a Dios como su fuente, dar gracias a Dios por todo lo que ha hecho debe ser una práctica cotidiana. Esta práctica debe empezar desde que abrimos nuestros ojos cada mañana, dándole gracias por...


· El nuevo día que nos brinda, por la oportunidades que nos ofrecerá en nuestro crecimiento espiritual, social y profesional.

· Por otro día de vida en la que podemos ser una luz para el mundo y dar fruto por ser una bendición para otros.

· Por las cosas materiales que tenemos (nacimos desnudos) y por todas las cosas que él ofrece para sostener la vida: comida, ropa, trabajo, etc.

· Por nuestra familia inmediata (padres, hijos, hermanos, esposas, esposos), nuestra familia a través del sacramento del matrimonio (suegros, cuñados, etc.) y nuestra familia social (nuestros amigos).

     Nuestro agradecimiento al Creador, debe llevar el énfasis y la devoción de David, haciendo eco de sus cánticos y alabanzas para realzar y agradecer su grandeza y majestad.

“BENDICE, alma mía a Jehová; y bendigan TODAS mis entrañas su Santo Nombre.
Bendice, alma mía, a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios.
Él es quien perdona TODAS tus iniquidades, el que sana TODAS tus dolencias; el que rescata del hoyo tu Vida, el que te corona de favores y misericordias; el que sacia de bien tu boca de modo que te rejuvenezcas como el Águila.”
 
(Salmo 103:1-5)
     
¡Agradecido por leer mis artículos!

Frank Zorrilla

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