Mis queridos hermanos y amigos,
“Dos poderes residen en el alma
del hombre caído; uno transciende los cielos para armonizar con lo sublime, y depender
de lo invisible. El otro, está en alineación con la discordia, y es dependiente
de las experiencias cognitivas que moldean el carácter y regulan la
supervivencia.”
Frank Zorrilla
“¡Ni tal ÁNGEL ni tal DEMONIO, todos sin excepción,
bailamos de los dos lados!.”
Sin lugar a
dudas, todos los seres que habitamos sobre la Tierra, tenemos nuestro lado “bueno”; esto es: un ser compasivo, altruista, benévolo,
cariñoso… Y nuestro lado “malo”;
un ser: cruel, egoísta, malévolo, antipático… Lados diametralmente
opuestos y ambivalentes, que cohabitan el mismo espacio físico, pero con
umbrales de frecuencias distintos y energías antagónicas. Un lado trabaja para “cohesión” y el otro para “degradación."
¿Cuál
de estos dos: Ángel o Demonio, prevalecerá en el corazón del hombre?...
Ante las
encrucijadas que nos presenta la vida en sociedad, siempre existirá la
disyuntiva entre: el hombre pensante que controla sus acciones y el hombre
impulsivo controlado por las emociones… Como bien estipulan los psicoanalistas, "el estigma de Caín” siempre perseguirá al hombre, y querrá imponerse por genética
y degradación entrópica. Siempre querrá prevalecer, el hombre díscolo o
soberbio, altivo, colérico, que defiende su orgullo, su espacio y su ego.
De lo expuesto
en el párrafo anterior, y según los doctos en psicología social, a primera
instancia, se manifiesta o sale a relucir, el instinto natural de conservación y
supervivencia. Ese acto natural concretizado e influenciado por experiencias
y el efecto simbiótico de las emociones, la Biblia le llama:“Deseos de la carne.”
En contraposición
a este criterio, está la actitud del hombre pensante. El hombre que ha
aprendido a elevarse o ascender a lo sublime abstrayéndose de la realidad que le
incumbe y dicta el momento. Aquel que sabe sumergirse en su interior para
elegir conscientemente su actuación. Estos son los que según la Biblia, “andan según los deseos del espíritu.”
Es decisión del
hombre optar por lo que le dicte su conciencia; porque en resumidas cuentas, cada
ser humano enfrenta a diario a sus propios demonios, y ha conocido sus ángeles
particulares sin tener que ser bueno, ni ser malo…
Como bien dijo William Shakespeare: “El
infierno está vacío y todos los demonios residen aquí con cada uno de nosotros
los mortales.”…
No es una ignominia afirmar que en efecto, Ángeles y
demonios acampan en esta Tierra; aunque la mayoría de los ángeles ya no tengan alas, ni los demonios muestren sus cuernos… Sin lugar a
dudas, el mundo está lleno de monstruos con caras amigables y ángeles llenos de cicatrices.
Todo empezó precisamente en ese funesto génesis, cuando el orgullo hizo un trueque macabro convirtiendo ángeles en demonios. Y estos demonios, para reclutar adeptos, usaron la seducción para cautivar a los incautos en el jardín del Edén. Desde ese momento, una amalgama simbiótica con inherencia híbrida, se apoderó del hombre.
Esta inherencia híbrida permite al hombre tener la capacidad creadora que puede embellecer la vida a través del amor, pero también la capacidad destructora para cometer actos que envilecen su existencia; ambas virtudes a merced de su elección. Sólo la hermandad entre los hombres puede hacer emerger los ángeles que llevamos dentro.
Quizás
pensarás: "Ya es muy tarde, porque los demonios que existen en mí esclavizan a mis ángeles…
¡Cómo
pesan estas cadenas del pasado y del presente!.. Saber que son ellas, quienes definen quien soy"…
No
te dejes persuadir por tales pensamientos, porque, “la mentira más grande del
demonio es hacerte creer que estás tan roto que ni Dios te puede arreglar.”
¿Eres de los que piensan que los que profesan una fe están
excluidos a
ser poseídos por “ángeles y demonios”?...
Como dijo Gandhi: “Los éxitos del diablo son más grandes cuando aparece con el nombre de
Dios en sus labios."
Al igual que nosotros, el Apóstol Pablo, consagrado al evangelio
de Cristo, también tuvo sus
luchas internas; la batalla interna de sus Ángeles y Demonios. Cada uno
queriendo imponer su voluntad para definir su destino y por ende, su vida…
Así
lo expresa en su carta a los Romanos: “Porque no hago el bien
que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago… Y si hago lo que NO quiero, ya
no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí. Porque según el hombre interior,
me deleito en la ley de Dios; pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela
contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está
en mis miembros… ¡Miserable
de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte?.” (Romanos 7:19-24).
Ante
esta realidad tan patética y grotesca, pareciese como si no existiera
esperanzas para el hombre caído, pero el mismo Pablo nos da la respuesta… “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero,
todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de
buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.” (Filipenses 4:8).
Recordemos que
todo radica y da inicio en el pensamiento. “Ante
todo, cuida tus pensamientos porque ellos controlan tu vida.”(Proverbios 4:23)…
Mahatma Gandhi lo expresó magistralmente: "Cuida tus pensamientos porque se volverán actos. Cuida tus actos porque se harán costumbre. Cuida tus costumbres porque formarán tu carácter. Cuida tu carácter porque formará tu destino y tu destino será tu vida.”
Mahatma Gandhi lo expresó magistralmente: "Cuida tus pensamientos porque se volverán actos. Cuida tus actos porque se harán costumbre. Cuida tus costumbres porque formarán tu carácter. Cuida tu carácter porque formará tu destino y tu destino será tu vida.”
Cuando
pienses que es imposible sustituir al
demonio por el ángel que existe
en ti, piensa en lo dicho por Anatole France: “Nunca escuchemos la versión de
la historia del diablo, porque solo Dios escribió el libro.”
¡Qué Dios te bendiga y te guarde, haga resplandecer su
rostro sobre ti, te traiga paz y haga emerger el ángel que mora en tu
conciencia!
Frank Zorrilla