Mis queridos amigos y hermanos,
Si echamos un vistazo a nuestros sistemas de
enseñanza, notaremos que en efecto, la gran mayoría de estos sistemas que han reinado por siglos, no han cambiado. Aún a pesar de los grandes adelantos de la ciencia, de los nuevos descubrimientos y conocimientos; seguimos obstinadamente con los mismos métodos de enseñanza.
Estamos esclavizados a sistemas ambiguos basados en la física tradicional y sus leyes, en las limitaciones de las matemáticas y cálculos logísticos. Una enseñanza que dicta la imposibilidad en todos sus aspectos…Me imagino que te estarás preguntando: el por qué de mi aseveración, por lo que pretendo explicarme más detalladamente en los párrafos subsiguientes.
enseñanza, notaremos que en efecto, la gran mayoría de estos sistemas que han reinado por siglos, no han cambiado. Aún a pesar de los grandes adelantos de la ciencia, de los nuevos descubrimientos y conocimientos; seguimos obstinadamente con los mismos métodos de enseñanza.
Estamos esclavizados a sistemas ambiguos basados en la física tradicional y sus leyes, en las limitaciones de las matemáticas y cálculos logísticos. Una enseñanza que dicta la imposibilidad en todos sus aspectos…Me imagino que te estarás preguntando: el por qué de mi aseveración, por lo que pretendo explicarme más detalladamente en los párrafos subsiguientes.
Como es de extenso conocimiento por la mayoría de las personas que habitamos el planeta, todo lo que existe en el universo: las galaxias, las nebulosas, las estrellas, el sol, los planetas, la Tierra, las montañas, los árboles, el mar, las nubes, la atmósfera y nosotros mismos, está formado por átomos. En la escuela aprendemos el Modelo Estándar de Física de Partículas que divide a las moléculas en átomos y a estos en neutrones, protones y electrones, y nos explican sus interacciones desde una perspectiva errática porque se basan en un concepto ambiguo y arcaico. (Me explico en el párrafo más abajo).
Los científicos veían la "materia" (sustancia o masa que componen los cuerpos físicos) como algo estático y predecible (con una forma y estructura única); inclusive, en la antigüedad se pensaba que un átomo era la parte más pequeña en la que se podía dividir la materia, pero ahora se sabe que: existen otras partículas más diminutas dentro de los protones y neutrones llamadas: “quarks”.
Según las observaciones, las partículas ocupan un espacio insignificante en las moléculas y átomos. El resto es vacío. Para sorpresa de los teóricos, esas partículas que consideraban indivisibles (protones y neutrones, las cuales forman la estructura del átomo), ¡son divisibles, y su comportamiento dentro de las moléculas tienen dualidad! Me explico: Los científicos pensaban que el átomo era una bola sólida; pero en realidad, ese puntito pequeño con materia densa estaba formado por una nube de electrones que aparecen y desaparecen al igual que su núcleo; y los elementos atómicos como las luz, y otras formas electromagnéticas se comportaban como: si estuvieran constituidas por “partículas” y otras veces como “ondas” que se propagan en todas direcciones, sin razón aparente.
¿Cómo es posible esta dualidad? ¿Quién o qué incide en ese comportamiento dual?...
La física tradicional o clásica se encontró con éste rompecabezas, y no tenía una explicación coherente para entender este acertijo o fenómeno dual. Es entonces cuando nace la física cuántica, también conocida como: “mecánica ondulatoria” (rama de la física que estudia el comportamiento de la materia a nivel subatómico). Esta nueva ciencia, a través de innumerables experimentos, llegó a la conclusión de que ese comportamiento de los fotones (partícula de luz) era establecida por la expectativa expresa del que observaba: donde éste esperaba encontrar partículas, allá estaban ellas, de la misma forma como ocurría donde se esperaba encontrar una onda. Era como si lo esperado se reflejara en la experiencia.
¿Cómo se podría conciliar el hecho de que una cosa podía ser dos al mismo tiempo, y cómo mantener la objetividad?...
Se concluyó de que existe una realidad basada en niveles de energía con grandes potenciales abstractos, donde la conciencia está envuelta (un observador interior). Significa que la realidad es subjetiva, creando diversas situaciones en nuestra mente que influyen afortunada o desafortunadamente a ese comportamiento. En palabras simples: ¡Existe en nosotros, una energía potencial capaz de cambiar la materia y nuestro espacio físico!
Para que me puedan entender mejor, voy a obviar los términos científicos e iré a lo práctico: El mundo tiene varias formas de realidad en potencial, hasta que usted escoge la que quiera. Se puede estar en muchos lugares al mismo tiempo, experimentando varias posibilidades, hasta que ellas convergen en una sola. ¿Cómo puede tener un objeto dos estados al mismo tiempo?
Tenemos que entender que los átomos no son objetos, son tendencias. En lugar de pensar en objetos, debemos pensar en posibilidades. ¡Todo es posibilidad, subconscientemente! Por lo tanto, en lugar de pensar en las cosas como posibilidades, tenemos el hábito de pensar que las cosas que nos rodean, ya son objetos que existen sin nuestra contribución y sin nuestra elección. Es decir, aceptamos esa realidad y esa realidad nos limita. Las personas trabajan, experimentan diversas emociones y viven la vida como si nada especial estuviera sucediendo; pues es así como se acostumbraron, pero existe esa increíble posibilidad de cambiar esa realidad. Nos olvidamos que, existe dentro de nosotros, ese observador, “el espíritu que Dios nos dio el día que nos creó”.
¿Qué tan positivos somos para creer en nuestra capacidad infinita?
Lamentablemente, desde que somos niños, somos entrenados usando la lógica, las matemáticas y los conceptos de la física clásica, para deducir a través de realidades puramente físicas, e imposibilitando nuestra capacidad mental. Me refiero a esa capacidad energética que poseemos al ser parte integral de todo lo creado. En otras palabras, somos una clonación de un Ser poderoso; fuimos creados por un Ser extraordinario que al darnos su espíritu, nos dotó con la capacidad de creación para nuestro beneficio.
En efecto, no afectamos la realidad de forma consistente porque no creemos que podemos hacerlo. Escribimos una intención y después la borramos, pues creemos que es una tontería: "¡No logro hacer eso!".
Lamentablemente, desde que somos niños, somos entrenados usando la lógica, las matemáticas y los conceptos de la física clásica, para deducir a través de realidades puramente físicas, e imposibilitando nuestra capacidad mental. Me refiero a esa capacidad energética que poseemos al ser parte integral de todo lo creado. En otras palabras, somos una clonación de un Ser poderoso; fuimos creados por un Ser extraordinario que al darnos su espíritu, nos dotó con la capacidad de creación para nuestro beneficio.
En efecto, no afectamos la realidad de forma consistente porque no creemos que podemos hacerlo. Escribimos una intención y después la borramos, pues creemos que es una tontería: "¡No logro hacer eso!".
La realidad es que, si creemos con fe que podemos andar sobre el agua, eso sucederá, pero generalmente, tenemos una niebla de pensamiento positivo, cubriendo una enorme masa de pensamiento negativo; en otras palabras, pensar positivamente sólo disfraza nuestro pensamiento negativo; porque estamos llenos de “DUDA”. En nuestro interior pensamos: “¡No puedo hacerlo...Es imposible!”
Es tanto así, que cuando pensamos en objetos, trastornamos la realidad y la concebimos más completa de lo que realmente ella es. Es ahí donde quedamos presos y limitados. Nos quedamos presos en la uniformidad de la realidad, pues si ella es completa y nosotros insignificantes, no podemos alterarla. Pero, si la realidad es mi posibilidad, tú posibilidad; es decir, posibilidad de la propia conciencia, inmediatamente nos preguntaríamos:
¿Cómo podemos alterarla, para hacerla mejor y más amena?... ¿Acaso dudas de que esto sea posible?...
Favor prestar atención a los siguientes versículos: “Entonces dijo Dios: “Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza (…). Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.” (Génesis 1:26-27), “Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es posible.” (Marcos 9:23), “Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho.” (Marcos 11:23).
¿Cómo podemos alterarla, para hacerla mejor y más amena?... ¿Acaso dudas de que esto sea posible?...
Favor prestar atención a los siguientes versículos: “Entonces dijo Dios: “Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza (…). Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.” (Génesis 1:26-27), “Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es posible.” (Marcos 9:23), “Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho.” (Marcos 11:23).
Como pudimos observar en los versículos bíblicos, el mismo Dios y su hijo: Jesús, enfatizan y despejan cualquier duda que podamos tener sobre nuestra capacidad; sobre tú capacidad.
Si analizamos el primer versículo, (Génesis 1:26-27), podremos comprender que, como parte de la creación, somos también, parte de un gran sistema energético que se comporta unísono a la voluntad del Supremo Creador; quien creó todo con sus manos; por consiguiente, ese vasto universo, y los campos energéticos que existen en él, no son producto de la casualidad, más la obra metafísica del autor de nuestra existencia. El mismo que ordenó el firmamento, fijó las estrellas y le dictó leyes.
El segundo, y el tercer versículo, (Marcos 9:23 – 11:23), nos da a entender que, somos ente de energía oscilante con capacidad para canalizar, controlar y dirigir esa energía para cambiar el estado de la materia haciendo uso de la fe. Lógicamente, este versículo, no encaja con la realidad objetiva, y la física tradicional consideraría esta afirmación como: “descabellada o una simple locura".
Si analizamos el primer versículo, (Génesis 1:26-27), podremos comprender que, como parte de la creación, somos también, parte de un gran sistema energético que se comporta unísono a la voluntad del Supremo Creador; quien creó todo con sus manos; por consiguiente, ese vasto universo, y los campos energéticos que existen en él, no son producto de la casualidad, más la obra metafísica del autor de nuestra existencia. El mismo que ordenó el firmamento, fijó las estrellas y le dictó leyes.
El segundo, y el tercer versículo, (Marcos 9:23 – 11:23), nos da a entender que, somos ente de energía oscilante con capacidad para canalizar, controlar y dirigir esa energía para cambiar el estado de la materia haciendo uso de la fe. Lógicamente, este versículo, no encaja con la realidad objetiva, y la física tradicional consideraría esta afirmación como: “descabellada o una simple locura".
Pero aún falta más, las Sagradas Escrituras nos relatan que: Jesús protagonizó grandes hazañas; violando las leyes físicas que conocemos: Caminó sobre las aguas, sanó enfermos, trasmutó la materia; convirtiendo el agua en vino, multiplicó alimentos, renovó materia en descomposición; dio vida a una persona muerta, atravesó las paredes y levantó a los cielos desafiando a la gravedad. Lo insólito de todo es que nos dejó una promesa sin limitaciones: “De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aún mayores hará,(…). Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en su nombre.” (Juan 14:12-13).
Más, es preciso entender, que al ser parte de este gran sistema energético; esto nos convierte en receptores de diversas fuentes existentes. "El mundo entero está bajo el maligno" (1 Juan 5:19). Esto es cierto, tanto para las energías positivas; llámese así a las que obedecen a un orden establecido y están en armonía (fuentes del Creador, Yahwéh), como también las negativas, es decir, “energías fractales”; aquellas que obedecen a la entropía o desorden, producto del caos (fuentes de un ser antagónico, a quien la Biblia describe como: “Satán”).
Existe un mundo microscópico que no vemos; es el mundo de nuestras células; el mundo de nuestros átomos (@7x10^27 entre los que se encuentran los de hidrógeno, oxígeno, carbono y elementos trazas )... Ellos poseen su propio lenguaje, su propia matemática. Y no son solamente pequeños, cada uno es totalmente diferente, pero se complementan; pues yo soy mis átomos, pero también soy mis células.
Si meditamos profundamente, entenderemos que nuestra fisiología microscópica es verdadera; sólo que en diferentes niveles, pero unísonamente para crear la realidad que queramos.
Si meditamos profundamente, entenderemos que nuestra fisiología microscópica es verdadera; sólo que en diferentes niveles, pero unísonamente para crear la realidad que queramos.
¡La gracia y las bendiciones de Dios sean contigo!
Frank Zorrilla