sábado, 11 de junio de 2022

DEGRADACIÓN IMPRUDENTE DE LA MUJER EN UN ESCENARIO SIN CENSURAS

Mis queridos amigos y hermanos,


“¡Ah, princesa mía, cuán bellos son tus pies en las sandalias!

Las curvas de tus caderas son como alhajas labradas por hábil artesano.

Tu ombligo es una copa redonda, rebosante de buen vino.

Tu vientre es un monte de trigo rodeado de azucenas. 

Tus pechos parecen dos cervatillos, dos crías mellizas de gacela.

Tu cuello parece torre de marfil. 

Tus ojos son los manantiales de Hesbón, junto a la entrada de Bat Rabín.

Tu nariz se asemeja a la torre del Líbano, que mira hacia Damasco.

Tu cabeza se yergue como la cumbre del Carmelo. 

Hilos de púrpura son tus cabellos; ¡con tus rizos has cultivado al rey!

¡Cuán bella eres, amor mío! ¡Cuán encantadora en tus delicias!

Tu talle se asemeja al talle de la palmera, y tus pechos a sus racimos. 

Me dije: “Me treparé a la palmera; de sus racimos me adueñaré”. 

¡Sean tus pechos como racimos de uvas, tu aliento cuan fragancia de manzanas, y como el buen vino tu boca! 

(Cantar de los Cantares 7:1-9).


     Como podemos apreciar en las estrofas escritas por el sabio Salomón, la excelsa fascinación del amor de un hombre hacia una mujer es expresada en un género literario poético muy peculiar, pero al mismo tiempo, muy cortés y exquisita. 

  

     En su lírica rebuscada, Salomón ensalza las virtudes de la mujer en forma de poesía. Alaba su belleza en un lenguaje altamente simbólico, haciendo hincapié en sus atributos físicos. Atributos que deleitan sus ojos, y despiertan el deseo de un encuentro íntimo donde se pone de manifiesto el amor. Indiscutiblemente, El Cantar de los Cantares, libro que aglomera los cánticos poéticos de Salomón, se le considera como uno de los libros de amor más bellos de la literatura universal. Incluso es catalogado por algunos eclesiásticos como la representación figurada del amor puro de Jesús por su novia, la iglesia.  

    

     Han sido muchos los poetas y cantautores contemporáneos que han ensalzado a este ente social hecho mujer a través de sus poemas y canciones con líricas que resaltan su valor sentimental, pasional y espiritual. Como no mencionar a poetas cómo: Pablo Neruda, Mario Benedetti, Jaime Sabines, Gustavo Adolfo Bécquer, y cantautores románticos de la categoría de: José Luis Perales, Julio Iglesias, Juan Luis Guerra, Joan Manuel Serrat, Ricardo Montaner, entre muchos, muchos otros… 

  

     Sin embargo, últimamente somos testigos de la degradación moral de la mujer en la voz de artistas urbanos, quienes han usado el escenario artístico como parapete para denotar el rol de la mujer sólo como “objeto sexual” a través de sus líricas con contenidos altamente lascivos e injuriosos, donde la lujuria hacia el sexo es expresada abiertamente sin ningún tipo de pudor o respeto hacia la integridad femenina; denigrando explícitamente a este ser tan especial a ser solo un objeto para satisfacer el deseo y necesidad carnal del hombre. Pareciese como si estos artistas urbanos utilizaran la expresión artística para destaparse como: “misóginos obcecados” o “sexistas frustrados”.  

  

     Son muchos los llamados: “artistas urbanos”, o dicho de otra manera: “cantores del arte callejero”, cuya temática en sus canciones se maneja en una delgada frontera entre la expresión estética, política y/o social; y donde algunos expositores de ese género, utilizan expresiones soeces en detrimento de la mujer, incitando a la violencia y promocionando la rebeldía contra los reglamentos establecidos. Empero, el derecho conferido a la libre expresión, les ha permitido su participación en el entramado social, satisfaciendo de esta manera, a ciertos grupos sociales a través de la industria musical, y por qué no decir: ¡con la explicita y tolerante complicidad de las autoridades competentes! 

  

     Han sido muchos los roles culturales de la mujer en las sociedades a través de los siglos. Es tanto así que según los antropólogos, fueron las féminas las que se convirtieron en las primeras agriculturas, a preparar el barro y hornear cerámica. No obstante, al encargarse de la agricultura, también descubrieron las propiedades medicinales de las plantas, a secar, almacenar y mezclar las sustancias vegetales. Esto, además de la noble labor encargarse de las tareas del hogar, de la procreación y educación de los hijos, entre innumerables funciones idóneas para el bien común… 


     ¡Solo por el hecho de que la mujer tiene la facultad y capacidad de dar vida, es más que suficiente para cuidarla, mimarla, halagarla y protegerla como baso frágil! 

  

     Despectivamente, la mujer en la antigua Grecia fue considerada como un ser sin terminar al que había que guiar, lo que implicaba su sometimiento total al varón y su alejamiento de la vida pública. La mujer pasó a ser una posesión o propiedad subordinada al hombre en lugar de ser, y cómo ordena el Creador, una “ayuda idónea”. Aunque claro está, el sometimiento al hombre fue tergiversado, y en lugar de ser complemento idóneo, ha llegado a ser posesión enfermiza; dando lugar a tropelías en su contra incluyendo la funesta práctica machista del feminicidio, al ellas considerar y exigir, que debe existir igualdad de género y al mismo tiempo, no ser “objetos de posesión”. 


     Ante la osadía de estos interpretes de la música urbana al considerar a la mujer como objeto sexual, la pregunta de lugar sería: ¿Dónde están los grupos feministas que abogan por los derechos de la mujer?… 


     ¿Acaso la degradación de la mujer como: “objeto sexual” no está contemplada en la agenda de los grupos feministas, o sólo les interesa la igualdad de género?

   

     Y lo que es más preocupante, ¿por qué algunas jóvenes adolescentes siguen a estos artistas urbanos e incluso cantan sus líricas con algarabía e euforia en lugar de protestar ante tales atropellos?… Según los expertos en comportamiento social, la cultura del sexo en los jóvenes, ha sido corrompida a niveles garrafales. La proliferación de la pornografía, la adquisición de material de contenido sexual a edad temprana, el uso de estupefacientes y una ausencia de valores morales y espirituales, han prostituido la adolescencia constituyendo la base para una degeneración en los valores de la mujer como ente social surgiendo en cambio, una corriente idealista de ver a la mujer solo como ente de placer sexual. Por consiguiente, la actitud de las adolescentes ante líricas que la denigran como: “objeto erótico” es recibida con complacencia al asumir erróneamente, que son solo parte de un movimiento cultural moderno de simbología sexual. 

  

     Es de esperarse que, la dinámica cultural de movimientos artísticos seguirán manifestándose con mayor apogeo en la medida como avance las nuevas generaciones con grandes carencias espirituales y morales. Solo cuando surjan iniciativas que rescaten los valores y la autoestima de las adolescentes a través de la educación, se podrá frenar el constante ultraje a la dignidad de un ser tan especial, como es la mujer.


¡Dios los bendiga y los guarde!  


Frank Zorrilla