domingo, 15 de diciembre de 2019

"CULPA TÓXICA VS. CULPA REDENTORA: La Gran Batalla del Alma Humana."



La carga de la culpa
“La tensión entre las exigencias de la conciencia moral y las operaciones del yo es sentida como sentimiento de culpa.”
Sigmund Freud.

     Mis queridos amigos y hermanos, 

Dentro de los diversos estados emocionales que experimentamos como seres humanos, hay uno en particular cuyas raíces pueden dar frutos muy dañinos: ansiedad, depresión, adicciones, trastornos alimentarios y una vida marcada por la inseguridad. Ese sentimiento aterrador es conocido como: “culpa.”

sentimiento de culpa
     ¿Quién no ha caído alguna vez en las garras de esa emoción devastadora de la culpa?...

       Se puede afirmar que la capacidad de experimentar culpa es una potencialidad universal en todos los seres humanos con un desarrollo psicológico y moral típico. Es decir, todos tenemos el "software" mental necesario para sentirla, con excepción de aquellos que presentan un trastorno antisocial de la personalidad. 

     El filósofo Jean-Paul Sartre expresó:

     "El hombre está condenado a ser libre."

     Es decir, nuestras elecciones siempre traerán responsabilidad. La culpa es, en parte, la sombra de esa libertad.

      En psicología la culpa se entiende como una emoción compleja que surge cuando sentimos que hemos violado una norma moral, social o personal. No es simplemente tristeza, sino una evaluación de responsabilidad que toca la raíz de nuestro "yo moral"

     El sentimiento de culpa no entiende de edades. Como seres emocionales y conscientes, moldeados desde la infancia por preceptos morales, espirituales y éticos, siempre estaremos expuestos a su influencia. Tarde o temprano, cuando surja la posibilidad racional de haber cometido un error o de habernos desviado de los parámetros que internalizamos como válidos o de los principios que aceptamos con valor cultural, este sentimiento puede emerger con intensidad, llevándonos a convertirnos en nuestros propios críticos más severos.  

     El sentimiento de culpa actúa como un agente que degrada la autoimagen porque afecta al ego, resquebrajando los cimientos de la estructura interna formada por las concepciones aprendidas sobre lo correcto e incorrecto, lo permitido y lo reprobable dentro de la sociedad. Pero, ¿hasta qué punto esto corresponde a una programación mental impuesta desde la niñez por el núcleo fundamental de la sociedad, representado por nuestros progenitores y tutores?  

     Lamentablemente, el sentimiento de culpa puede generar una huella de miedo profundamente arraigada. Este temor a menudo se instala por asociación durante la infancia como un mecanismo de protección ante situaciones percibidas como  bochornosas o vergonzosas, ya sea por una falta cometida o por una acción considerada deshonrosa y humillante. 

culpa inducida en los niños
     Crecemos cargando con esa presencia interna, una suerte de 'monstruo' que habita en nuestros pensamientos y que se activa para recordarnos que hemos traicionado un pacto interno o hemos actuado en contra de los valores que creíamos defender y que constituyen la base de nuestra identidad.

     Vivir en este estado de autoflagelación constante resulta nocivo tanto para las salud física como para la mental. Por ello, es imperativo aprender a gestionar esa voz de la conciencia, comprendiendo que la redención es posible mediante el aprendizaje y  el compromiso firme de no repetir los mismos errores.  

     ¿Cuáles son los impactos de la culpa en la salud mental?
  • Ansiedad y depresión: la culpa persistente alimenta pensamientos obsesivos ("debí hacerlo diferente", "no merezco ser feliz"), generando un círculo de angustia.
  • Autoestima dañada: la persona se percibe a sí misma como "mala" o "indigna", debilitando su autoconcepto.
  • Conductas de autocastigo: puede conducir a adicciones, trastornos alimentarios o actitudes autodestructivas.

     El psicólogo Albert Ellis lo resumió así:

     "La culpa no cambia el pasado, solo arruina el presente y envenena el futuro."

dedos acusadores
     ¿Hay diferencia entre la culpa real y la culpa imaginaria?

      Sí, la culpa real o objetiva surge cuando la persona a cometido un error o ha causado daño. Sin embargo, la imaginaria o subjetiva, es aquella que la persona se siente culpable aunque no haya hecho nada malo o indebido.      

     No obstante, en psicología y filosofía se distinguen varios tipos de culpa, dependiendo de su origen, intensidad y función. 

 
     Carl Rogers, padre de la psicología humanista, afirmaba:

     "Cuanto más me acepto tal como soy, más capaz soy de cambiar."

     Es que aceptar nuestros errores sin caer en la autoacusación destructiva es clave para sanar.


     ¿Es posible usar la manipulación emocional a través la culpa inducida?

     Desde la perspectiva de la psicología, la respuesta es . La culpa inducida es una de las formas más comunes de manipulación emocional, porque toca fibras muy sensibles del ser humano: la necesidad de aprobación, el miedo al rechazo y la obligación moral

El gran desliz de Adán y Eva
     Las Sagradas Escrituras nos revelan que la culpa fue el primer sentimiento experimentado tras la caída del hombre:

 Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto. Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú? Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí.” (Génesis 3:8-10).

     Adán, al verse culpable, no solo se escondió, sino que buscó justificar su falta. Es notable que la actitud de Adán al sentirse avergonzado, ante su acción, acude a la manipulación psicológica de culpar a otro para sentirse exento de responsabilidad:

     La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí.” (Génesis 3:12). 

     Heredamos los rasgos genéticos del primer hombre, somos sensibles por naturaleza y estamos predispuestos a cometer errores… Es así como la humanidad vive entre el peso de la culpa y la esperanza del perdón. 

    
estado agónico de la depresión
¿Creen ustedes que el apóstol Pablo al igual que otros apóstoles, no habían cometido suficientes errores como para vivir con sentimientos de culpa?

      Indudablemente, reconocer los errores es positivo, nos ayuda a mejorar. La psicología coincide en que reconocer un error es sano y liberador. Si nuestro comportamiento ha sido ofensivo o inadecuado con otras personas, si hemos actuado irresponsablemente en alguna ocasión, reconocer que actuamos incorrectamente nos ayudará con el sentimiento de culpa. 

     Algunos dirán: “¡Los recuerdos del pasado me atan a sentirme culpable!”, pero ¿acaso puedes cambiar el pasado?... La culpa no cambia el pasado, ni te convierte en mejor persona.

estrategia usando imposición de culpa
     La Biblia va más allá y nos muestra que ese reconocimiento de culpa debe transformarse en arrepentimiento genuino, que abre la puerta al perdón divino.

     El apóstol Santiago lo expresó con claridad:

"Todos fallamos mucho. Si alguien nunca falla en lo que dice, es una persona perfecta, capaz también de controlar todo su cuerpo." (Santiago 3:2)

     Y el apóstol Juan afirmó:

     "Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad." (1 Juan 1:9)

     Satanás busca condenarnos en la culpa para mantenernos en la esclavitud del pasado, pero Cristo nos invita a la libertad:

     "Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús." (Romanos 8:1)
  
     La psicología nos muestra que la culpa puede ser una emoción destructiva si se convierte en tóxica, pero también puede enseñarnos a mejorar cuando es adaptativa. 

     La Biblia nos enseña que la culpa no debe transformarse en condena, sino en un camino hacia el arrepentimiento y la restauración

     En Cristo, la culpa deja de ser un monstruo que atormenta y se convierte en una oportunidad para crecer, ser perdonados y vivir en libertad. 

     "Para libertad fue que Cristo nos hizo libres; por tanto, permaneced firmes y no os sometáis otra vez al yugo de esclavitud." (Gálatas 5:1).


¡Dios los bendiga rica y abundantemente!


Frank Zorrilla

No hay comentarios.: