Mis queridos amigos y hermanos,
“La
tensión entre las exigencias de la conciencia moral y las operaciones del yo es
sentida como sentimiento de culpa”. Sigmund
Freud.
Dentro de los diversos estados
emocionales que experimenta un ser humano haciendo uso de la conciencia, existe
uno en particular cuyas raíces pueden tener frutos muy perjudiciales y
demoledores a quien lo padece: ansiedad, depresión,
adicciones, trastornos alimentarios son algunos de los frutos de ese
sentimiento tan aterrador al que se le conoce como: “sentimiento de culpa”.
sentimiento de culpa |
¿Quién no ha caído alguna vez en las garras de la emoción devastadora
de la culpa?...
La culpabilidad no
entiende de edades, y como seres emotivos concienciales regidos desde niños
bajo ciertos preceptos morales, espirituales y éticos, siempre estaremos
expuestos a sus asechanzas y tarde o temprano, cuando exista la mera posibilidad
racional de concebir haber cometido un error o actuar desalineados a parámetros
establecidos como válidos o a principios a los que hemos aceptado con valor
cultural, nos atacará sin piedad convirtiendonos en nuestros propios verdugos.
El sentimiento de culpa actúa
como agente degradante del “Yo” porque
infiere en el ego; estropeando los cimientos de esa estructura formada
internamente por preceptos aprendidos de lo que es correcto o incorrecto; de lo
que es permitido y aceptable o abominable y reprensible dentro de la sociedad
organizada. Pero, ¿es plausible pensar que, todo corresponde a una programación mental
impuesta desde la niñez por el núcleo fundamental de la sociedad representada
por nuestros progenitores y tutores?
Dios perdona las transgresiones con el arrepentimiento |
Como bien sabemos, existen
diversos niveles de conciencia, y sólo cuando existe un contraste entre lo
establecido cómo: justo, apropiado y lo que aceptamos como válido en nuestro raciocinio,
nos hará sentir culpables.
Lastimosamente, el sentimiento
de culpabilidad afecta nuestra autoestima y genera miedo en la memoria
celular. Un miedo insertado por asociación desde muy pequeños como forma de
protegernos ante lo que consideramos bochornoso o de vergüenza por una falta
cometida, o por una acción deshonrosa y humillante. Crecemos con ese monstruo
dentro de nuestro cuerpo. Monstruo que convive en nuestros pensamientos y que
siempre está dispuesto a recordarnos que hemos traicionado un pacto o que hemos
actuados en contra de aquellos valores que habíamos creído y que forman parte
de lo que decimos ser. Vivir en ese auto tormento es nocivo tanto para la salud
física como mental. Por lo tanto, es menester silenciar esa voz de la
conciencia entendiendo que podemos redimirnos evitando los mismos errores.
dedos acusadores |
Por otra parte, nos resulta
desconcertante reconocer que existen personas que, utilizan el sentimiento de
culpabilidad como técnica de manipulación o tortura psicológica. Hacer sentir a
otro culpable para lograr obtener algo es una práctica muy común. Lo degradante
es, hacer uso de esa práctica en los niños, ya que siempre tendrán secuelas
permanentes una vez pasen a la adultez. Nunca permitas ser víctima de este tipo
de manipulación. Si tu jefe, amigos, parientes, pareja sentimental, etc., te
hace sentir culpable a menudo, ese tipo de relación puede contaminar tu valoración
como persona y puede afectar tu autoestima.
El gran desliz de Adán y Eva |
En las Sagradas Escrituras encontramos que el sentimiento de culpa fue
el primer sentimiento que experimentó el hombre al desobedecer lo que Dios había
ordenado. “Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire
del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios
entre los árboles del huerto. Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo:
¿Dónde estás tú? Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque
estaba desnudo; y me escondí.” (Génesis 3:8-10).
El primer hombre creado experimentó sentimiento
de culpa y de miedo al darse
cuenta que había desobedecido o quebrantado una ordenanza y temía por las repercusiones
de su desobediencia. Es notable que la actitud de Adán al sentirse avergonzado, ante su acción, acude a la manipulación
psicológica de culpar a otro para sentirse exento de responsabilidad: “Y el hombre respondió: La mujer que me diste por compañera me dio del
árbol, y yo comí.” (Génesis
3:12). Heredamos los rasgos genéticos del primer hombre, somos sensibles por
naturaleza y estamos predispuestos a cometer errores…
¿Creen ustedes que el apóstol Pablo al igual que otros apóstoles, no habían
cometido suficientes errores como para vivir con sentimientos de culpa?...
estado agónico de la depresión |
Indudablemente, reconocer los errores es
positivo, nos ayuda a mejorar. Si nuestro comportamiento ha sido ofensivo o
inadecuado con otras personas, si hemos actuado irresponsablemente en alguna ocasión,
reconocer que actuamos incorrectamente nos ayudará con el sentimiento de culpa…Algunos
dirán: “¡Los recuerdos del pasado me atan a sentirme culpable!”, pero ¿acaso puedes cambiar el pasado?...
La culpa no cambia el pasado, ni te convierte en mejor persona.
“La culpa causada por Satanás produce suficiente remordimiento
para esclavizarnos. No permitas que él cierre sus ataduras en ti.”
estrategia usando imposición de culpa |
Lo importante es reconocer el
error y cambiar, si no asumimos la responsabilidad, cometeremos el mismo error.
El ángel caído, Satanás siempre
querrá que tengamos sentimientos de culpa para que vivamos esclavizados en nuestro
pasado. Más por el contrario, “tenemos que permitir que la culpa nos
recuerde hacerlo mejor la próxima vez”. Como dijo el apóstol: “Todos fallamos mucho. Si alguien nunca
falla en lo que dice, es una persona perfecta, capaz también de controlar todo
su cuerpo.” (Santiago 3:2)
Dios, en su gran Omnisciencia y sabiendo que somos seres emotivos, siempre nos llama
a la conversión y cuando nos sentimos culpables por no acatar sus preceptos y
mandamientos nos produce suficiente arrepentimiento para cambiarnos.
¡Dios los
bendiga rica y abundantemente!
Frank
Zorrilla
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