Mis queridos amigos y hermanos,
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Humillación del hombre |
Como pudimos observar en el párrafo anterior, nuestra civilización es un reciclaje de nuestro pasado con un toque de modernismo. Aprendemos sobre la marcha, pero con una plataforma basada en nuestra historia y experiencias; corrigiendo los errores del pasado y formulando nuevas hipótesis para el futuro. Hipótesis que las futuras generaciones se encargarán de aceptarlas como validas o rechazarlas, una vez sean sometidas a sus respectivos experimentos. Es un proceso de cambios que se realizan paulatinamente. Cambios que están sujetos a necesidades básicas para poder subsistir. Aplicamos nuevos descubrimientos, análisis y estudios para beneficio de la vieja y nueva generación.

Me imagino, que una sociedad mejor balanceada y más tolerante; una sociedad donde el hombre renueve el pacto con su Creador eliminando sus desafueros como norma de conducta. Una sociedad donde los regímenes nacionalistas y totalitarios sólo se encuentren en los libros de historia; donde el respeto a la dignidad humana sea la regla por excelencia; donde no exista la desigualdad de género y donde la diversidad de culturas y razas estén armónicamente fundidas en una filosofía de vida.
Sin lugar a dudas, esa sociedad a la que hice mención, sería una sociedad mejor a la que heredamos. Pero la pregunta de lugar es: ¿Qué estamos haciendo para que este tipo de sociedad se haga realidad?, ¿Cuál es tu aporte?...
Alguien dijo una vez: “Tengo un sueño, un solo sueño, seguir soñando. Soñar con la libertad, soñar con la justicia, soñar con la igualdad, y ojalá ya no tuviera necesidad de soñarlas”. Estas palabras la dijo el gran líder y defensor de los derechos civiles, Martin Luther King, luchador incansable para gestar un movimiento cívico nacional en pos de una nueva sociedad con mayor participación étnica. Una sociedad libre de segregación y odio racial. Movimiento que debemos seguir gestando hasta erradicar todos los remanentes xenófobos y racistas que todavía permanecen.
Alguien dijo una vez: “Tengo un sueño, un solo sueño, seguir soñando. Soñar con la libertad, soñar con la justicia, soñar con la igualdad, y ojalá ya no tuviera necesidad de soñarlas”. Estas palabras la dijo el gran líder y defensor de los derechos civiles, Martin Luther King, luchador incansable para gestar un movimiento cívico nacional en pos de una nueva sociedad con mayor participación étnica. Una sociedad libre de segregación y odio racial. Movimiento que debemos seguir gestando hasta erradicar todos los remanentes xenófobos y racistas que todavía permanecen.
Así como el Dr. King, fueron muchos los hombres y mujeres guiados por ideales nobles que se levantaron en el pasado contra los sistemas esclavistas (sistemas que heredamos de sociedades pasadas); sistemas que violaban y pisoteaban despiadadamente los derechos inalienables del hombre. Todos estos grandes héroes tienen algo en común: La formación mental que tuvieron a temprana edad o durante su niñez. Son precisamente los paradigmas, ese conjunto de conceptos que conforman nuestra estructura mental lo que nos permiten percibir nuestro entorno para adaptarlo a la realidad en un proceso evolutivo de cambios. ¡Ésta es la clave para fomentar un futuro mejor!
El gran Maestro ya lo había dicho: “Lo mismo que sembrare el hombre, eso mismo segará.” (Marcos 10:29-30). Es la educación temprana, es el apego a los preceptos divinos, es la sana doctrina lo que hará la diferencia en las futuras sociedades por venir.
En el libro de los Proverbios del rey Salomón (Libro del Antiguo Testamento) y bajo la pluma inspirada del espíritu de Dios, el gran sabio nos ofrece los motivos de sus escritos: Para recibir consejos de prudencia, justicia y equidad; para dar sagacidad a los simples y a los jóvenes inteligencia y cordura.
Salomón exhorta a los jóvenes: "a escuchar la instrucción de su padre y no menospreciar la dirección de su madre; a no olvidarse de la ley de Dios, ni de olvidarse de guardar los mandamientos".(Proverbios 1:8; 3:1).
Salomón sugirió a los padres, la educación del niño, a temprana edad: “instruye al niño en su carrera”. Él nos sugirió, amonestar a nuestros hijos a tiempo, para evitar consecuencias funestas en el mañana: “El que detiene el castigo a su hijo aborrece; más el que lo ama, desde temprano lo corrige". (Proverbios 13:24).
Salomón exhorta a los jóvenes: "a escuchar la instrucción de su padre y no menospreciar la dirección de su madre; a no olvidarse de la ley de Dios, ni de olvidarse de guardar los mandamientos".(Proverbios 1:8; 3:1).
Salomón sugirió a los padres, la educación del niño, a temprana edad: “instruye al niño en su carrera”. Él nos sugirió, amonestar a nuestros hijos a tiempo, para evitar consecuencias funestas en el mañana: “El que detiene el castigo a su hijo aborrece; más el que lo ama, desde temprano lo corrige". (Proverbios 13:24).

Somos tan ingenuos, que creemos que traumatizamos psicológicamente a nuestros hijos si los corregimos. Más recordemos lo que está escrito: “La vara y la corrección dan sabiduría, pero el muchacho consentido será vergüenza de su madre.” (Proverbios 29:15).

Si en verdad nos interesa el futuro de nuestros hijos dentro de los próximos 50 años, debemos actuar ahora. Es nuestra responsabilidad educarlos a tiempo, guiarlos y servir de mentores para que tengan noción de una sociedad más llevadera y amena. Debemos inculcarles valores espirituales y enseñarlos a temprana edad a actuar cívicamente reflejando prudencia, cordura y humildad.
¡Dios los bendiga rica y abundantemente!
Frank Zorrilla
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