Mis queridos amigos y hermanos,

¿Acaso será la concentración del pigmento melanina en nuestra piel, O la esencia de lo espiritual, como seres creados por Dios?
¿Tiene Dios una pigmentación o un color de piel definido? …
Los seres humanos nos enmarcamos bajo diversos dogmas, creencias religiosas, lenguajes, culturas y geografías para delimitar las diferencias asociaciones étnicas. Somos distintos por nuestras costumbres y nuestros rasgos físicos; pero en esencia, fuimos creados usando el mismo material de la tierra.
¿Será la concentración de melanina en nuestra epidermis sinónimo de inteligencia y belleza... O simplemente, respondemos a un fenómeno de aprendizaje?
Como bien es sabido por los psicólogos y experto en este tema, la adquisición de destrezas y habilidades en el razonamiento cognitivo es influenciado directamente por lo que aprendemos desde pequeños. Es más bien como un “conductismo” basado principalmente, en la teoría asociativa o acondicionamiento: “estimulo-respuesta” y “refuerzo-contigüidad” donde el comportamiento humano no es innato, o debido al factor herencia; sino más bien, aprendido.
A medida que el aprendizaje progresa, el ser humano se va forjando ideas y conceptos definidos en su psiquis para “RECHAZAR” y/o “ACEPTAR” ciertas condiciones o valores muchas veces impuestos desde temprana edad, con el sólo propósito de condicionar y contaminar nuestra mente a concebir lo “Blanco”, y todo lo que implica su concepto, como sinónimo de: “hermosura, belleza y armonía.” Desde luego, que para definir lo “Negro” es lo opuesto; y por ende debemos rechazarlo o verlo desde una óptica inferior.

Jesús cuando estuvo en esta Tierra afirmó: “No que alguno haya visto al Padre, sino aquel que vino de Dios; éste ha visto al Padre. Si me conocieseis, también a mi Padre conocerían; y desde ahora le conocéis, le habéis visto.” (Juan 6:46. Juan 14:7). Pero todavía la incertidumbre carcomía los huesos de aquellos que querían conocer la apariencia del Padre, por lo que Felipe (uno de los discípulos de Jesús) responde: “Señor, muéstranos el Padre, y nos basta.” (Juan 14:8). Esa actitud de duda, genera una pregunta muy contundente de parte del hijo de Dios: “¿Tanto tiempo hace que estoy con ustedes y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre.” (Juan 14:9).

No es el caso del tercer hijo del rey David, “Absalón” a quien la Biblia describe de la siguiente manera: “Y no había en todo Israel ninguno tan alabado por su hermosura como Absalón; desde la planta de su pie hasta su coronilla no había en él defecto.”(2 Samuel 14:25). Jesús no tenía una contextura física extraordinaria que pudiera identificarlo ante otros hombres por su tamaño o musculatura. Esto lo podemos observar cuando Judas el traidor, tuvo que identificarlo a los guardias que vinieron a arrestarlo: “Y el que lo entregaba les había dado señal, diciendo: “Al que yo bese, ese es; prendedlo.” (Mateo 26:48).

Lamentablemente, hemos sido subyugados e hipnotizados. La primera, utilizando la fuerza bruta, como aconteció en el pasado. Y la segunda, inadvertidamente, siguiendo un patrón impuesto de programación psíquica para asociar la superioridad de acuerdo a la etnicidad. Esta afirmación la podemos comprobar, si nos enfocamos en el aspecto sociológico del hombre y sus conquistas; avasallando otros grupos étnicos y culturales e imponiendo su hegemonía a la fuerza en las regiones conquistadas. Los grupos sociales más fuertes han utilizado los mismos algoritmos por milenios porque dan resultado.
En la antigüedad era en forma de “esclavitud física” y en el presente, bajo un sometimiento ideológico que se oculta maliciosamente en la sombra del conductismo humano. Dando lugar a movimientos xenófobos y al horrible fenómeno del racismo.


Dios creó al hombre a su imagen y semejanza, ¡no idéntico!...Nos creó como seres iguales; ni superiores, ni inferiores. La imagen de Dios no es sinónimo de raza; por el contrario, es sinónimo de: “parentesco a Dios.”
Adán no se parecía a Dios en el sentido de que Dios tuviera carne y sangre. De acuerdo a las
Sagradas Escrituras, “Dios es espíritu” y por tanto, Él existe sin cuerpo material. Sin embargo, el cuerpo de Adán reflejó la vida de Dios, en cuanto a que fue creado con perfecta salud y no estaba sujeto a morir; ¡fue hecho perfecto!
- Mentalmente, el hombre fue creado para razonar y tener voluntad propia.
- Moralmente, el hombre al ser hecho a imagen de Dios, tiene la capacidad de elegir su comportamiento ante el bien y el mal.
- Socialmente, el hombre fue creado para tener compañerismo.
No nos dejemos confundir con realidades ilusorias con fines divisionistas y malévolos. Recordemos, lo dicho por el apóstol Pablo: “Revestíos del nuevo hombre, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno, donde no hay Griego, ni Judío, circuncisión ni incircuncisión, bárbaro ni escita, esclavo ni libre, sino que Cristo es el todo y en todos.” (Colosenses 3:10-11).
¡La gracia y las bendiciones de Dios sean con ustedes!
Frank Zorrilla
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