lunes, 6 de agosto de 2018

¿POR QUÉ CONFORMARTE CON MENOS SI FUISTE LLAMADO A MÁS?: "Un Llamado Divino a Vivir Con Excelencia."


Mis queridos amigos y hermanos,


          Alguien me dijo una vez: 

“Procura que todo lo que hagas en tu vida tenga un toque especial de EXCELENCIA para que te distingas de los demás.”

     Ese "alguien" fue mi padre, un hombre sencillo que apenas terminó el primer curso de primaria, pero cuya vida estuvo anclada en raíces cristianas profundas y un intelecto nutrido por la lectura constante de las Sagradas Escrituras.

     Con los años, a medida que me formaba en el ámbito profesional, social y espiritual, comprendí la profundidad de aquellas palabras. Me decía a mí mismo: 

     “¡Cuánta razón tenía mi viejo—como cariñosamente le llamaba—, la mayoría de la gente solo quiere hacer las cosas a medias!" 

     Vivimos rodeados de lo que en palabras simples se llama mediocridad. Un término que viene del latín mediocres, y que significa: medio, común, ordinario. Es decir, lo que no destaca, lo que se conforma, lo que no trasciende.

     Nuestra sociedad es cada día más exigente en los ámbitos educativo, profesional, social y espiritual. Los cambios son constantes y veloces, y quienes no avanzan, quedan rezagados. En este contexto, debemos cultivar una mentalidad de excelencia.

     "Excelencia significa grandeza, superioridad, elevación, dignidad, eminencia, magnificencia."

      No se trata de perfeccionismo ni orgullo, sino de poner en cada acción un sello de entrega, pasión, integridad y honra. Eso es lo que marca la diferencia y glorifica a Dios. 

     Quizás hayas pensado:
  • "¿Para qué esforzarme, si no me pagan lo suficiente?" 
  • "¿Por qué dar al máximo si nadie está mirando?"
  •  "¿Qué gano con dar lo mejor de mí, si nunca obtengo lo que merezco?" 

     Estas preguntas son comunes. Y si somos honestos, nuestra actitud muchas veces se basa en elección dependiendo de estímulos preconcebidos. Es decir, nos dejamos llevar por la apatía, el conformismo y la falta de visión. 

     "Somos mediocres porque elegimos serlo."

     Nos acostumbramos a hacer las cosas “medalaganariamente”, y creemos que es suficiente. Pero la excelencia exige otra actitud: ir más allá, subir más alto, poner un toque especial que revele a quién servimos y quién vive en nosotros. 


     El filósofo estadounidense Eric Hoffer escribió

“El verdadero anticristo es el que convierte el vino de una idea original en el agua de la mediocridad."

     Esta afirmación puede sonar dura, pero denuncia una realidad: cuando reducimos lo noble y lo santo a lo común y lo superficial, perdemos poder, propósito y dirección.

      Fuimos diseñados por un Creador excelso en majestad y gloria, y por inferencia, eso debe reflejarse en nuestras obras. ¡No fuimos creados para ser mediocres! 

      “Tuya es, oh Jehová, la magnificencia y el poder, la gloria y el honor; porque todas las cosas que están en los cielos y en la tierra son tuyas. Tuyo, oh Jehová, es el reino, y tú eres excelso sobre todos.” (1 Crónicas 29:11)

     “Grande en consejo y magnífico en hechos eres tú, oh Jehová."  (Jeremías 32:19).

     El sabio consejo de mi padre sigue resonando en mi alma:

     "Haz todo con EXCELENCIA."

     Ese principio me ha impulsado a no conformarme con lo suficiente. He aprendido que siempre podemos dar más, si dejamos el conformismo atrás y activamos la chispa de excelencia que Dios depositó en nosotros.

     Como seguidores de Cristo, estamos llamados a ser excelentes en todo lo que hagamos. Aunque el mundo se conforme con la mediocridad, nosotros estamos invitados a mirar hacia lo alto y avanzar. 

     "No que ya lo haya alcanzado todo...pero prosigo a la meta." (Filipenses 3:12-14)

     La excelencia no es un accidente: es una decisión diaria, una actitud del corazón que se cultiva. Es pensar que, cuando decidimos no avanzar, estamos condenándonos a un inevitable descenso.
     ¿Qué pasos debes dar para vivir con excelencia?

     1- Define un propósito claro— 
Sin propósito, todo esfuerzo es rutinario. La excelencia necesita dirección.

     "Donde no hay visión, el pueblo perece."  (Proverbios 29:18)

     2- Haz todo como para Dios, no para los hombres
Eleva tu estándar: todo lo que hagas es para glorificar al Señor.

     "Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres." (Colosenses 3:23)

     3- Rechaza la mediocridad
No aceptes la frase: "así está bien". Dios te llamó a más. 

     4- Practica la mejora continua
La excelencia no es destino, sino camino.

     "No os conforméis a este siglo..." (Romanos 12:2)

     5- Sé íntegro incluso en lo oculto
Lo que haces cuando nadie ve, revela tu verdadero carácter.

     6- Rodéate de personas excelentes
Lo excelente se contagia. Busca relaciones que eleven tu nivel espiritual y profesional.

     7- Ora por sabiduría y dirección
La excelencia viene de lo alto.

     "Y si alguien de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios." (Santiago 1:5)

     Tengamos presente que, la mediocridad, es caer en una espiral descendente de conformismo, fatalismo, negatividad y quejas. Y es precisamente en el constante descenso, donde reside el problema del mediocre y de la mediocridad; por lo tanto, debemos tener cuidado con contentarnos de haber llegado a la mitad del camino, porque podríamos a estar propensos a descender si no elevamos la vista hacia el supremo Creador. 

     Abraham Lincoln, uno de los líderes más admirados de la historia, dejó esta poderosa reflexión:

     "Sea lo que sea que eres, sé uno bueno."—Abraham Lincoln

      Lincoln creía que no importa lo que hagas, sino cómo lo haces. 
Puedes ser carpintero, profesor, ama de casa o presidente...pero hazlo con pasión, rectitud y excelencia.

     También dijo:

     "Camino lento, pero nunca camino hacia atrás."— Abraham Lincoln

     La excelencia no es cuestión de rapidez, sino de constancia. Avanzar cada día, aunque sea poco, es vivir con excelencia. 

     No te conformes con llegar solo a la mitad del camino. No te acomodes en la mediocridad. No ignores el llamado de Dios a vivir con propósito y grandeza. Por eso, eleva tu mirada, vive con excelencia y glorifica a tu Creador.

     "Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor..." (Colosenses 3:23)

     Seamos, pues, excelentes en todo, desde lo más sencillo, hasta lo más trascendental, y que cada día reflejemos Su grandeza en nuestras obras. 


¡Dios los cubra con sus bendiciones!

Frank Zorrilla




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