Mis queridos amigos y hermanos,
“El
amor ha sido el opio de las mujeres, como la religión el de las masas. Mientras
nosotras amábamos, los hombres gobernaban”, Kate Millet.
Frases como las de Kate Millet son muy comunes desde los principios del empoderamiento de la mujer en la vida
social, donde muchas veces, no existe una demarcación especifica sobre los
derechos de la mujer como ente social, sino más bien una tendencia que combina
la libertad y la asignación de roles sociales según el género, emancipación
como ser independiente, independencia moral dentro del núcleo que conforma la
familia, cuestionamiento sobre la autoridad del hombre sobre la mujer, y por
qué no, énfasis en ostentar el poder que ha tenido el hombre desde el inicio de
la sociedad constituida…
Si bien es cierto que en sus orígenes, el feminismo histórico en Europa y en Norteamérica comenzó como un “movimiento sufragista”, es decir, derecho al voto de la mujer en los
procesos políticos, este reclamo también incentivó a grupos feministas, a crear un movimiento
reivindicador social mucho más amplio, exigiendo demandas sociales como: la eliminación de la discriminación civil para
las mujeres casadas, el acceso a la educación, al trabajo remunerado, entre
otras cosas…
Aunque el término: “las feministas” fue usado en 1872
en forma burlona y despectiva para designar a las mujeres que luchaban por
derechos iguales a los de los hombres, el neologismo fue adoptado por algunas
líderes del movimiento sufragista,
como forma de honrar a las mujeres que habían sido víctimas de misoginia (aversión o rechazo hacia las mujeres). Es decir, el movimiento feminista para algunos
opositores, se considera cómo: una rebelión de la mujer ante la carencia o
ausencia de libertades y derechos (derechos
de expresarse, de trabajo, de la patria potestad, de casarse, de divorciarse,
de ser dueñas de sus cuerpos, de tener o no hijos, etc. Etc.)… También se
puede interpretar como una protesta en contra
de la autoridad del hombre en los diversos procesos de cambio, donde el papel
de la mujer sólo se circunscribía a la función social domestica, a las labores
de la casa, a la procreación y el cuidado de los hijos; y su subordinación legal
al hombre, padre o esposo.
Pero la pregunta que debemos hacernos es: ¿qué tanto de este pensamiento ha entrado a
formar parte del entendimiento y del ejercicio de la feminidad en la vida de
las mujeres cristianas?... Al observar el comportamiento humano, en este
caso en particular el de las mujeres, me atrevería afirmar que cada mujer
lleva por dentro una feminista, entendiendo
que el feminismo, desde el punto de
vista de la creación, hace que la mujer no viva conforme al diseño bíblico de Dios.
Considero que Eva, con su acción desobediente dejó de ser una mujer virtuosa, de
ser la bendición para su compañero, de marcar la diferencia como ayuda idónea,
y se convirtió en un ser retrógrado; en la “primera feminista”
que existió.
·
Eva ignoró el
liderazgo masculino, el feminismo busca
la igualdad de roles.
·
Eva actuó de
forma independiente, las feministas luchan por su independencia del hombre.
·
Eva pensó que
había un propósito fuera del diseño divino actuando sin la participación del hombre,
las feministas siguen en la búsqueda
de ese propósito sin Dios.
·
Eva
cuestionó la Palabra de Dios, las feministas cristianas buscan reinterpretar las Escrituras para ajustarlas a su ideología y justificar sus
pensamientos y filosofía ministerial.
El feminismo ha reclamado que el vivir dentro del rol de esposa y madre ha sido opresivo, y por
lo tanto la mujer debe ser liberada. También ha proclamado que al ser creadas iguales al hombre, la jerarquía debe
ser anulada, por lo tanto, en la práctica, el hombre o la mujer
indistintamente pueden ejercer roles de liderazgo en el hogar y en la iglesia.
Las feministas dicen: “La jerarquía es
opresiva”. Pero según las Sagradas Escrituras, Dios diseñó la jerarquía
en la relación hombre-mujer: “Las mujeres estén sometidas a
sus propios maridos como al Señor. Porque el marido es cabeza de la mujer así
como Cristo es cabeza de la iglesia, siendo El mismo el
Salvador del cuerpo”. (Efesio 5:22-23)…
La jerarquía ayuda al orden y al buen funcionamiento de las tareas. Si la
jerarquía resulta opresiva no es un problema de diseño sino un problema de
carácter del que está liderando la relación. Somos más libres como seres
humanos cuando afirmamos la legítima estructura que Dios ideó. Además, ese fue
el diseño del Creador, y ¿quiénes somos nosotros para objetarlo?
Como bien dijo el apóstol Pablo en su carta a los Romanos: “Y no se adapten a este mundo, sino
transfórmense mediante la renovación de su mente, para que verifiquen cuál es
la voluntad de Dios: lo que es bueno y aceptable y perfecto” (Romanos 12:2).
Mi oración para ti, amada hermana, con
pensamientos “feministas cristianos”,
es que en cada palabra que salga de tu boca, cada acción que realices, y cada pensamiento
que esté en tu mente; sea motivada para ejecutar con excelencia los roles y
llamados que Dios ha orquestado para ti... ¡Qué puedas reflejar su imagen con tu
diseño único y singular de mujer!
¡Dios
los bendiga rica y abundantemente!
Frank
Zorrilla
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