lunes, 31 de diciembre de 2018

“LA SOMBRA DISTÓPICA DEL PROGRESO": Cómo la Ciencia Moderna se Acerca a las Advertencias Proféticas.


Mis queridos amigos y hermanos,


"Muchos correrán de aquí para allá, y la ciencia se aumentará." (Daniel 12:4).

“Y todo esto será principio de dolores.” (Mateo 24:8).  


     Estamos en pleno siglo XXI, un tiempo marcado por la fragmentación del tiempo, la era de los materiales semiconductores, la reducción de la complejidad matemática a simples dígitos binarios (0 y 1), la inagotable creatividad humana... y, lamentablemente , la pérdida casi total de la privacidad en todos los ámbitos concebibles.

     Algunos tecnoentusiastas proclaman con orgullo: El avance tecnológico que disfrutamos hoy es fruto de décadas de aspiraciones; debemos celebrar los logros de la ciencia, la nanotecnología, la biogenética y todos sus derivados.” Sin embargo, detrás de este progreso deslumbrante se esconde una sombra distópica que amenaza con transformar radicalmente nuestras vidas. Porque cada innovación promete progreso, pero también abre la puerta a escenarios que ya anticipó las Escrituras.

fin de los tiempos
    “Y todo esto será principio de dolores.”

     Las calamidades actuales (hambrunas, pestes, terremotos, guerras y rumores de guerras) encajan perfectamente en el cuadro profético.  

¿No parecen ser estos los anuncios de un tiempo crítico para la humanidad, tal como fue profetizado hace milenios? 

      No pretendo ser alarmista ni promover teorías conspirativas, pero si observamos la historia con atención, podemos coincidir con el astrofísico Martin Rees, quien advirtió: 

     “Éste es el primer siglo en la historia del mundo en el que la especie humana está suficientemente empedrada para decidir el futuro del planeta. Y pensar que el mayor riesgo proviene precisamente de la humanidad.”

       Lamentablemente, la advertencia de este científico es una realidad abrumadora.La amenaza nuclear, los fallos de bioseguridad y los experimentos sin control en biotecnología y nanotecnología son peligros reales y presentes.

      ¿Acaso no vivimos bajo la constante amenaza de una guerra nuclear, impulsada por el desarrollo tecnológico extremo¿No tenemos pandemias gestadas en laboratorios, producto de experimentos biotecnológicos cada vez más audaces?

     La biología sintética—creación de nuevos organismos y manipulación de estructuras genéticas— podría tener resultados tan impredecibles como inquietantes.  

Inteligencia Artificial
     Por otra parte, la inteligencia artificial (IA) es, sin duda, una de las tecnologías con mayor impacto en nuestra época. Aunque hoy potencia o lidera sectores como la medicina, la industria o la economía, sino se regula adecuadamente, podría convertirse en un arma con consecuencias catastróficas.

     El desarrollo de la IA es tan imponente, que existe un temor colectivo entre eclécticos, quienes consideran que su interacción con el mundo exterior, puede perjudicarnos significativamente cuando su uso es inapropiado.

Drone de espionaje militar
     El propio Stephen Hawking advirtió en su momento:

     "El desarrollo completo de la inteligencia artificial podría significar el fin de la raza humana."

     No es una exageración. Ya estamos viendo manifestaciones preocupantes de esta tecnología. 

     Un caso particular del uso militar y doméstico de la IA son los microdrones con estética de insectos—aparatos que usan la nanotecnología y que son dirigidos a control remoto— Aunque fueron diseñados inicialmente para tareas de reconocimiento y ataques militares, hoy se emplean también para vigilar a ciudadanos en nombre de la "seguridad nacional".
  
   
mariposa electrónica
     
En los años 70, la CIA desarrolló el insectothopter, un microdron con forma de libélula para misiones de espionaje. 
 
     Actualmente, organizaciones como DARPA, AFRL o universidades como Harvard y UC Berkeley siguen trabajando en insectos robóticos capaces de tomar imágenes, transmitir audio y desplazarse sin ser detectados

     También se han implantado sistemas híbridos que utilizan insectos reales, controlados por impulsos eléctricos.

     
libélula electrónica
     
Aunque muchos de estos proyectos todavía se encuentran en fase experimental, su potencial de vigilancia encubierta es evidente. Ante este dilema de privacidad, el 29 de Abril de 2013, Florida se convirtió en el primer estado de la Unión Americana en prohibir el uso de drones para vigilancia civil sin una orden judicial. Sin embargo, ¿realmente estamos seguros de que no somos observados?

Drone en miniatura en forma de insecto
     Con el respaldo y financiamiento del gobierno de USA, se han desarrollado microdrones con apariencia de insectos. Equipados con cámaras, micrófonos y sensores, pueden tomar muestra de ADN, insertar dispositivos RFID y seguir a una persona involucrada en posibles actos de terrorismo o sospechoso de poner en riesgo la seguridad nacional o cualquier otro acto ilegal sin ser detectados. Pueden entrar por una ventana abierta o adherirse a la ropa para monitoreo constante.

     La pregunta preocupante es:

     ¿Qué sucede cuando tecnologías de vigilancia de matriz RFID, bromearía y drones convergen en manos de un gobierno central?... 

     Aunque esta tecnología ha sido presentada como necesaria para combatir el terrorismo, también plantea serias preocupaciones éticas y de libertad individual.


micro-drone en forma de helicóptero
     La Biblia es clara: lo que vivimos ahora es apenas "el principio de dolores". Bajo un eventual gobierno global, es posible que se utilicen tecnologías como los microchips y los drones para rastrear, marcar y controlar a la población. No es ciencia ficción. Son desarrollos reales que ya están en fase avanzada.


     Y si estos dispositivos son conocidos por el público, ¿qué tecnología se está desarrollando en secreto en los laboratorios clasificados?

      No es paranoia, sino lógica: a mayor vigilancia, mayor poder sobre las masas. Llegará un tiempo, como lo anticipa la profecía, en que las libertades serán limitadas y se impondrán doctrinas humanas sobre bíblicas. Cuando la unión entre iglesia y Estado dicte normas que obliguen a obedecer, bajo pena de persecución, ¿quiénes serán los perseguidos?


Cristianos perseguidos y asesinados en el Medio Oriente
     "Aquí están los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús." (Apocalipsis 14:12)

     Actualmente, muchos creyentes sufren persecución en diversas partes del mundo. —Solo imaginemos si se empiezan a utilizar las tendencias tecnológicas como el control biométrico y la vigilancia digital para magnificar una represión.— Y pensar que esto es solo un anticipo o un preludio de lo que podría venir a nivel global:

     Y también todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús, padecerán persecución.” (2Timoteo 3:12). 

     “Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.” (Mateo 5:10). 
   
Libélula con capacidad para grabar videos
     
Vivimos en tiempos sin precedentes. Sin lugar a dudas, la ciencia ha puesto en nuestras manos un gran poder y una gran responsabilidad. El conocimiento se multiplica, pero también lo hacen los riesgos. La vigilancia se intensifica, la libertad se reduce, y la fe es puesta a prueba. 

     No es fantasía de que los microdrones, la IA y las tecnologías de monitoreo pueden ser usados para bien o se pueden convertir en instrumentos de control totalitario. Por lo tanto, es imperativo que estemos informados, alertas y firmes en nuestra fe. No temamos, pero tampoco seamos ingenuos. 

     Recordemos las palabras del Maestro:

    "Cuando veáis todas estas cosas, sabed que está cerca, a las puertas." (Mateo 24:33) 


¡Dios los bendiga rica y abundantemente!


Frank Zorrilla






viernes, 21 de diciembre de 2018

LA CÁMARA ESTÁ EN TUS MANOS: "Tú Eres el Director y el Único que Debe Escribir El Guion de Tu Vida."


"Elige tus escenas, define tus personajes y sé protagonista de tu vida."

Mis queridos amigos y hermanos,


     Algunos consideran que la vida es "un guion que escribimos día a día con nuestros actos conscientes e inconscientes". Otros la definen como "una obra de teatro sin ensayos". Ambas perspectivas coinciden en algo fundamental: Nuestras acciones construyen la trama que vivimos en el escenario social que, en gran medida, elegimos. En él, a veces somos productores, otras directores, y con frecuencia, actores secundarios o de reparto.

     Si usáramos hipotéticamente el género artístico de la cinematografía como metáfora, surge una pregunta inevitable:  ¿Cuál es nuestro papel en la película de la vida?

     En tiempos de esclavitud, el amo dictaba no solo las normas, sino también el destino de quienes consideraba de su propiedad. Era el productor y director absoluto de vidas ajenas. Aunque podríamos pensar que con la abolición de la esclavitud esto quedó en el pasado, muchos hoy siguen permitiendo que otros escriban y dirijan su libreto, entregando su autonomía a cambio de una falsa seguridad.

      El filósofo Arthur Schopenhauer reflexionó con agudeza:

     "El hombre puede hacer lo que quiere, pero no puede querer lo que quiere."

     Esta frase revela la tensión entre nuestra libertad interior y los condicionamientos externos. Sin embargo, desde la perspectiva cristiana, la Biblia nos recuerda nuestra dignidad esencial:

     "Ustedes fueron comprados por precio; no se hagan esclavos de los hombres." (1 Corintios 7:23).


     El derecho inalienable de la individualidad nos concede la autonomía para elegir nuestro destino. Ningún ser humano puede ser obligado a la fuerza a satisfacer los caprichos de otro hombre. Esto es, ilegal, inaceptable e inconcebible porque viola el derecho universal que nos garantiza autonomía para decidir nuestro destino. Incluso si existiera un "guion preescrito", somos responsables de cómo lo interpretamos. Nadie debería sostener la pluma de nuestra historia más que nosotros mismos. 

     Un viejo aforismo lo resume con sabiduría:

     "Cuando quieras escribir tu historia, no permitas que nadie más sostenga la pluma."

          Así como un director elige el encuadre, la iluminación y el ritmo de cada escena, nosotros tenemos el poder de decidir dónde ponemos el foco de nuestra atención. Epicteto, el filósofo estoico, lo expresó de manera impecable:

     "No son las cosas las que nos perturban, sino la opinión que tenemos de ellas."

     En otras palabras, tenemos autoridad sobre el significado que le damos a nuestra historia, para cambiar las escenas, los personajes, el ambiente de desarrollo y hasta el final de cada episodio.

      Imaginemos la multitud de personas que viven sumidas en la infelicidad porque han renunciado a tomar el control de su narrativa. Se concentran en lo negativo, permiten que personajes tóxicos entren en sus escenas cruciales y reaccionan como víctimas en lugar de protagonistas. 

     Viktor Frankl, psiquiatra sobreviviente de los campos de concentración nazis, llegó una verdad eterna fruto de su experiencia extrema:

     "Al hombre se le puede arrebatar todo, excepto una cosa: la última de las libertades humanas — la elección de la actitud personal ante un conjunto de circunstancias — para decidir su propio camino."

     Y en su obra añadió:

     "Quien tiene un porqué para vivir, puede soportar casi cualquier cómo."

     Pero quien carece de ese propósito, termina atrapado en una trama ajena, vacía de sentido. La Biblia advierte sobre esta pasividad con una imagen poderosa:

     "El hombre de doble ánimo es inconstante de todos sus caminos." (Santiago 1:8).

       Asumir el rol de director implica hacernos preguntas esenciales:
  • ¿Qué tipo de personaje quiero ser en mi vida?
  • ¿Qué escenas elijo construir a partir de hoy?
  • ¿Qué legado dejarán mis días sobre quién fui realmente?
     Estas preguntas, aunque sencillas, nos rescatan de ser meros actores secundarios en la vida de otros. Más bien, nos impulsan a ser protagonistas de un guion auténtico y con propósito. 

      Ahora bien,   ¿Puede la baja autoestima y la dependencia emocional impedir que alguien dirija su propia vida o historia?

     La respuesta es un rotundo 

      Desde la psicología y la sociología, la baja autoestima y la dependencia psicosocial no solo pueden dificultar el ser director de la propia vida, sino a menudo crean un círculo vicioso que perpetúa la pasividad.

     Una persona con baja autoestima, no cree en su propia versión, debido a que asocia y arrastra diversas afecciones que le impiden actuar por iniciativa propia, como son: el Síndrome del Impostor—sentirse que no es suficientemente competente o inteligente para tomar sus propias decisiones—, Miedo al Fracaso y Autocrítica– el fracaso no se toma como un aprendizaje, sino como una confirmación de ineptitud— y la Indefensión Aprendida—la persona cree que al experimentar fracasos repetidos, cualquier acción que ejecute siempre fracasará.
   
     Cuando la dependencia no es solo económica sino emocional, relacional y social, la persona convencida de su incapacidad, cede su voluntad y control a  quienes parecen ser "más capaces".

     En la dependencia emocional, la persona deriva su valía  y identidad de la aprobación de otros. Su "guion" se escribe en función de obtener y mantener esa validación, anulando sus propios deseos. Ya el psicólogo John Bowlby en su teoría de apego, describe como la dependencia durante la infancia predispone una dinámica de dependencia en la edad adulta.
   
     En la dependencia relacional y social, existe un condicionamiento regido por roles y decisiones predefinidas en el seno familiar y la cultura, y muchas veces, esos roles, cercenan la capacidad de elegir por cuenta propia.

     Definitivamente, la baja autoestima y la dependencia psicosocial, se potencian en un ciclo destructivo que si no se trata, se vuelve más profundo y difícil de romper. Sin embargo, esta dinámica no es una condena perpetua, porque tanto desde la psicología como desde las Sagradas Escrituras, existen procesos para recuperar la dirección.  
   
     Desde el punto de vista bíblico, cada uno de nosotros forma parte de un plan divino. Dios nos dio libre albedrío para decidir, pero también nos ofrece guía constante. El profeta Isaías nos recuerda:

     "No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia." (Isaías 41:10).

     Aquí está la clave: podemos ser directores de nuestro guion, pero bajo la dirección suprema de Dios. Sin Él, la película de la vida pierde sentido.

     Indiscutiblemente, la vida es un guion en construcción. Somos responsables de las escenas que filmamos y los personajes que dejamos entrar en nuestra historia. Al alinear lo que pensamos, sentimos y hacemos, diseñamos un presente coherente y un futuro esperanzador. Pero lo más importante es que nuestra película no sea dirigida por el ego ni por el mundo, sino por el Dios que nos llama a ser libres en Él.

      Como sabemos, Dios nos concede el libre albedrío, pero también nos llama a dirigir nuestra vida con propósito. Entonces, ¿qué clase de personaje escogeremos interpretar en el siguiente capítulo de nuestra vida? ¿El que refleja la fe, abraza la fortaleza y la nobleza, o el que se deja gobernar por la duda, cede a la debilidad y al egoísmo? 

     Ser director de nuestra vida no significa ausencia de luchas, sino la valentía de reescribir los guiones que nos limitan, apoyados en la verdad fundamental: fuimos creados con la capacidad de elegir, y con un Dios que nos fortalece para ejercer esa libertad. 


   
¡La gracia y las bendiciones de Dios sean contigo!



Frank Zorrilla





viernes, 30 de noviembre de 2018

ENFRENTANDO LA CRISIS DEL COMPRADOR COMPULSIVO


Mis queridos amigos y hermanos,


     Estoy seguro que en algún momento de ocio o de visita a un centro comercial has tenido la disyuntiva entre adquirir o no adquirir un producto o una mercancía que te llama la atención. Es muy normal que las personas cada cierto tiempo tengan el deseo de comprar un vestido, un par de zapatos, un perfume o quizás alguna decoración para el hogar, pero cuando ese deseo se vuelve compulsivo y espontáneo o cuando las ansias de comprar se convierte en una obligación para calmar el estado de ansiedad, entonces estamos frente a una crisis de orden patológico y por lo tanto, requiere la ayuda de un experto para lidiar con el problema.
     Ahora bien, técnicamente ¿cómo se define a un Comprador Compulsivo? De acuerdo a los psicólogos, una persona que presenta un estado de ansiedad al querer adquirir o comprar artículos, ya sea para uso personal o para el hogar, por el sólo hecho de tenerlos sin que exista necesidad de ellos y una vez adquiridos, se siente culpable de haber malgastado el dinero; sufre de un trastorno o desorden emocional llamado: “Síndrome Compulsivo de adquisición o de compra”.
     Cuando se comenzó a estudiar este tipo de comportamiento como algo patológico, se sospecho que las mujeres eran las más vulnerables a este tipo de trastorno. Desde luego, que esta conjetura no tenía un apoyo científico, y sólo se tomó en cuenta, la condición fémina o el mal llamado: “factor sexo débil, factor donde no impera la fuerza de voluntad o por esa obsesión de mantenerse en un exigente círculo social donde la apariencia cuenta. Pero las nuevas investigaciones arrojan estadísticas similares en los hombres por igual. Es decir, que no es asunto de género, sino más bien, debido a un desbalance emocional de las personas, y por lo tanto, afecta a todos por igual.
     Con la euforia mercantil de nuestros días y el conocimiento previo del comportamiento humano, el problema se agrava en proporciones logarítmicas; debido al constante asecho de las grandes corporaciones y sus famosas campañas publicitarias para atraer a los consumidores con grandes ofertas. Es tanto así, que muchas compañías en el espacio cibernético estudian y analizan la dinámica de compra de sus consumidores para ofertar productos de acuerdo a un minucioso programa de rastreo estadístico. Inclusive, proporcionando opciones de compras de acuerdo a un diagrama de huellas de otros consumidores.
     Ahora bien, ¿Dónde empieza el comportamiento compulsivo y Qué lo genera? Según los estudiosos de este trastorno, el comprador compulsivo empieza a formarse en la adolescencia. Muchas veces esta condición está asociada a las condiciones económicas reinantes durante la niñez y la poca o escasa capacidad de adquisición durante esos años de formación de la personalidad. Carencias que engendran una deficiencia de autoestima ligada con una delirante necesidad de llenar un vacío emocional para romper una condición de dolor debido a los recuerdos de impotencia adquisitiva.
     Una vez esta condición se encierra en la memoria celular, nace esa necesidad de comprar o adquirir bienes, pero esa necesidad paulatinamente se va convirtiendo en algo constante y abrumador. Es decir, esas ansias se vuelven compulsivas dedicando más tiempo a ir de compras que dedicar tiempo a la familia o a otras actividades sociales.
     Psíquicamente el comprar se convierte en trastorno, cuando el comportamiento va acompañado de angustia por la adquisición de algo. En otras palabras, el comprador compulsivo siente una sensación de euforia mientras compra, porque sus sentidos visuales acaparan un entorno de encanto adquisitivo para curar un estado de dolencia emocional en su memoria celular, pero después que compra, siente ese sentimiento de culpabilidad, de remordimiento y de ansiedad debido a las nuevas deudas y del desquebrajado poder adquisitivo que le permite su empleo. Como diría el vulgo: “Los compromisos son tan grandes, que cuando cobramos el salario, sólo podemos dar arañazos para mitigar las deudas”. Por lo tanto, en ese estado anímico de culpabilidad y remordimiento, la persona afectada tiende a volcar sus frustraciones a otras emociones negativas, elevando el nivel de estrés y produciendo cambios neurofisiológicos dañinos, dando lugar a una amalgama de reacciones bioquímicas aumentando el nivel de adrenalina y con esto, cuadros patéticos de agresión, melancolía, comportamiento violento, abuso físico, etc. con una etapa posterior de arrepentimiento que se convierte en un círculo vicioso, y que al final, reaparecerá, una y otra vez, como si fuese un caso típico de alcoholismo, drogadicción, etc.
     
     Por lo regular, la mayoría de estos compradores compulsivos aunque se presentan ante su círculo social con un poder adquisitivo sin limites, son infelices por su condición; ya que viven en eterna deuda económica y emocionalmente están llenos de remordimiento y vergüenza. Muchos de ellos, incluso colapsan en un estado de melancolía, desánimo y depresión con un mayor riesgo de suicidio. En efecto, este tipo de trastorno se puede comparar con otros trastornos clínicos de personalidad y por tanto, las personas afectadas necesitan evaluación y ayuda profesional para lidiar con este flagelo; esto debido a las graves consecuencias psicológicas, sociales y financieras que arraiga dicho comportamiento.
     El sabio Salomón nos exhorta a ser cuidadosos y nos dice: “Todo hombre prudente procede con sabiduría; más el necio manifestará necedad. Porque las riquezas de vanidad disminuirán; pero el que recoge con mano laboriosa las aumenta.” (Proverbios 13:11-16). Y Jesús nos dice: “No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Más buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.” (Mateo 6:31-33).
     El apóstol Pedro también sugiere: “Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo; echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.” (1Pedro 5:6-7).
     Ahora te pregunto, ¿Acaso presentas un cuadro clínico similar a lo expuesto?... Si tu respuesta es positiva, debes pedir a Dios para que te libere de este mal; y por qué no, acudir a un facultativo para que haga una evaluación psicológica .


     ¡La gracia y las bendiciones de Dios sean contigo!

Frank Zorrilla