Mis queridos amigos y hermanos,
Muchos consideran que la vida, "es un guion que escribimos día a día con nuestros actos conscientes e inconscientes". Otros la describen como: "una obra de teatro que no permite ensayos". Por inferencia, y si la interpretamos acorde con esa filosofía de vida, esos actos crean la trama en el escenario social que elegimos y donde ejecutamos nuestro papel protagónico; sirviendo muchas veces de: productor, director e inclusive, actor secundario o de reparto.
Si utilizáramos hipotéticamente el género artístico de la cinematografía como plataforma para describir la vida, ¿cuál sería nuestro papel en el mismo?-
Cuando existía la esclavitud, el amo o señor, dictaba la pauta o las normas que debían seguir aquellos que eran de su propiedad. Estos amos, desempeñaban doble función en la trama de esas vidas, eran: "productores" y "directores". Es decir, ellos escribían el guion y dirigían la actuación de cada uno de los integrantes. Quizás pensemos que después de la abolición de la esclavitud ese tipo de práctica es cosa del pasado, pero lastimosamente, y aún en pleno siglo XXI existen personas que permiten que alguien más escriba y dirija su libreto.
Desde luego que desde el principio existencial de la libre determinación que posee un individuo, o el derecho "inalienable de la individualidad", ningún ser humano puede ser obligado a la fuerza a satisfacer los caprichos de otro hombre. Esto es, ilegal, inaceptable e inconcebible porque viola el Derecho Universal que nos garantiza autonomía para decidir nuestro destino. Pero aún suponiendo de que exista un libreto pre concebido, o un guion escrito; somos nosotros los que, en resumidas cuentas, tenemos la responsabilidad de ser "directores" de nuestras vidas. Somos, los verdaderos creadores de nuestro destino. En palabras simples, si imaginamos la vida como una película; entonces, también podemos imaginarnos ser el que dirige nuestro personaje y las escenas de la misma. Haciendo honor a un viejo aforismo: "Cuando quieras escribir tu historia, no permitas que nadie más sostenga la pluma".
Como "directores", poseemos la autoridad para cambiar las escenas de nuestra película, los personajes, el ambiente de desarrollo y hasta el final de cada episodio. Como sabemos, el director selecciona cuidadosamente dónde será dirigida la cámara y el enfoque de la misma en cada segundo de la filmación. También toma decisiones bien razonadas acerca de los personajes con el fin de dar forma a una historia convincente y significativa. Aunque parezca inverosímil, esta metáfora nos puede servir de mucha ayuda para aplicarla sabiamente a nuestras vidas.
Pensemos en la enorme cantidad de personas que deambulan en el mundo siendo infelices con su historia actual; son personas que no han dirigido las escenas ni los personajes. Carecen de un plan para su historia. Divagan en diversas situaciones sin una intención real. Se enfocan en las cosas malas, magnificando los aspectos negativos de la vida; mientras las cosas bonitas e interesantes pasan desapercibidas. Ellos permiten que personajes erróneos entren a las escenas más importantes de su historia, y en lugar de reaccionar como un personaje valiente, decidido y heroico, se limitan o prefieren lloriquear como niños dando chillidos al otro lado de la plataforma de la vida.
Dominar nuestro papel como "directores de nuestro guion" requiere ser detallistas en cada episodio de nuestra historia. En otras palabras, debemos sentirnos en control de las situaciones que podamos enfrentar. Un ejemplo práctico: supongamos por un momento, que esta noche tenemos una cena con alguien que nos interesa sentimentalmente, ¿cómo nos gustaría que se desarrollara ese encuentro? ¿qué tipo de persona queremos ser en la mesa? ¿cómo luciríamos y cuál sería nuestro metal de voz? ¿cómo reaccionaríamos ante un tema en particular? ¿qué tipo de sorpresas mantendría la escena interesante? ¿cómo esa cena puede tornarse en una noche romántica y apasionada? ¿hacia dónde nos conducirá esa historia?
Haciendo el papel de "directores" de nuestra película tendremos la capacidad de seleccionar nuestro personaje, adaptarnos al ambiente que escojamos y planear la trayectoria que nos plazca o satisfaga. Teniendo esto en cuenta, podríamos preguntarnos: ¿Cuál será nuestro personaje en nuestro próximo guion? ¿será fuerte o débil, noble o egoísta, estresado o relajado? Por otra parte, si le preguntáramos a los días que hemos vivido, quiénes hemos sido, ¿qué pueden decir ellos de nosotros?...
Son preguntas que a simple vista parecen absurdas, pero necesarias. De lo contrario, fracasaremos al tratar de enfocar la historia de nuestra vida futura, e irremediablemente estaremos perdidos en la misma. Aún peor, seremos "actores secundarios" en la historia de otras personas o quizás, víctimas de una aburrida narrativa escrita con cuentos de conformidad.
Son preguntas que a simple vista parecen absurdas, pero necesarias. De lo contrario, fracasaremos al tratar de enfocar la historia de nuestra vida futura, e irremediablemente estaremos perdidos en la misma. Aún peor, seremos "actores secundarios" en la historia de otras personas o quizás, víctimas de una aburrida narrativa escrita con cuentos de conformidad.
Por consiguiente, y si entendemos concienzudamente lo expuesto en el párrafo anterior, seamos más sensatos al respecto, olvidemos cómo hemos sido en el pasado, y seamos arquitectos y "directores" de nuestro futuro. Preguntémonos: ¿Cómo querríamos que fuera la historia de nuestra vida de ahora en adelante, y cómo podríamos dirigir nuestros pensamientos y acciones para hacer esa visión una realidad palpable?
Desde el punto de vista bíblico, existe un plan divino para cada persona, ese plan se basa en el amor, la paz y la luz. Con el libre albedrío tenemos la capacidad de elegir lo que queremos para nuestras vidas: cómo obtenerlo, con quién y en qué periodo de tiempo. Seamos directores, libretistas y protagonistas de la película de nuestra propia vida bajo la dirección del Altísimo, quien nos dice: "No tengas miedo, porque yo estoy contigo; no te desalientes, porque yo soy tu Dios. Te daré fuerzas y te ayudaré; te sostendré con mi mano derecha victoriosa. Pues yo te sostengo de tu mano derecha; yo, el Señor tu Dios. Y te digo: No temas, yo te ayudo". (Isaías 41:10-13).
Por lo tanto, al alinear lo que pensamos, sentimos y hacemos; diseñamos lo que queremos vivir en el presente, pero con la absoluta y entera capacidad de re-escribir el guion en cualquier momento cuando así lo deseemos.
¡La gracia y las bendiciones de Dios sean contigo!
Frank Zorrilla
No hay comentarios.:
Publicar un comentario