viernes, 18 de diciembre de 2020

EL ENGAÑO DE LOS PLACERES MOMENTÁNEOS: ¿VALE LA PENA?

Mis queridos amigos y hermanos,


“Trueque inútil que, como exabrupto fraguado, lisonjea el delirio;
Embeleso frágil, con aflicción perenne…

Embeleso frágil, con aflicción perenne…

Plato exquisito a la vista;

Con su aroma seduce el olfato…

Lentejas que usurpan la dignidad y reprimen bendiciones.”

                                    Frank Zorrilla

     En el libro de Génesis, encontramos un suceso peculiar  con una gran enseñanza. Un acontecimiento tan trascendental que podríamos decir que cambió el curso de la historia de la humanidad. Sus protagonistas son Jacob y Esaú, hijos mellizos de Isaac y Rebeca.

  Según Génesis 25:25, Esaú fue el primogénito. En la tradición hebrea, la primogenitura tenía un significado especial: el primogénito recibía una doble porción de la herencia y la bendición paterna, lo que lo convertía en la autoridad dentro de la familia. En otras palabras, ser el primer hijo no solo implicaba precedencia en el nacimiento, sino también una dignidad y superioridad dentro del núcleo familiar.   

     En el relato de Génesis 25:29-34  nos habla del momento en que Esaú, agotado tras un día de caza, llega a casa y, movido por el hambre, acepta un trato impulsivo con su hermano Jacob:  

     “Y guisó Jacob un potaje; y volviendo Esaú del campo, cansado, dijo a Jacob: “Te ruego que me des a comer de ese guiso rojo, pues estoy muy cansado”. Y Jacob respondió: “Véndeme en este día tu primogenitura”. Entonces dijo Esaú: “He aquí yo me voy a morir; ¿para qué, pues, me servirá la primogenitura?”.  Y dijo Jacob: “júramelo en este día. Y él le juró, y vendió a Jacob su primogenitura quedando sellada su suerte...” 

      ¿Y en qué consistía el guiso?… 

Un simple plato de lentejas con pan, un alimento común tanto en la antigüedad como en la actualidad.

     Este pasaje bíblico es profundamente aleccionador. Por un lado, vemos a un Jacob, hábil, astuto y calculador, que en lugar de compartir su comida, aprovecha la debilidad de su hermano para arrebatarle su derecho de primogenitura. Por otro, encontramos a un Esaú impulsivo, indiferente, carente de visión y sensatez, quien, pese a conocer el valor de su primogenitura, la menosprecia por una necesidad momentánea. Su decisión precipitada cambió su destino y el de su descendencia.  
    
   Tal vez te preguntes: ¿Cómo pudo Esaú, en un acto deliberado, ceder algo tan valioso por algo tan insignificante como  un plato de lentejas?  

     Desafortunadamente, Esaú permitió que sus deseos inmediatos dominaran su juicio. Fue seducido por el aroma, deslumbrado por la apariencia del guiso y cegado por el hambre. Pensó solo en el presente, ignorando las consecuencias futuras. 

     Al leer esta historia, podríamos juzgar a Esaú con dureza y pensar: ¿Cómo puede alguien ser tan necio? Pero si reflexionamos un momento, nos daremos cuenta de que muchos de nosotros actuamos como él. 

     ¿Cuántas veces hemos cambiado nuestras bendiciones por placeres momentáneos? ¿Cuántas veces hemos cedido ante la tentación, intercambiando valores eternos por satisfacciones perennes?

     Sin darnos cuenta, cometemos el mismo error de Esaú cuando nos dejamos seducir por los “platos de lentejas” de la vida: ambiciones efímeras, deseos de la carne, placeres mundanos que parecen inofensivos, pero que nos alejan de lo realmente importante. Como bien dice el apóstol Juan:

      “Porque todo lo que hay en el mundo: los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo.” (1 Juan 2:16).
    
      ¿Cuántas veces hemos postergado nuestras bendiciones futuras por un simple trueque con el mundo?  Algunos lo hacen por saciar un vicio, otros por un placer fugaz, por una decisión imprudente, por debilidad de carácter, por una mentalidad precoz, por un desliz... Pero, sin importar la razón, el resultado siempre es el mismo: pérdida, dolor y arrepentimiento.  

     Así como Esaú, vendió su primogenitura, nosotros también podemos perder las bendiciones que Dios tiene para nosotros si no somos cuidadosos. El apóstol Pablo nos exhorta con estas palabras:

   “Digo, pues: andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y estos se oponen entre sí.” (Gálatas 5:16-17).

     Es cierto que muchas veces, como pasó con Esaú, hemos pensado en el presente inmediato, pero no en las consecuencias de nuestras decisiones y actos. Nos hemos dejado seducir por los instintos y por el beneplácito que puede ser a nuestros ojos ese apetitoso “plato de lentejas”, pero que al final, no es más que trampa disfrazada.  Pablo mismo enfrentó este dilema cuando exclamó:

 “Pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros; esto es, en mi carne.” (Romanos 7:23).
   
     ¿Cuáles son los “platos de lentejas” que el mundo nos ofrece hoy?

      Los mismos que menciona Pablo en su carta a los Gálatas:

      “Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicería, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, deserciones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.” (Gálatas 5:19-21).
 
      TODOS, en algún momento, hemos hecho trueque o cambiado bendiciones por un efímero e insignificante “plato de lentejas”, y quizás, así como lo hizo el apóstol Pablo, hemos exclamado: 

“¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte?”… Hagamos lo mismo que hizo el apóstol Pablo  cuando reconoció su lucha interna y encontró su respuesta en Cristo:

 “Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, mas con la carne a la ley del pecado.” (Romanos 7:24-25).

     Nosotros también podemos escoger sabiamente y no caer en la misma trampa. 

     No permitamos que los deseos momentáneos nos priven de las bendiciones eternas. Pensemos en los beneficios que obtendremos si crucificamos la carne con sus pasiones y deseos, en los tesoros que Dios tiene para aquellos que perseveran en su camino. 


¡Dios los bendiga rica y abundantemente!

Frank Zorrilla 
 

sábado, 12 de diciembre de 2020

LA MALDAD HUMANA: "¿Una Inclinación Consciente o el Resultado de una Sociedad Caída?"

¡No! a la maldad
¿Es la maldad humana una construcción adquirida por el entorno social, o tiene origen en una condición innata inscrita en nuestra naturaleza biológica?


     Mis queridos amigos y hermanos:

      Vivimos en una sociedad donde emergen con inquietante facilidad manifestaciones de violencia, crueldad y perversidad. Ante esta energía caótica que parece brotar desde el interior del ser humano, diversas corrientes filosóficas han intentado comprender su origen y su propagación.

maldad del hombre en acción
     Algunos pensadores sostienen que la maldad nace en el corazón de cada individuo, pero no permanece allí: con el tiempo toma forma en la sociedad, se infiltra en las leyes, se normaliza en las costumbres, y acaba por corromper el conjunto del tejido social. No se trata únicamente de actos aislados, sino de un mal que se institucionaliza y se vuelve estructural.

     Como expres José antonio Pagola:

     “La maldad nace del corazón de cada individuo, pero constataban cómo toma luego cuerpo en la sociedad, las leyes y las costumbres, para terminar corrompiendo todo.”   
 
       El filósofo Thomas Hobbes, sostenía que el ser humano, en su estado natural, es conflictivo, agresivo y egoísta. No sería la sociedad quien lo corrompe, sino que lleva dentro impulsos e instintos que, ante ciertos estímulos, se desinhiben y expresan abiertamente. 
     
     "El hombre es un lobo para el hombre."Thomas Hobbes.

Lamentablemente, todo ser humano alberga la capacidad de hacer el mal, aunque muchos logramos mantener ese potencial en pausa!...

       Esta visión pesimista encuentra ecos en pensadores posteriores. El filósofo rumano Emil Cioran, desde un punto de vista misántropo y existencial, llegó a afirmar:

     "No hay falta por grave que sea que no me haya sentido capaz de cometer."

     Esta confesión de una universal capacidad para el mal resuena, aunque desde un ángulo muy distinto, con una verdad bíblica profunda:

     "No hay justo, ni aun uno." (Romanos 3:10).

El monstruo interior que vive dentro
     Sin embargo, la diferencia es crucial: mientras Cioran contempla esta realidad como una condena existencial y fuente de desesperación, el cristianismo la presenta como el punto de partida necesario para reconocer la necesidad de la gracia.

     Esta visión pesimista también encuentra ecos en observaciones modernas. Como señaló Charles Darwin:

     "Dejamos de buscar monstruos debajo de nuestra cama cuando nos dimos cuenta de que estaban dentro de nosotros."

     Muchos pensadores añaden que atribuir el mal únicamente a factores externos es un mecanismo psicológico de defensa: mirar hacia afuera evita el dolor de examinar el interior. Es una actitud de buscar en el exterior lo que en efecto es parte intrínseca y autóctona de todo ser racional consciente. Es un mecanismo inconsciente de defensa ligado al instinto de preservación. En este sentido, Carl Jung advierte:

¿Qué vivo dentro del ser humano?
     "Quien mira hacia afuera, sueña; quien mira hacia adentro, despierta."Carl G. Jung

     Pero, ¿qué señalan los expertos en psicología?

     Desde la psicología se postula que en cada persona coexisten dos tendencias básicas:

            1- Una inclinada hacia el mal, que se expresa mediante engaño, sadismo, envidia, crueldad, manipulación y otros actos cuyo propósito último es causar daño.

              2- Otra inclinada hacia el bien, que se manifiesta como amor, armonía, solidaridad, compasión y bondad.

      Carl Jung denominó "la sombra" a esa primera tendencia, como la parte reprimida que todos cargamos:

     "Hasta que no hagas consciente a tu inconsciente, este dirigirá tu vida y tú lo llamarás destino."Carl G. Jung.

geneticamente comprometidos con el mal
     Expertos en psicología, antropología y sociología afirman que los patrones de conducta maligna se forman mediante una compleja interacción de procesos biológicos, culturales y ambientales. Influyen las experiencias traumáticas, las crianza y los modelos familiares y sociales.  

     Sin embargo, otra corriente sostiene que ciertas predisposiciones pueden ser innatas y estar vinculadas a la información genética. Entre estas propuestas destaca la investigación que relaciona dicha predisposición con algoritmos genéticos programados en el cromosoma X. En este contexto, resulta clave una enzima neuronal llamada monoamino oxidasa- A (MAO-A), que también recibe el nombre de “gen guerrero”

     No obstante, aunque los exámenes clínicos han identificado en cerebros de psicópatas ciertas anomalías — como variaciones en la densidad y el funcionamiento del sistema límbico —, la ciencia aún no ha logrado descifrar con certeza las razones últimas que motivan al ser humano a procurar el mal o perjudicar deliberadamente a otros.

      Estas alteraciones estructurales en el sistema límbico podrían deberse, en parte, al impacto que la regulación de neurotransmisores por parte de la enzima  MAO-A ejerce sobre el desarrollo y la funcionalidad de dicho sistema. Aun así, las explicaciones científicas que intentan vincular ambos fenómenos se apoyan en conjeturas y análisis parciales que, por ahora, no resultan concluyentes. 

     Lo que sí han observado diversos estudios es que niveles anormales de 
la enzima monoamino oxidasa- A en la corteza cerebral inhiben la correcta metabolización de neurotransmisores como la dopamina, lo que puede generar alteraciones en:

  •      El autocontrol.
  •      La regulación emocional.
  •      Las relaciones sociales.
  •      La memoria.
  •      La impulsividad.
  •      Los comportamientos violentos.

     De lo expuesto podemos entonces deducir que:

La misantropía de Emil Cioran
    si el hombre actúa de forma irracional y nociva contra su propia naturaleza, ¿debemos buscar la causa en su genética, en su biología, o cabe hallarla en otra dimensión?...

     La ciencia es clara al respecto: los genes influyen, pero no determinan. Por lo tanto, la biología, según los hombres de ciencia, no condena al ser humano a un destino fijo. 

     Ante esta disyuntiva, resulta impresionante que mucho antes que la neurociencia, la psicología moderna o el existencialismo de Cioran, la Biblia describía con precisión esa lucha interna entre dos naturalezas. El apóstol Pablo, con voz angustiada, lo expresaba así:

     “Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí." (Romanos 7:19-20)
   
   Aquí se describe una
reflexión de un sabio
tensión moral interna
que el ser humano, por sí solo, no logra superar. Este pasaje reconoce la misma capacidad universal para el mal que constatan filósofos y psicólogos, pero la enmarca dentro de una narrativa teológica particular.
     
     La Escritura sitúa el origen último de la maldad humana en una dimensión espiritual:

     “Y vio Dios solo que había hecho, y he aquí que eran bueno en gran manera..." (Génesis 1:31)

     
Campo Magnético 5000 veces mayor al cerebro
El relato bíblico afirma que la humanidad fue creada buena, como reflejo de un Dios que es amor. Pero tras la caída, o introducción del pecado, esa bondad original se distorsionó corroyendo el corazón del hombre.

     Es notable que la Biblia identifique el corazón como el epicentro del mal:

     "Porque del corazón provienen los malos pensamientos, homicidios, adulterios, fornicaciones, robos, falsos testimonios y calumnias." (Mateo 15:19)

     No obstante, curiosamente la ciencia moderna descubre en el corazón características que van más allá de su función biológica:

  •      Es el primer órgano en formarse en el embrión (late desde la tercera semana de gestación).

  •      Contiene células neuronales propias, lo que ha llevado a algunos científicos a hablar de un "cerebro del corazón."

  •      Genera un campo electromagnético miles de veces más intenso que el del cerebro.

  •      Existe una comunicación bidireccional constante entre el corazón y el cerebro, influyendo en pensamientos, emociones y percepciones. 
     
     Esta conexión profunda parece coincidir con la sabiduría bíblica milenaria: el corazón no es solo un músculo, sino centro integral de la vida espiritual, moral y emocional.

       De todo lo anterior surge la pregunta crucial: 

     ¿Puede el ser humano vencer su inclinación al mal? 

Cromosoma X
      Ni la genética, ni la cultura, ni la psicología han logrado explicar de manera definitiva esta tendencia, y mucho menos han ofrecido una transformación radical de la raíz del problema. La filosofía, como muestra Cioran, puede diagnosticar la profundidad de la condición humana, pero a menudo termina en la desesperación. 

      La Biblia propone una respuesta contundente: la transformación verdadera ocurre cuando Cristo renueva la mente y el corazón. 

    “No os adaptéis a este mundo, sino transformaos mediante la renovación de vuestra mente, para que verifiquéis cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno, aceptable y perfecto.” (Romanos 12:1-2).

     El evangelio no se limita al perdón; afirma poder reprogramar la naturaleza interior, romper ciclos destructivos, sanar heridas profundas y restablecer la conexión con lo divino, ofreciendo esperanza donde otras perspectivas solo ven un destino ineludible o un vacío existencial.

     Considero que la maldad humana es un fenómeno multifacético que no puede entenderse desde una sola perspectiva. Es:

  •      Espiritual, porque nace de una ruptura en la relación con Dios.
  •      Psicológico, porque opera desde la sombra del inconsciente.
  •      Biológico, porque está influenciado por nuestra herencia genética.
  •      Social, porque el ambiente y la cultura modelan su expresión.
  •      Filosófico, porque plantea cuestiones fundamentales sobre la naturaleza y la libertad humana.

     Sin embargo, la propuesta bíblica es que la solución final es unitaria y transformadora: Cristo cambia lo que la ciencia puede describir y redime la condición que la filosofía no puede más que lamentar.

     "Y os daré un corazón nuevo y pondré un espíritu nuevo dentro de vosotros." (Ezequiel 36:26)


Nota: 
Este artículo presenta una perspectiva que integra fe y razón. Se invita al lector a reflexionar y profundizar en cada una de las dimensiones aquí expuestas. 

¡Dios los bendiga y los guarde!

Frank Zorrilla 

jueves, 16 de julio de 2020

CUANDO LA SENSATEZ Y LA PRUDECENCIA SON NUESTRAS MEJORES ALIADAS

Mis queridos hermanos y amigos,

     “La seguridad sin libertad se llama prisión” Benjamin Franklin.

     Benjamin Franklin, fue un hombre muy polifacético y un gran erudito en varias ramas del saber. Además de ser uno de los fundadores de Estados Unidos de América, era un filósofo político que conocía el peligro de un gobierno absoluto, de la avaricia al poder y la capacidad ilimitada que posee el hombre para corromperse. A él se le adjudica la celebre frase: “Aquellos que cederían la libertad esencial para adquirir una pequeña seguridad personal, no merecen ni libertad ni seguridad.”

“Todo hombre nace libre, pero fueron los enclaves sociales que él mismo reclamó, los que demarcaron su existencia atando su mente y su cuerpo físico.”  Aunque esta frase resulte chocante, encierra una realidad aterradora. Hemos depositado nuestra confianza en nuestros líderes; en nuestros hombres de ciencia; en nuestras instituciones gubernamentales, pero ¿qué podríamos hacer si esos líderes, esos hombres de ciencia y esas instituciones dejan de ser creíbles y solo nos manipulan como si fuésemos objetos inanimados?
  
  Ante la crisis pandémica que vivimos a nivel global, ha surgido una gran controversia entre la OMS (organismo de las Naciones Unidas sobre la salud mundial) y expertos en microbiología y enfermedades virales, al igual que científicos en enfermedades infectocontagiosas no afiliados con esa institución mundial. Estos expertos están alertando a la población mundial a través de medios alternativos, la engañosa propaganda que según ellos, es fomentada por la gran mayoría de emporios de comunicación a nivel global sobre el brote viral de COVID-19 o SARS-CoV-2 (virus perteneciente a los coronavirus y que son muy comunes en cerdos, camellos, murciélagos y gatos). Según estos expertos, la OMS ha dejado de ser una institución fiable y sólo responde a intereses financiados por las grandes empresas farmacéuticas y a ideales globalistas de una élite poderosa.

      Muchos virólogos se preguntan: ¿Por qué dar características de pandemia a un virus cuya mortandad a nivel global es menos de 1.4%. Es decir, de 1,000 personas afectadas sólo 14 perecen debido al contagio?

   Aunque la OMS desde que declaró el estado de pandemia ha cambiado las tasas de mortandad en varias ocasiones: 1.4% , 2% , 2.3% , 3.4% respectivamente, algunos señalan que los números estadísticos han sido manipulados y alterados para producir “pánico” en la población mundial, y así colapsar la economía global y al mismo tiempo introducir una vacuna con “efecto placebo”.
   
Algunos médicos a nivel global han denunciado haber sido amenazados por la OMS de cancelar sus licencias como médicos sino siguen los protocolos que provee esa organización mundial. Otros científicos han expresado su indignación por la campaña de descrédito que reciben al no estar de acuerdo con sus lineamientos y procedimientos. Ya nadie muere debido a enfermedades hepáticas, cardiovasculares, bronquiales, cancerígenas, entre muchas otras. Las actas de defunción en su gran mayoría menciona como causa probable al virus CoV-19. ¡Qué desfachatez y qué poco profesionalismo de la comunidad médica que se presta a esta falacia!

   Si a ellos les importa la salud global, ¿Por qué la OMS nunca ha declarado pandemia al virus de la influenza o gripe estacionaria si la mortandad es mucho mayor al virus COV-19?… Según datos suministrados por la misma OMS, a nivel mundial, la influenza causa unos 5 millones de casos de enfermedades graves cada año, y mata 650,000 personas en ese lapso. Solo la temporada 2017-2018 la CDC reportó en USA, 45 millones de personas enfermas a causa de la influenza, 21 millones de consultas médicas, 810, 000 hospitalizaciones y 61,000 muertes relacionadas con la influenza (datos obtenidos de Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de USA). Entonces, si la influenza contagia y mata a tanta gente anualmente, ¿por qué nunca nos enteramos de esos datos estadísticos? ¿Por qué los grandes medios de difusión en masa jamás han alertado a la población sobre la mortandad que produce la influenza?

   ¿Por qué cada 5 minutos todos los medios de comunicación nos mencionan el Coronavirus? ¿Están esos medios de difusión siendo manipulados y pagados por grupos elitistas para infundir pánico?

     Son muchas las preguntas que no tienen respuestas, pero lo que es aun peor, es la situación de los médicos que no están de acuerdo con la OMS, a los cuales se les ha tildado de reaccionarios y conspiradores de teorías falsas. Pero estos médicos reaccionarios consideran que no son “médicos domesticados” como los que se han dejado manipular por la organización global, y solo se guían por el juramento hipocrático: “No hacer daño al paciente”… Juramento que según estos profesionales de la salud, se ha vendido a la industria farmacéutica dirigida por la élite.

  Usemos la lógica de pensamiento sin tener que parcializarnos. ¿No es curioso que sólo apenas en Octubre del 2019, la Fundación Bill y Melinda Gates realizaron un simulacro de pandemia, donde usaron medidas de confinamiento y cuarentena para minimizar el contagio de un virus; donde hubo un colapso en la economía global y donde la solución fue una vacuna?… Ese evento al que hago referencia se llamó: “Evento 201” y se realizó en la ciudad de New York con la participación de virólogos de prestigio, empresarios, instituciones gubernamentales y representantes del sector salud del mundo. ¡Qué coincidencia que en el simulacro usaron casi un virus similar al CoV-19!

     ¿Acaso estamos frente a una "PLANDEMIA" donde todos estamos siendo engañados como imbéciles útiles?
    
Es sumamente extraño que la palabra “confinamiento” nunca se había utilizado en el argot médico a pesar de la inmensa cantidad de virus que han afectado a la humanidad. Sin embargo, la OMS está utilizando ese término como medida de prevención para el CoV-19. Desde el punto de vista psicológico, el confinamiento es nefasto para la salud emocional y mental de una persona. Además de producir ansiedad y depresión, estimula a una poca reacción inmunitaria. Es decir, el organismo se vuelve ácido haciendo que nuestro sistema inmune sea vulnerable al ambiente de virus y bacterias que forman parte de nuestro entorno.

  Otro descalabro radical en el proceso de erradicación de contagio es la “cuarentena”. Si la lógica detrás de la cuarentena es evitar la propagación del virus CoV-19, ¿por qué se le permite al paciente retornar a su hogar donde convive con sus familiares sin ningún tipo de tratamiento?

     Por otra parte, la recomendación de la OMS para evitar el contagio por CoV-19 es el uso de “cubrebocas” y guardar “distancia social de 6 pies”… Según algunos científicos, los “cubrebocas” son solo decoraciones absurdas, y peligrosas; ya que una persona sana usando cubrebocas por un largo periodo de tiempo puede perjudicar su salud debido a la cantidad de CO2 (dióxido de carbono) que recicla. Existe la posibilidad de una hipoventilación (respiración demasiado lenta), la cual aumenta el CO2 y producir hipoxia (bajo nivel de oxigeno en la sangre) afectando a su vez, los receptores de cortisol, y por ende, alterar funciones esenciales del cuerpo como: la presión sanguínea, el sistema inmune, reducción en los procesos de neuroplasticidad o capacidad del cerebro para adaptarse a los cambios y niveles de azúcar en la sangre.

     La gran mayoría de las personas usan esos cubrebocas aun estando solas dentro de sus vehículos o estando a solas, pero si la razón es impedir el contagio de persona a persona, ¿por qué usarlos si nadie está a tu alrededor?
 
  No obstante, los cubrebocas de tela recomendados por la OMS no detienen el virus en lo absoluto; por el contrario, una vez humedecidos, se convierten en un peligroso caldo de cultivo para bacterias y virus. Es decir,  que los cubrebocas son "adornos perfectos" para reciclar las mismas bacterias y virus que nuestro sistema trata de eliminar a través de las fosas nasales. Y muy útiles como campaña psíquica.

     Y ¿qué podemos decir de las mascarillas desechables?-  Están echas de polietileno, un material que al reutilizarse, se descompone con el tiempo y es muy dañino para los pulmones cuando inhalamos los residuos.

     Ahora bien, las mascarillas profesionales que están de moda son las N95, pero la gran mayoría de la gente ignora que según la Administración de Seguridad y Salud Ocupacional (OSHA), para trabajos que deban utilizar la mascarilla N95, se recomienda una revisión médica y una prueba de función pulmonar. Además, si estas no están ajustadas correctamente, no sirven para evitar el contagio por nanopartículas.  
 
     ¿Será el cubreboca el preámbulo, o más bien, un ensayo social para una normativa restrictiva que impondrán en el futuro?... El libro de Apocalipsis nos habla de restricciones sociales que impondrá el gobierno mundial. Restricciones que impactarán nuestro diario vivir; algo muy parecido a la imposición gubernametal del uso de tapabocas en actividades sociales. "Y hacía que a todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, se les pusiese una marca en la mano derecha, o en la frente; y que ninguno pudiese comprar ni vender, sino el que tuviese la marca o el nombre de la bestia, o el número de su nombre." (Apocalipsis 13:16-17).
  
   En cuanto a la regla del distanciamiento social, la gente la ha interpretado cómo una “fobia social” combinada con un ostracismo irracional. La gente tiene terror a acercarse a otro ser humano porque teme ser contagiado del virus CoV-19. Los programadores mediáticos han empezado una campaña disparatada a través de los medios televisivos invitando a la población a abrazar un árbol y darle afecto. ¡La psicosis inducida ya está haciendo efecto en muchos autómatas que cómo robots obedecen las ordenes!

Este pánico colectivo de salir despavoridos al ver a otro ser humano acercarse, como si estos tuvieran lepra, es contraproducente a la necesidad social que tenemos los seres humanos de compartir nuestro entorno social con nuestra especie, y por ende no tiene sentido… ¿Por qué no usaron esas medidas draconianas con otros virus más contagiosos como el ebola o la gripe H1N1?… Además, si ya eres una oveja domesticada que usas mascarillas, ¿Por qué temer a que una persona se nos acerque?

  Las secuelas debido a la pandemia del virus CoV-19 a nivel global se deja ver en todos los ámbitos, desde el económico, con la pérdida de empleos; financieros, con una banca tambaleante; con la pérdida de libertades; con confinamientos; con efectos placebos suscitando a fenómenos hipocondriacos; con problemas psicológicos de depresión y ansiedad, hasta la pronta imposición obligatoria de una vacuna. Vacuna que dicho sea de paso, será obligatoria a expensas de perder el trabajo, recibir multas o impedir el derecho de viajar entre estados y países.  

   ¿En quién confiar, en las autoridades gubernamentales o ser sensato?- Desde luego que cuando depositamos nuestra confianza; nuestra seguridad; nuestra contribución en aquellos que nos dirigen y gobiernan, esperamos que sean leales, íntegros y honestos, pero lastimosamente, y cómo dijo el político y escritor inglés Lord Acton: “El poder tiende a corromper, el poder absoluto corrompe absolutamente.”

  El asunto no radica en aceptar todo sin primero investigar a fondo. Tenemos la responsabilidad de usar la lógica de pensamiento, aprender para dejar de ser ignorantes y tener conocimiento de causa. Existe una gran diferencia entre percepción y realidad, pero desafortunadamente, la gran mayoría solo reacciona por percepción de una realidad subjetiva. El gran sabio Salomón aconsejó: “Compra la verdad y no la vendas; adquiere sabiduría, instrucción e inteligencia.” (Proverbios 23:23).

  Si según la OMS, la única forma de parar el contagio del CoV-19 es a través de una vacuna experimental, ¿cómo es posible que los científicos puedan crear una vacuna contra un virus desconocido en sólo meses, cuando tienen más de una década buscando una vacuna en contra de la influenza? ¿Quién nos puede asegurar de que no existirán efectos secundarios letales en esa vacuna experimental?  De hecho, la vacuna contra la gripe estacionaria es tan poco efectiva, que la proporción es solo de 10:4. Es decir, de cada 10 personas que reciben la vacuna contra la influenza, solo 4 no son afectados por la gripe.

Mi consejo final: escudriña, investiga, matemos la ignorancia, observemos y cuestionemos hasta encontrar respuestas satisfactorias, como lo hizo la Dra. Frances Oldham Kelsey cuando en el año 1960 y mientras trabajaba como farmacóloga para Administración de Alimentos y Medicamentos de USA, impidió la venta de un producto usado en embarazadas por considerar que no habían pruebas fehacientes que garantizaran la inocuidad del fármaco; aún a pesar de presiones e intento de soborno de parte de la empresa farmacéutica. Al final se determinó que ese fármaco ocasionó malformaciones a más de 10,000 niños en más de 45 países donde se vendió. Algunos bebés nacieron sin brazos, otros sin piernas y otros murieron en el útero. La ética y el amor de esa heroína evitó la muerte y malformación de miles de nacimientos y fue condecorada por el presidente John F. Kennedy en 1962. ¡Solo espero que otros héroes amen su profesión y eviten un desastre humanitario siendo leales a su juramento hipocrático! 

 “Mejor es adquirir sabiduría que oro preciado; Y adquirir inteligencia vale más que la plata.” (Proverbios 16:16

¡Dios los bendiga y los arrope con su bendición! 

Frank Zorrilla