sábado, 11 de agosto de 2018

"LAS CUATRO EMOCIONES QUE PUEDEN CAMBIAR TU VIDA"


Mis queridos amigos y hermanos,


fases emocionales
      Los organismos vivos disponen de mecanismos perceptivos que le permiten reconocer aquellos estímulos externos necesarios para su supervivencia. El ser humano está dotado con una capacidad sensorial muy particular que lo caracteriza como “ente pensante” con raciocinio.  Es una virtud que lo hace distinto a los demás seres de la creación porque le permite asimilar y reaccionar  ante los estímulos que percibe y recibe del exterior; metabolizando esas percepciones de la realidad en un interior consciente que reacciona transformando la materia. Me refiero a las “emociones, las cuales vienen a ser una respuesta inmediata del organismo para informarle el grado de favorabilidad de un estímulo o situación.


      ¿Qué son las emociones?- Hasta hace poco, nadie había sido capaz de dar una explicación coherente del fenómeno de la emoción, pero sí teníamos un concepto amplio sobre su manifestación en función de lo que nos ocurre y de los estímulos que percibimos.  Estas son experiencias muy complejas y para expresarlas, utilizamos una gran variedad de términos, además de gestos y actitudes; por lo que quizás, esos gestos y actitudes nos llegaron a confundir y a pensar que las emociones respondían a un proceso multifactorial o multidimensional, cuando en realidad, sólo corresponden a dos: “Al miedo” y al “Amor”, ya que el resto de las emociones son derivadas directamente o indirectamente de estas dos.

  Las emociones son manifestaciones fractales que se manifiestan en la sociedad en forma de “energía mental”. Llámese “energía mental” a toda manifestación producto del estado psicológico de una persona y que determina una conducta o comportamiento capaz de producir un efecto determinado; ya sea positivo o negativo, sobre el resto de la sociedad que la circunda. Podemos decir que, la manifestación de las emociones, es la fuerza más potente que tiene el hombre en su estructura interior; porque bajo la influencia de ese poder que tienen ellas, los seres humanos somos capaces de realizar tanto, actos heroicos, como también, actos barbáricos.  


     Como diría un filosofo:“Las emociones son el combustible y la mente es el piloto; y  las dos sirven de propulsor para el gran buque que representa el progreso de la civilización.” Ahora bien, ¿cuáles emociones son las que nos hacen actuar para cambiar hacia lo positivo?- Según los expertos, existen cuatro emociones, las cuales podemos usar como catapultas para lanzarnos hacia una vida más placentera; cada una de ellas, o la combinación de ellas, son las responsables de las más increíbles actividades. Por lo tanto, el día que permitamos que estas emociones sirvan de combustible para satisfacer o impulsar nuestros deseos, ese será el día en que cambiaremos nuestras vidas en sentido contrario.
Repugnancia
  • REPUGNANCIA- Aunque no nos agrada esa palabra, ella puede influir positivamente hacia una acción favorable e incluso cambiar nuestras vidas satisfactoriamente. La persona que siente repugnancia, es aquella que se ha hastiado y ha llegado al punto donde no existe regreso; es decir: ha pisado fondo. Es la persona que se cansó de la mediocridad y abandonó esa desagradable sensación de miedo, de dolor y de humillación.  Es la que dice: “¡Hasta aquí soporto esto o aquello!”. “¡Ya no quiero seguir viviendo así o de esta manera!”. “Basta ya de estar sin dinero, o de humillaciones” y “No me engañaré más, necesito cambiar”. El producto del sentimiento de esta emoción puede ayudarnos a decir: “Ya es más que suficiente”.  Así que cuando llegues a esta etapa, bautiza ese día con un nombre: “el día que dije: hasta aquí”, “el día que me cansé de lo mismo”, etc.
poder de decisión
  • DECISIÓN- En honor a la verdad, algunos de nosotros necesitamos sentirnos acorralados contra la pared para poder actuar. Una vez hemos llegado a ese punto, llegamos al temible momento de reaccionar usando esa emoción. Es como haber llegado a un camino donde existen múltiples vías; cada vía nos llevará un destino distinto. De ahí, lo difícil que es: “decidir” que rumbo tomar. Pero recordemos que cuando llegamos a este punto, lo más importante e imprescindible es, tomar la iniciativa y elegir el rumbo. ¡No podemos quedarnos a acampar en el medio de la encrucijada! Porque es mejor tomar una decisión incorrecta que no tomar ninguna. Debemos enfrentar nuestros disturbios emocionales y ordenar nuestros sentimientos.
  • DESEO- El deseo puede proceder de varias fuentes. Principalmente procede desde “nuestro interior”, no del exterior, pero es influenciado o activado por una fuerza exterior. La emoción del deseo, es motivada por distintas influencias, es sólo asunto de tiempo. Puede ser al haber escuchado la lírica de una canción, o después de haber visto una película, después de una conversación con un amigo, una riña con alguien que consideras tu enemigo  o quizás un sermón.  El deseo puede incluso ser motivado por un libro o quizás por este mismo artículo, que te haga decir: “Lo quiero ahora”. Lo importante de sentir “deseo” es desmoronar esa pared que nos aísla de incursionar caminos que pueden darnos  experiencias, aunque estas sean negativas. Recordemos que la misma pared que nos mantiene alejados de desengaños en la vida, es la misma que nos mantiene alejados de experiencias positivas que ayudan a enriquecer la vida con sus enseñanzas. Por lo tanto, permitamos que el acto de vivir la vida nos toque, porque quizás uno de esos toques nos transformará la vida y producirá un vuelco de 360 grados. 
  • RESOLUCIÓN-  El decir con resolución: “Lo haré”, contiene fuerza y poder. Son dos palabras que significan determinación. Como diría el estadista Británico Benjamín Disraeli: “Nada puede resistir la voluntad humana una vez se pone en juego la propia existencia para lograr su propósito”. Dicho en palabras simples: “cuando estamos resolutos a “intentarlo” o “morir en el intento” nada puede detenernos.

    Es como cuando un alpinista dice: “Voy a escalar la cima de  esa una montaña. Ya me dijeron que es muy alta, muy pedregosa, muy pronunciada, y muy difícil. Pero es mi montaña. ¡La escalaré! Pronto me verás saludando desde la cima, o quizás no me verás más, porque al menos que llegue a la cima, no regresaré.” ¿Quién podrá con esa determinación?- Cuando confrontamos la vida con esa firme determinación, no existen barreras que detenga nuestra marcha. Resolución significa: “Prometernos a nosotros mismos no darnos por vencida hasta lograr nuestros objetivos y sueños”.
Tomando  resoluciones
    
     Debemos recordar que las emociones tienen características vibratorias, por lo tanto, tienen interacción con nuestra genética, afectando por ende, la estructura de nuestro ADN o nuestro código genético. Ellas son como interruptores imaginarios que manipulan esos códigos encendiendo y apagando ciertas enzimas en nuestro cerebro para permitir un proceso bioquímico en nuestro organismo. Por lo tanto, utilicemos las emociones a nuestro favor para darle un vuelco positivo a toda circunstancia que nos afecte negativamente.

 ¡La gracia y las bendiciones de Dios sean contigo!

Frank Zorrilla





NAVES EN LA OSCURIDAD: "Cómo Encontrar Sentido a la Vida Antes de Naufragar"


Mis queridos amigos y hermanos,

     Si prestamos atención a nuestro entorno, notaremos el constante ir y venir de las personas. Todos parecen saber adónde van, pero pocos saben por qué van. Algunos buscan entretenimiento, otros ingresos, títulos académicos o posesiones... Todos respondemos a la presión de una obligación, necesidad, ambición o sueño. Cada uno anda absorto en su propio rumbo, en su propio "proyecto de vida", como afirmó Amado Nervo en uno de sus poemas:
 
“"Los hombres son cual naves que pasan en la noche...                    
¿Adónde van, adónde?"             
¡ Las heladas garras de un gran enigma su corazón oprimen...           
¡En redor cuantas cosas hostiles e ignoradas!                      
Los hombres son cual naves que pasan en la noche...”
                       
      La imagen utilizada por el poeta es exacta: somos peregrinos sobre un mar oscuro, que cruzamos rápidamente por el escenario del tiempo, relegando nuestra existencia al puro instinto de "vivir por vivir" y luego desvanecernos. ¿Será, entonces, la existencia humana un ciclo fatal de nacer, sentir, procrear y morir? ¿Vivivmos simplemente impulsados por fuerzas biológicas o por una inercia absurda?

     Aunque se podría pensar que el poema tiene una esencia nihilista porque contiene un tono existencial donde la vida humana es efímera, misteriosa y regida  por una dinámica inmutable, la realidad es que sus versos tienen matices espirituales con pizcas de trascendentalismo. Pero como bien expresó el poeta Amado Nervo: Existe una gran mayoría de  seres humanos que pasan por la vida entre las "tinieblas de la noche”. 

     Para algunos existencialistas y nihilistas como: Arthur Schopenhauer, Emil Cioran y Miguel de Unamuno, "pasar por la vida y desaparecer es lo que constituye el gran enigma de la existencia humana". Pero estas ideas filosóficas solo sitúan al ser humano en una fatídica dinámica que no cambia. 

     Las sociedades modernas nos empujan al rendimiento, al consumo, a la productividad y a la competencia, pero nunca nos enseñan a encontrar el sentido profundo de la vida. No obstante, esa fatídica dinámica que no cambia sugiere un destino cíclico y absurdo, sin escapatoria. No es casual que, según la Organización Mundial de la Salud, la depresión se haya convertido en la epidemia del siglo XXI. El Dr. Viktor Frankl, sobreviviente del Holocausto, afirmó: 

     "Quien tiene un porqué para vivir, puede soportar casi cualquier cómo."—Viktor Frankl

          Entonces... ¿cuál es nuestro porqué?

     Al llegar al final de nuestra jornada, ¿podremos decir que fuimos verdaderamente felices? ¿Que nuestra vida dejó huellas eternas? Tal vez descubramos, con pesar, que perseguimos cosas temporales y olvidamos lo esencial. Inflamos un "yo" egoísta, luchando por acumular fama, dinero, reconocimientos o placeres que hoy son y mañana se desvanecen. Como decía Pascal

     "Hay en el corazón del hombre un vacío del tamaño de Dios, que nada creado puede llenar."—Blaise Pascal



     ¡Cuántas vidas  pasan  inadvertidas por el sendero del mundo! ¡Cuán desorientadas están las brújulas espirituales de quienes desconocen el sentido de su paso por la tierra!

     Llega entonces la vejez... y con ella las arrugas, la torpeza, la soledad, y una amarga nostalgia por aquello que ya no puede volver.

     Ante este panorama, cabe preguntarnos con honestidad: ¿Tiene sentido la vida humana?

           Surgen entonces las posturas diversas de la filosofía existencialista para tratar de explicar el sentido de la vida:

  • Existencialismo teísta: reconoce a un Dios transcendente como origen del ser humano. 
  • Existencialismo ateo: niega cualquier causa o propósito divino.
  • Existencialismo agnóstico: considera irrelevante la existencia de Dios para el sentido de la vida.

     Sin embargo, ninguna de estas corrientes logra explicar con certeza el origen, propósito y destino del hombre. Al excluir a Dios del centro, el ser humano se autoproclamado dueño de su existencia... solo para descubrir, tarde o temprano, que no tiene respuesta para lo que hay después de la muerte. Como dijo Friedrich Nietzsche —de forma cruda—: 

     "El ser humano es una cuerda tendida entre el animal y el superhombre, un abismo peligroso."—Friedrich Nietzsche

     Los filósofos existencialistas intentaron explicar la vida desde la libertad del individuo. Jean-Paul Sartre proclamó que "el hombre está condenado a ser libre", Albert Camus llegó a considerar el suicidio como el único "problema filosófico serio" ante el absurdo de la existencia. Pero estos planteamientos— que presumen emancipar al hombre de Dios— terminan proclamando el sinsentido de la vida y la inexistencia de esperanza más allá de la tumba.
 
      Mientras la filosofía nihilista considera que la vida no tiene un significado, propósito o valor inherente, las Sagradas Escrituras sí ofrecen una explicación coherente y llena de esperanza: fuimos creados con un propósito eterno. Somos hijos de un Dios que no nos trajo al mundo para sufrir y desaparecer, sino para participar de Su gloria.

     Desde el Cielo, Jesús observó a la humanidad corriendo sin rumbo, como ovejas sin pastor. Por eso descendió, no para prolongar esta vida caótica, sino para rescatarnos de ella y ofrecernos una nueva, abundante y eterna. Él advirtió:

     "¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero, si pierde su alma?" (Mateo 16:26)

     Y el apóstol Pablo confirmó el propósito de Dios:

“Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, Ni han subido en corazón del hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman.” (1 Corintios 2:9). 

     Dios no da sentido a partes de nuestra vida. Él da sentido al conjunto.

     Vivimos en un mundo que se desmorona moralmente. Las señales proféticas del fin se cumplen una tras otra. Ahora más que nunca debemos definir cuál será el sentido de nuestros días, porque lo que hoy decidamos resonará por la eternidad. Como dice una cita atribuida a Jonathan Edwards

     "Sólo una vida, pronto pasará; sólo lo hecho par Cristo perdurará."

     La vida humana, en su aparente rapidez y fragilidad, nos enfrenta a preguntas que trascienden lo cotidiano: ¿Cuál es el verdadero propósito de nuestra existencia? ¿Estamos simplemente pasando como naves errantes en la oscuridad, o podemos encontrar un ancla firme que dé sentido y dirección a nuestro caminar? La respuesta no se encuentra en acumular bienes ni en conquistar éxitos efímeros, sino en volver la mirada hacia Aquel que nos creó con un propósito eterno. Hoy es el día de alinear nuestra brújula espiritual, abandonar el absurdo del materialismo, de las corrientes filosóficas que no les dan sentido a la existencia y abrazar el propósito glorioso para el cual fuimos creados. Lo que conocemos es finito...lo que ignoramos es ETERNO.

¡Que Dios les bendiga, les guarde y nos conceda terminar victoriosos, alcanzando la corona de vida eterna!


Frank Zorrilla

lunes, 6 de agosto de 2018

¿POR QUÉ CONFORMARTE CON MENOS SI FUISTE LLAMADO A MÁS?: "Un Llamado Divino a Vivir Con Excelencia."


Mis queridos amigos y hermanos,


          Alguien me dijo una vez: 

“Procura que todo lo que hagas en tu vida tenga un toque especial de EXCELENCIA para que te distingas de los demás.”

     Ese "alguien" fue mi padre, un hombre sencillo que apenas terminó el primer curso de primaria, pero cuya vida estuvo anclada en raíces cristianas profundas y un intelecto nutrido por la lectura constante de las Sagradas Escrituras.

     Con los años, a medida que me formaba en el ámbito profesional, social y espiritual, comprendí la profundidad de aquellas palabras. Me decía a mí mismo: 

     “¡Cuánta razón tenía mi viejo—como cariñosamente le llamaba—, la mayoría de la gente solo quiere hacer las cosas a medias!" 

     Vivimos rodeados de lo que en palabras simples se llama mediocridad. Un término que viene del latín mediocres, y que significa: medio, común, ordinario. Es decir, lo que no destaca, lo que se conforma, lo que no trasciende.

     Nuestra sociedad es cada día más exigente en los ámbitos educativo, profesional, social y espiritual. Los cambios son constantes y veloces, y quienes no avanzan, quedan rezagados. En este contexto, debemos cultivar una mentalidad de excelencia.

     "Excelencia significa grandeza, superioridad, elevación, dignidad, eminencia, magnificencia."

      No se trata de perfeccionismo ni orgullo, sino de poner en cada acción un sello de entrega, pasión, integridad y honra. Eso es lo que marca la diferencia y glorifica a Dios. 

     Quizás hayas pensado:
  • "¿Para qué esforzarme, si no me pagan lo suficiente?" 
  • "¿Por qué dar al máximo si nadie está mirando?"
  •  "¿Qué gano con dar lo mejor de mí, si nunca obtengo lo que merezco?" 

     Estas preguntas son comunes. Y si somos honestos, nuestra actitud muchas veces se basa en elección dependiendo de estímulos preconcebidos. Es decir, nos dejamos llevar por la apatía, el conformismo y la falta de visión. 

     "Somos mediocres porque elegimos serlo."

     Nos acostumbramos a hacer las cosas “medalaganariamente”, y creemos que es suficiente. Pero la excelencia exige otra actitud: ir más allá, subir más alto, poner un toque especial que revele a quién servimos y quién vive en nosotros. 


     El filósofo estadounidense Eric Hoffer escribió

“El verdadero anticristo es el que convierte el vino de una idea original en el agua de la mediocridad."

     Esta afirmación puede sonar dura, pero denuncia una realidad: cuando reducimos lo noble y lo santo a lo común y lo superficial, perdemos poder, propósito y dirección.

      Fuimos diseñados por un Creador excelso en majestad y gloria, y por inferencia, eso debe reflejarse en nuestras obras. ¡No fuimos creados para ser mediocres! 

      “Tuya es, oh Jehová, la magnificencia y el poder, la gloria y el honor; porque todas las cosas que están en los cielos y en la tierra son tuyas. Tuyo, oh Jehová, es el reino, y tú eres excelso sobre todos.” (1 Crónicas 29:11)

     “Grande en consejo y magnífico en hechos eres tú, oh Jehová."  (Jeremías 32:19).

     El sabio consejo de mi padre sigue resonando en mi alma:

     "Haz todo con EXCELENCIA."

     Ese principio me ha impulsado a no conformarme con lo suficiente. He aprendido que siempre podemos dar más, si dejamos el conformismo atrás y activamos la chispa de excelencia que Dios depositó en nosotros.

     Como seguidores de Cristo, estamos llamados a ser excelentes en todo lo que hagamos. Aunque el mundo se conforme con la mediocridad, nosotros estamos invitados a mirar hacia lo alto y avanzar. 

     "No que ya lo haya alcanzado todo...pero prosigo a la meta." (Filipenses 3:12-14)

     La excelencia no es un accidente: es una decisión diaria, una actitud del corazón que se cultiva. Es pensar que, cuando decidimos no avanzar, estamos condenándonos a un inevitable descenso.
     ¿Qué pasos debes dar para vivir con excelencia?

     1- Define un propósito claro— 
Sin propósito, todo esfuerzo es rutinario. La excelencia necesita dirección.

     "Donde no hay visión, el pueblo perece."  (Proverbios 29:18)

     2- Haz todo como para Dios, no para los hombres
Eleva tu estándar: todo lo que hagas es para glorificar al Señor.

     "Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres." (Colosenses 3:23)

     3- Rechaza la mediocridad
No aceptes la frase: "así está bien". Dios te llamó a más. 

     4- Practica la mejora continua
La excelencia no es destino, sino camino.

     "No os conforméis a este siglo..." (Romanos 12:2)

     5- Sé íntegro incluso en lo oculto
Lo que haces cuando nadie ve, revela tu verdadero carácter.

     6- Rodéate de personas excelentes
Lo excelente se contagia. Busca relaciones que eleven tu nivel espiritual y profesional.

     7- Ora por sabiduría y dirección
La excelencia viene de lo alto.

     "Y si alguien de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios." (Santiago 1:5)

     Tengamos presente que, la mediocridad, es caer en una espiral descendente de conformismo, fatalismo, negatividad y quejas. Y es precisamente en el constante descenso, donde reside el problema del mediocre y de la mediocridad; por lo tanto, debemos tener cuidado con contentarnos de haber llegado a la mitad del camino, porque podríamos a estar propensos a descender si no elevamos la vista hacia el supremo Creador. 

     Abraham Lincoln, uno de los líderes más admirados de la historia, dejó esta poderosa reflexión:

     "Sea lo que sea que eres, sé uno bueno."—Abraham Lincoln

      Lincoln creía que no importa lo que hagas, sino cómo lo haces. 
Puedes ser carpintero, profesor, ama de casa o presidente...pero hazlo con pasión, rectitud y excelencia.

     También dijo:

     "Camino lento, pero nunca camino hacia atrás."— Abraham Lincoln

     La excelencia no es cuestión de rapidez, sino de constancia. Avanzar cada día, aunque sea poco, es vivir con excelencia. 

     No te conformes con llegar solo a la mitad del camino. No te acomodes en la mediocridad. No ignores el llamado de Dios a vivir con propósito y grandeza. Por eso, eleva tu mirada, vive con excelencia y glorifica a tu Creador.

     "Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor..." (Colosenses 3:23)

     Seamos, pues, excelentes en todo, desde lo más sencillo, hasta lo más trascendental, y que cada día reflejemos Su grandeza en nuestras obras. 


¡Dios los cubra con sus bendiciones!

Frank Zorrilla