jueves, 16 de agosto de 2018

¿POR QUÉ A MÍ?.. ¿QUÉ HICE PARA SER SU VÍCTIMA?


Mis queridos amigos y hermanos,


¿Por qué a mí?, ¿qué hice para ser su víctima?- 

     Son interrogantes que repercutan en la mente de miles y miles de feligreses cristianos que fueron abusados/as sistemática e inclementemente por supuestos mensajeros de la fe cristiana durante su niñez. Sacerdotes cuyas sotanas servían de camuflaje para engañar a sus presas y cuya impunidad estaba asegurada por el poder representado en la alta jerarquía eclesiástica de la iglesia católica. Jerarquía que se empeñaba en encubrir los actos lascivos que se producían en su clero, como si fuesen secretos de confesión. Protegiéndolos contra la justicia, como si ellos hubieran sido las víctimas; aún teniendo conocimiento de causa.

      Estos altos jerarcas del prelado católico: obispos, arzobispos, cardenales, e inclusive el sumo pontífice, mantenían por décadas, un hermetismo desmesurado para no delatar a los depredadores sin rostros; y al hacer esto, se convertían lógicamente en cómplices de un delito. De hecho, en término técnico jurídico, este tipo de acción (encubrir un delito) es condenado por el código procesal penal de cualquier país del globo terráqueo.


     Las víctimas se preguntaban: ¿Hasta cuándo tanta indolencia de las entidades judiciales competentes para perseguir, enjuiciar y castigar a estos sátrapas delincuentes con aspecto de ángeles?, ¿hasta cuándo persistiría la impunidad?


     Sin lugar a dudas y sin tener que apegarme a ningún prejuicio; si este tipo de escándalo hubiese sucedido en las iglesias denominadas: “Protestantes”, la persecución y enjuiciamiento hubiese sido despiadado ¡Una casería de brujas peor que la misma inquisición! Aunque es oportuno aclarar, que esto no significa que algunos líderes de iglesias protestantes no hayan sido implicados en actos de la misma calaña. Pero en comparación con los escándalos suscitados en las arquidiócesis católicas, y por inferencia lógica, no existe igualdad de condiciones.


     Como sabemos, el poder político-económico que posee el Vaticano y la influencia que ejerce su máxima figura (el papa) sobre las naciones del mundo, son avasallantes y aterradoras. Es como si el sumo pontífice, desde su pequeño Estado en Roma, impusiese el control sobre los códigos éticos y morales que rigen a las naciones del mundo a través de las prósperas y abultadas arcas que posee el Banco del Vaticano. Acallando las voces de los sufridos y subsanando las heridas pagando cuantiosas sumas millonarias por los errores que cometen sus séquitos alrededor del mundo.

 *Según revelaciones hechas en un simposio organizado por el mismo Vaticano para afrontar los escándalos de clérigos pederastas en el 2015, los casos de abusos sexuales a menores han costado a la iglesia católica la suma de 4,000 millones de dólares sólo en USA.

      El 22 de Enero del 2013 fue depuesto de su función como cardenal  de la arquidiócesis de Los Ángeles, USA (La arquidiócesis más grande de USA debido a su gran número de fieles [5 millones en total] ),Roger Mahony, cardenal que en reiteradas ocasiones, negó cualquier vínculo o conocimiento de casos de sacerdotes pederastas, pero después de una exhaustiva investigación, la Corte Superior de Los Ángeles, lo inplicó en reportes concernientes a expedientes de 122 sacerdotes acusados de abuso sexual a menores. En estos reportes se identificó y se llegó a la conclusión, de que la actuación de Mahony estuvo marcada por décadas, en la protección de estos curas pederastas y por el hermetismo de la arquidiócesis para evitar que salieran a la luz pública acciones reprobables de sacerdotes. 

     Desafortunadamente, muchos de estos sacerdotes, en lugar de ser sancionados, sólo eran transferidos a otras parroquias en donde, según la fiscalía, continuaron con sus actos de abuso y acoso sexual a menores. Uno de estos fue el ex sacerdote Neil Doherty, quien fue sentenciado a 15 años de prisión por el delito de estupro a decenas de niños y actos lascivos vinculados a drogar y violar a un menor mientras ejercía el sacerdocio.

     La pregunta de lugar es: ¿Cuándo se abrirá un caso judicial por encubrimiento en contra del cardenal Mahony y de otros grandes incluyendo al mismo Benedicto XVI?...

     Toda la jerarquía católica tenía conocimiento de las aberraciones sexuales de muchos sacerdotes, pero prefirieron el silencio. Hicieron caso omiso de las víctimas; a pesar de las evidencias irrefutables que existían. Los representantes de Dios en la Tierra, optaron sin complacencia, padecer del “Síndrome del Avestruz” y olvidaron las palabras del hijo de Dios: “Porque nada hay oculto, que no haya de ser manifestado; ni escondido, que no haya de ser conocido, y de salir a la luz” (Lucas 8:17).

     Las profecías del gran Maestro de Galilea, se hicieron realidad, las víctimas de los pedófilos rompieron el silencio, y se hastió de soportar pacientemente el enjuiciamiento de aquellos criminales con sotanas que habían sido llamados a evangelizar y pregonar el evangelio de paz y de amor; pero por el contrario, decidieron cometer actos criminales contra los más indefensos

      Las voces de protesta se están dejando escuchar como si fuese el rugido de un león herido; y aunque con una justicia a medias por la gran influencia que todavía ejerce el Vaticano, se están iniciando procesos para encarcelar a estos depredadores sexuales que aún permanecen sin rostros. Y la pregunta permanece vigente: ¿Es acaso la imposición del celibato la causa probable de la degeneración sexual o trastorno sexual que corroe al clero católico?...

     Era de esperarse que ante la ola de descrédito que vivió la Iglesia católica, el prelado se vio en la necesidad URGENTE de buscar una cara nueva para afrontar los problemas que padece, por lo que algunos medios no tildaron de casualidad, la dimisión de Benedicto XVI como sumo pontífice de la iglesia católica; esto, debido a los bochornosos escándalos que han sacudido a la mayoría de las arquidiócesis católicas alrededor del mundo; y que lo ponen a él mismo, en escrutinio público por la cantidad de crímenes lascivos cometidos bajo su protección y amparo.
  

   Sólo lamento que el mismo cardenal Roger Mahony, quien en el pasado encubrió a estos sacerdotes pedófilos, participó en la elección del nuevo pontífice de Roma: ¡participación que considero bochornosa y cínica! 

     Dos nuevos escándalos salen a la luz: Los Legionarios de Cristo (congregación clerical católica en México) fundada por el Marcial Maciel donde se acusa a su fundador y a otros cléricos de abusar sexualmente a más de 170 niños y niñas, y el caso Próvolo en Argentina donde dos sacerdotes fueron condenados por abusar sexualmente a más de 25 niños y adolescentes en un internado para sordos.


      El apóstol Pablo dejó escrito: “Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas basadas en las tradiciones de los hombres, conforme a los elementos del mundo, y no según Cristo” (Colosenses 2:8).

     El mensaje para los que todavía confían en preceptos de hombres, es claro y contundente: ¡No podemos abandonar nuestros hijos y ponerlos en manos de personas por el sólo hecho de llamarse: “Mensajeros del evangelio”. No podemos depositar nuestra confianza en líderes espirituales, porque profesan el cristianismo. Como bien señala la psicóloga María Parsi: "La pedofilia es un doble homicidio. Impide al niño desarrollarse de manera armoniosa, sobre todo si el abusador es una autoridad tan importante como un sacerdote. Los menores en esta situación, se exponen a la muerte psíquica, tanto como física". 

     Tenemos la responsabilidad y la obligación moral de velar y proteger a nuestros vástagos. Debemos ser precavidos y estar alertas contra los depredadores que están dentro de los templos de adoración. Tenemos que proveer orientación a nuestros hijos/as para que ellos sepan actuar correctamente y mantener abiertos los canales de comunicación para denunciar cualquier atropello en contra de su integridad.

 ¡Dios los bendiga rica y abundantemente!

  Frank Zorrilla 









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